Monza 2022
El día de la carrera había llegado, y todos estábamos en posición, esperando ansiosos a que las luces cambiasen para pisar el acelerador. Había sido una semana intensa, con Charles en primera posición, yo en segundo, seguido por Gasly en tercero y Max en cuarto. La clasificación era un tanto peculiar, pero lo realmente importante era quién cruzaría la línea de meta después de las 53 vueltas.
Cuando las luces se apagaron y el semáforo dio la señal, pisamos a fondo el acelerador, lanzándonos hacia la primera curva con velocidad y destreza. La competencia era feroz, con cada piloto luchando por ganar terreno y mantenerse en la delantera.
En la vuelta 35, la tensión en la pista se intensificó. En un giro aparentemente rutinario en la curva número 8, el caos estalló. Un roce, un movimiento en falso y de repente, Lewis y Oscar
estaban fuera de la pista, con las banderas rojas y amarillas ondeando frenéticamente.
-¿Qué demonios está pasando en la pista? Casi me chocan esos dos incompetentes.-
-Georgina, bandera roja, regresa a boxes para revisar cualquier daño.-
-¡Claro que lo sé, no necesito que me lo repitas! ¡Maldición, no eres mi padre para estar dándome órdenes!-
-Entendido.-
Regresamos precipitadamente a boxes mientras los comisarios limpiaban la pista, que ahora estaba marcada por el incidente. La bandera roja ondeaba en el aire, interrumpiendo la carrera y dándonos un respiro para evaluar y reparar cualquier daño en los monoplazas.
Todo parecía transcurrir relativamente tranquilo en ese caos controlado, hasta que Piastri, apareció donde yo estaba, avanzando hacia mí y empujándome por la espalda, haciendo que me tropezara y casi me fuera al suelo.
-Para la próxima, ¡maneja bien, Georgina!- me gritó Óscar, empujándome con fuerza.
-¡Oye, qué te pasa, imbécil! No te he hecho nada,- le respondí, devolviéndole el empujón.
-Te atravesaste. ¿Acaso no sabes manejar, Schumacher?- se burló.
-¿Qué dijiste? ¡Repítelo, gran hijueputa!-
-"Que si acaso no sabes manejar,"- repitió desafiante.
Fuen entonces, cuando Óscar y yo estábamos envueltos en una acalorada discusión, al borde de llegar a los golpes. Max intervino para separarme, mientras que Lando hacía lo mismo con Óscar, instándonos a ambos a calmarnos. Todo el escándalo ocurría bajo la atenta mirada de las cámaras, ya que estábamos siendo transmitidos en la pantalla grande de los boxes.
-para ser una 'Schumacher', manejas muy mal. No deberías tener ese apellido,- me espetó con desdén.
Sin pensarlo dos veces, lancé mi casco en su dirección. Max me agarró rápidamente, arrastrándome hacia el fondo de los boxes. El escándalo crecía a nuestro alrededor. Óscar, mientras tanto, solo se reía a lo lejos, burlándose de mí, como si fuera mi culpa su pésimo manejo al volante.
Max estaba conmigo en la parte trasera, intentando calmarme. Yo estaba furiosa, preguntándome por qué demonios me culpaba. Caminaba de un lado a otro, frustrada, hasta que Max me agarró del brazo y me suplicó que me calmara.
-¡Ya, basta! Tienes que calmarte, no es tu culpa. Por favor, basta,- me instó con firmeza.
-Entonces, ¿por qué él viene a culparme? ¿Qué le hice?- repliqué, aún enojada.
Max me atrajo hacia él y me abrazó fuertemente.
-Vamos, niña... calma... ¿sí?- Susurró Max, dándome un beso en la cabeza y acariciando mi cabello.
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I'm Georgina Schumacher
RomanceGeorgina Schumacher lleva encima el peso de ser la hija de uno de los pilotos más aclamado en el mundo de la F1. Su nombre resuena cada que se habla de velocidad y su himno cada fin de semana. ★・・・・・・★ -Si no compites para ganar, ¿entonces para que...