Dear Charlie

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Mónaco- 2006

—¿Deberíamos ir a piscina, qué te parece?— dijo Charles con una dulce sonrisa.

—Oye, has dañado mi carrito— haciendo un puchero.

—Lo siento, te prometo que te compro uno nuevo, ¿está bien?— Charles me abrazó y luego me ayudó a levantarme para ir corriendo con él hasta la piscina.

Era verano, estábamos en casa de su familia, mi padre y madre estaban conmigo, nos habían invitado a estar con la familia de Charles durante 2 semanas, lo cual para mí fue de lo mejor, Charles era mi mejor amigo, era muy dulce y siempre tenía una sonrisa en su rostro.

—¿A que no me atrapas, Nina?— él corría para que yo lo persiguiera.

—Claro que sí puedo— iba tras de él, estábamos riéndonos y jugando.

—¡Mira lo que puedo hacer!— Charles se tiró desde un pequeño trampolín cayendo a la piscina.

—Tu madre te va a regañar— lo miraba, pero por dentro no podía evitar reírme.

—Nina, salta, salta, salta— él me animaba.

Sin más, salté junto con él y nos empezamos a lanzar agua en la cara.

—Nina, eres muy bonita— dijo él y yo le salpiqué con agua.

—Oye, claro que no, niño tonto— me reía.

—Cada vez que veo tus ojos, pienso en lo bonito que son las estrellas— Charlie me miraba con una sonrisa tierna.

—Eres un tonto, claro que no, solo son dos ojos. Tus ojos sí son bonitos— riéndome.

—Te quiero mucho, Nina, me alegra mucho que tus padres hayan venido hasta acá— Charles nadó para darme un abrazo.

—Yo también te quiero, te quiero mucho— lo abracé también.

—¿Sabes? Cuando esté más grande voy a pedirte que hagamos lo mismo que hacen mis padres— dijo Charles.

—¿Qué?— pregunté.

—Darnos besos— Charles se comenzó a reír a carcajadas.

Yo le comencé a aventar más agua. —Ay, sí, eres un niño tonto— ambos nos comenzamos a salpicar más agua y a reírnos.

—¿Charles?— lo miré.

—Sí, Nina— mirándome a mí.

—¿Tú crees que seguiremos siendo buenos amigos?

—Claro que sí, y seremos compañeros de pista, comeremos helado, tendremos un gato, viajaremos en el mismo avión y estaré para ti— él hablaba con aquella inocencia.

—Ojalá sea así, yo también quiero que tengamos un gato y estemos en la misma escudería— respondí con una sonrisa.

Luego de un rato, bajó mi madre con la madre de Charles hasta donde estábamos nosotros. Ellas venían hablando y se quedaron sorprendidas al vernos a Charles y a mí en la piscina con ropa que no era para nadar, y nos pidieron salir de ahí.

Nosotros nos reíamos y salimos corriendo, pero ellas nos persiguieron y agarraron; tanto ellas como nosotros nos reíamos, hasta que la mamá de Charles comentó que era mejor cambiarnos para así poder ir a cenar.

—No te debiste de meter a la piscina con esa ropa, Nina— me decía mamá con dulzura, ella no era mucho de regañarme.

—Fue divertido— brinque en sus brazos de la emoción.

—¡Ay sí, pequeña ratita escurridiza!— mamá me molestaba la nariz.

—Será mejor que te lleve a bañar para que te cambies, o si no papá se va a molestar— decía ella camino hasta las habitaciones.

I'm Georgina SchumacherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora