Capitulo 3

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Michael condujo en silencio, consciente de la atmósfera cargada. Hassem, sentado a mi lado, sacó su teléfono y empezó a revisar algo con una expresión aún más seria. De repente, rompió el silencio.

— ¿Sabes lo que están diciendo las revistas?—preguntó, su voz fría.

— ¿A qué te refieres?—respondí, sintiendo un nudo formarse en mi estómago.

Sin decir una palabra, Hassem me pasó su teléfono. En la pantalla, había una revista abierta en una página que mostraba una foto de nosotros dos, junto con un titular que decía: "Boda Secreta del Jeque Hassem Khalid". Sentí como si el suelo desapareciera bajo mis pies.

— ¿Cómo...?—balbuceé, sin saber qué decir.

— Parece que alguien se ha encargado de hacer pública nuestra relación.—dijo Hassem con amargura. — Y no solo eso, también están especulando sobre por qué nos casamos en secreto. Hablan de negocios, de poder, de todo menos de la verdad.

— Esto es una locura.—murmuré, sintiendo el calor subir a mi rostro.— ¿Qué vamos a hacer? ¿Cómo carajos le explico esto a mamá?

— Por eso estoy aquí, vengo a dar la cara. No tuve que hacer más que llegar a Dubái y todas las revistas estaban llenas de nosotros. Cuando aterricé, los paparazzi estaban esperando, y de lo fuerte que se ha filtrado todo, estoy seguro de que cuando tu madre llegue a casa ya sabrá.—Hassem tragó duro. Me llevé las manos a la cara para cubrirme el rostro.

— Me va a matar, Hassem. Le prometí que me alejaría de todo aquello que me dañó.—No quería hacerlo sentir mal, pero era la verdad. Sus labios, aún en una fina línea arrugada, y esa expresión taciturna me lo decían todo.

Hassem se inclinó hacia atrás en el asiento, sacando una pequeña petaca de su chaqueta y tomando un trago. El olor a alcohol llenó el aire. Nunca lo había visto beber así. Su voz se volvió más áspera y sus palabras más sueltas y lo entendí, tenía horas bebiendo, estaba ebrio y era la razón número uno por la cual se comportó como todo un patan con Eric, yo conocía a Hassem y por más cabezota que fuera, siempre a sido respetuoso.

— Esto no cambia los planes. Nos divorciaremos lo antes posible. Por ahora, necesito que se muden de Brooklyn.— hace una pausa.— Tengo un departamento a dos cuadras de tu...—dudó en decirlo.—nuevo trabajo. Aunque, para ser sincero, por seguridad deberías dejarlo un tiempo. Por dinero no debes preocuparte; yo me ocuparé de ti y de tu madre en lo que necesiten.—Lo observé como si un tercer ojo hubiera aparecido en su rostro mágicamente.

— Eso no va a suceder.—respondí con firmeza y una risa irónica mientras éramos absorbidos por el dificultoso tráfico de Manhattan.

Hassem tomó otro trago, su mirada se volvió vidriosa.
— ¿Por qué siempre tienes que ser tan obstinada, Alicia? No entiendes que esto es por tu bien. ¡Maldición!—su voz se elevó, un matiz de frustración, era dolor lo que reflejaban esos ojos que no querían verme.

— Hassem, ¿cuánto has bebido?— dije, sintiendo una mezcla de enojo y preocupación.—No estás pensando con claridad.— adjudique casi cruzándome de brazos.

— ¡Claro que estoy pensando con claridad!—gritó, golpeando el asiento con la palma de su mano.—Es Malih, ¿entiendes? ¡Es Malih todo esto! Quiere lograr mi fin y no deja de atormentarse. ¡NO ME DEJA EN PAZ!— se agarra la cabeza como si le doliera.

— ¿Malih?—pregunté intentando no dejarme absorber por ese monstruo.

— ¡Ese un maldito bastardo!— chistea los dientes enojados — continuó Hassem, su voz quebrándose.— No descansa para joderme.— tenía los ojos inyectados de sangre, y cuando la luz refleja bajo aquel cristal polarizado me refleja todo, el miedo a través de ese rostro cansado y ojeroso.

Árabe Encadenada A Ti [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora