Alemania Hamburgo
Desde mi ventana en el avión, observo cómo la tierra se acerca lentamente, convirtiéndose en un tapiz de verdes y marrones que se despliega ante mis ojos. El aterrizaje siempre me parece un momento mágico, como si el mundo entero estuviera extendiendo sus brazos para recibirme. Sin embargo, esta vez, mi corazón está lleno de preocupación y ansiedad.
Bajo del avión apresurada, sintiendo el peso de la incertidumbre en cada paso. No puedo evitar preguntarme qué me espera al llegar a casa. Mi padre debería estar esperándome en el aeropuerto.
Finalmente, llego a la zona de recogida de equipajes, donde veo a mi padre esperando con una expresión ansiosa en el rostro. Nuestros ojos se encuentran y puedo ver la preocupación reflejada en los suyos. Sin decir una palabra, me dirijo con el hasta el auto para ir a casa.
Fue un breve trayecto de unos 10 minutos en el auto. Intentamos mantener una conversación ligera para aliviar la tensión del momento. Mi padre me actualizaba sobre el estado de mi madre, explicándome que algunas enfermeras habían estado yendo a casa para cuidarla desde que él regresó a Alemania.
Me dijo que ella estaba luchando con problemas cardíacos, experimentando punzadas y debilidad en el cuerpo. Cada palabra que pronunciaba parecía cargar con una mezcla de preocupación y distancia, como si estuviera tratando de ocultar la gravedad de la situación detrás de un muro de frialdad.
Al llegar a casa, salí del auto casi de inmediato y me dirigí hacia la habitación donde estaba mi madre. Antes de entrar, la vi mirando hacia el vacío con una expresión distante. Ese gesto me conmovió profundamente. Al entrar, la abracé con fuerza, sintiendo el calor de su cuerpo y el peso de la fragilidad en mis brazos. Casi me sorprendieron las lágrimas que amenazaban con escaparse de mis ojos, pero me mantuve firme, tratando de transmitirle fortaleza a través de mi abrazo.
-Mamá...– Susurré con voz temblorosa mientras la abrazaba.
-Hija...– respondió con debilidad, pero con amor.
Nuestro abrazo era como un refugio en medio de la incertidumbre. Sentía su fragilidad, pero también su fuerza. Mis ojos se humedecieron más ante la emoción de estar junto a ella, de sentir su presencia reconfortante a pesar de todo.
-Georgina, dejé tu maleta en la otra habitación.– dijo mi padre con voz tranquila mientras entraba en la habitación. Se sentó en un mueble que estaba al lado de la cama, un lugar que había ocupado para estar cerca de mamá.
Mis padres se miraron con complicidad, con ese lenguaje silencioso que solo ellos entendían. Era reconfortante verlos juntos, incluso en medio de las dificultades.
-Mamá, te he extrañado tanto...– mis palabras salieron entre sollozos mientras mantenía el abrazo.
-Y yo a ti, mi niña...– susurró, acariciando mi cabello con ternura. Sentí sus labios rozar mi mejilla en un gesto de cariño que tanto había anhelado durante mis viajes. Cada vez que me alejaba, su ausencia se hacía más grande, su falta de besos y sus abrazos reconfortantes se convertían en un peso en mi corazón.
La habitación se llenó de un silencio cargado de emociones, mientras compartíamos ese momento de intimidad y conexión que tanto necesitábamos.
-Querida, no me he perdido ninguna de tus carreras. Te sigo apoyando desde aquí con todo mi corazón.
-Gracias, mamá, pero estar contigo es mucho más importante para mí que cualquier carrera. Tu significas todo para mí.
-Georgina, entiendo que quieras quedarte unos días, pero recuerda que tienes un deber que cumplir. Tus carreras esperan, y sabes bien cómo es este mundo.- agregó mi padre de manera fría, tenía razón, pero por un pequeño momento no quería pensar en algo que no fuera mi madre.
ESTÁS LEYENDO
I'm Georgina Schumacher
RomanceGeorgina Schumacher lleva encima el peso de ser la hija de uno de los pilotos más aclamado en el mundo de la F1. Su nombre resuena cada que se habla de velocidad y su himno cada fin de semana. ★・・・・・・★ -Si no compites para ganar, ¿entonces para que...