Capitulo 5

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Fue la segunda vez que vi a Hassem llorar como un niño, aunque la primera vez se ha desvanecido en la bruma de mis recuerdos. Este llanto parecía desgarrarlo desde dentro y aunque parezca loco, también lo sentí más especial porque me uní a su sufrimiento.

Nos abrazamos y nuestras lágrimas se mezclaron mientras nos sosteníamos mutuamente. Lloramos juntos, sin parar, hasta que nuestros cuerpos temblaban. Nuestros ojos se inflamaron y se enrojecieron. Se sentía como si las lágrimas fuesen necesarias para purgar nuestras almas heridas.

No podía evitar el odio visceral que sentía por Malih y todo el daño que nos había causado. Era el hombre más egoísta, vil y manipulador que había conocido en mi vida. Cada vez que pensaba en él, sentía una oleada de rabia y repulsión que me consumía por dentro. No podía soportar la idea de cómo había sido capaz de humillar a Hassem de esa manera, destruyendo su dignidad y llenando su vida de desesperación.

Malih no solo había manipulado, traicionado y ultrajado la integridad física y mental de Hassem sino que también había disfrutado haciéndolo, regodeándose en el sufrimiento de los demás. Cada acto suyo estaba calculado para maximizar el dolor, y Hassem había sido uno de sus principales objetivos.

Ver a Hassem, alguien tan fuerte y valiente, reducido a lágrimas y angustia por culpa de ese monstruo era algo que no podía perdonar sumándole a todo lo que me hizo a mí, como mujer.

Mi mente se llenaba de imágenes de todas las veces que Malih había intervenido en nuestras vidas, creando caos y sembrando desconfianza. Recordaba las noches de insomnio, los días llenos de incertidumbre, y las veces que Hassem había intentado protegerme a costa de su propia paz mental. La maldad de Malih parecía no tener límites.

No podía, ni quería, olvidar lo que había hecho.

Cada fibra de mi ser clamaba por justicia, por la oportunidad de enfrentar a Malih y hacerle pagar por todo el sufrimiento que había causado. Pero más que eso, deseaba que Hassem pudiera encontrar paz y sanación, lejos de la sombra de ese hombre. Era un deseo ardiente, alimentado por el amor y la rabia, y sabía que no descansaría hasta verlo realizado.

Abracé  a Hassem y sintiendo su dolor como el mío propio, juré que haría todo lo posible para protegerlo, para devolverle la seguridad y la dignidad que Malih le había robado. Porque aunque el odio hacia Malih ardía intensamente, mi amor por Hassem era aún más fuerte, y eso me daría la fuerza para enfrentar cualquier adversidad.

A través de este diluvio de emociones, encontré una conexión profunda con Hassem, la que creí perdida en los meses de lejanía, se sintió más auténtico esa noche.  Era un momento de vulnerabilidad pura, donde nuestras barreras se derrumbaron y nos permitimos ser completamente auténticos el uno con el otro. En medio de las lágrimas, descubrimos una paz melancólica, un consuelo en el simple acto de compartir nuestro dolor.

—Deberíamos descansar.— Digo, sorbiendo mis flemas y tratando de recuperar la compostura.—Debo ir a trabajar en menos de cinco horas y media.

Hassem me sostiene la mirada con tristeza. —Siempre puedes dejar de ir.— Su voz tiene un tinte de humor, aunque tenue.

—Hassem, debo ir. No puedo abandonarlo todo solo porque has aparecido de nuevo.— Hago una mueca de frustración, y él responde levantando las manos en señal de resistencia.

—No dije nada.— Murmura, sus labios curvándose en una mueca.—Solo dije que no era necesario.

—¿Qué te parece si descansamos y mañana tenemos una cena?— Sugiero, viendo cómo su ceño se frunce con confusión.

—Vale, entiendo que todo esto ha sido un problema que ni siquiera cabe en un papel, pero... si resolvemos lo de mamá mañana...— Hace otra mueca de incomodidad. —Oh no, eso no es discutible.

Árabe Encadenada A Ti [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora