Miami

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El jet ya había aterrizado. Desperté y me levanté, estirándome antes de recoger mis cosas y ponerme mis audífonos. Salí por las escaleras, y a lo lejos podía escuchar la multitud gritando "Ferrari". Caminé hasta una parte del aeropuerto donde nos realizarían un breve chequeo. Algunas personas se acercaban a Charles y a mí para tomarnos fotos. Le pedí a uno de mis guardaespaldas que no quería fotos y que por favor me ayudara si alguien se me acercaba. Por otro lado, estaba Charles, alguien muy cercano a sus fanáticos, acostumbrado a tomarse muchas fotos con todos ellos.

Mientras caminábamos hasta llegar a la camioneta que nos llevaría al hotel, choqué con Max, otro de mis compañeros de pista. A su lado estaba su padre, quien no dudó en abrir su estúpida boca diciendo: 

-"Ten cuidado, Georgina, que así como eres de torpe en el aeropuerto, puedes ser igual en la pista. No me sorprendería si mi hijo te hace comer polvo en este GP"-. voltee los ojos y me subí a la camioneta. Mi padre entró adelante, y Charles se fue atrás conmigo.

-Recuerda que mañana tienes entrenamiento, ya me tomé la molestia de arreglar tu horario con tu entrenador- dijo papá de manera seria. -Y por favor, haz comer polvo a Max... otra vez.-

Yo solo tomé aire y cerré los ojos. Iba muy callada en todo el camino hasta llegar al hotel, donde pedí mis llaves y fui enseguida a mi habitación. Para colmo, la gran mayoría de mis compañeros se hospedarían en el mismo hotel y en el mismo pasillo de habitaciones. Mi habitación estaba acompañada de una enorme cama, podría decir que caben hasta 5 personas. Entré y coloqué las llaves sobre la mesita, dejé las cosas a un lado y salí al balcón para poder apreciar la vista. Hasta que escuché a alguien entrar; era Charles.

-¿Georgina?, ¿qué haces aquí? -preguntó él, dejando sus maletas a un lado.

-¿Cómo que qué hago aquí? Estoy en mi habitación -respondí de manera firme.

-¿Tu habitación? ¿Qué dices? Pero si es mía -dijo, extendiendo su mano y mostrando su celular con la información de la habitación.

Vaya broma, al parecer nos toca compartir esta habitación.

-Bueno, como veo que este hotel no sabe hacer bien su estúpido trabajo, tendremos que compartir habitación. Solo no me molestes, ¿está bien?- dije muy grosera, saliendo al balcón y sentándome en una de las sillas.

Dejé que la brisa suave me calmara. Mis ojos se perdieron en  la ciudad, pero mi mente seguía dando vueltas. -Compartir habitación con Charles Leclerc, ¿en serio?-, pensé.

Escuché a Charles moviéndose dentro de la habitación mientras yo seguía afuera, sintiendo la necesidad de aclarar las cosas, pero mi orgullo no me dejaba dar el primer paso. Él se dirigió al baño, y yo decidí quedarme en el balcón un poco más.

Charles se asomó al balcón, donde me encontraba absorta en la vista de la ciudad. Se acercó con una sonrisa amistosa y preguntó si me gustaría bajar al bar del hotel por un rato.

-No, gracias. Prefiero quedarme aquí- respondí de manera seca, sin apartar la mirada del paisaje.

Charles asintió comprensivo. -Está bien, no te preocupes. Trataré de no llegar muy tarde, para así no molestarte-

Pasaron unos minutos, y la curiosidad me venció. Decidí bajar al bar para ver qué estaba sucediendo. Cuando llegué, encontré a Charles entre risas y charlas con otros pilotos. Nuestra mirada se cruzó, y su expresión reflejó sorpresa. En ese momento, supe que había cedido ante la tentación de unirme a la diversión.

Después de un rato en el bar, la atmósfera se volvió más relajada. Mis compañeros de equipo y otros pilotos compartían anécdotas, risas y algún que otro brindis. Aunque inicialmente había decidido no participar activamente, me encontré disfrutando del ambiente y compartiendo algunas palabras con los demás.

I'm Georgina SchumacherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora