Capitulo 17

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Hassem le lanzó una mirada asesina que me congeló el alma. No había visto esa expresión en él desde aquel día, cuando le disparó en la rodilla a Nicolás sin pestañear.

Sus ojos se oscurecieron, entrecerrados, calculando el próximo movimiento. Este nuevo Hassem era impredecible, frío, peligroso y para nada el hombre que conocía.

—Estoy hablando con mi esposa —remarcó cada palabra, como si fuera necesario recordarle a Eric quién se suponía que tenía el control. Tajante, posesivo.

Sabía que no iba a ceder fácilmente.
Eric, sin embargo, no se dejó intimidar. Vi cómo se mordía el labio interno, su mirada endureciéndose, devolviendo el gesto frío de Hassem con igual intensidad. Algo en su postura cambió; la tensión en su mandíbula lo delataba. No se iba a echar atrás.

—Hasta donde yo sé —dijo Eric, cruzándose de brazos—, ustedes ya no están juntos. — Había un aire de desafío en sus palabras, como si no tuviera ninguna duda de lo que estaba diciendo—. Y si ella no está cómoda, no me voy a quedar de brazos cruzados.

—¿estás insinuando que le haría daño? — ladea la cabeza mortificado.

—¿Debería?— le contestó Eric, con esas palabras envenenadas de sarcasmo.

Los dos hombres se miraban como si estuvieran dispuestos a saltar al menor signo de debilidad. Era una confrontación que había estado latente por mucho tiempo y ahora estaba frente a mí, a punto de salirse de control.
Quería decir algo. Las palabras se agolpaban en mi garganta, pero no podían salir. Tenía que intervenir, detener esto antes de que se volviera más peligroso, pero mi cuerpo no respondía. Sabía que esta pelea entre Hassem y yo no nos llevaría a ninguna parte, y no era el momento ni el lugar para que ellos se enfrentaran, menos así.

—Yo... —intenté, pero era un susurro ahogado por la presión. Todo ocurrió en un abrir y cerrar de ojos.
Eric, en un arrebato de furia, dio un paso adelante y empujó a Hassem con fuerza, llamándolo a una pelea, como cavernícolas. Mi corazón se detuvo por un segundo al verlos enfrentarse de esa manera.

—Déjala en paz —le espetó Eric, lleno de rabia —. ¿Qué no te cansas?— Hassem se ríe cínico caminando de un lado a otro como si no pudiera creer lo que Eric acaba de decir.

— ¿sabías que eres un maldito dolor de cabeza?—  Me molestó que hablara por mí, pero había verdad en sus palabras, aunque fuera incómodo admitirlo. Antes de que pudiera procesarlo, vi cómo el cuerpo de Hassem apenas retrocedió por el empujón. Su expresión se volvió aún más oscura, eso había sido el detonante, y no quería que ocurriera otra vez lo que pasó en ahí dhabi, así que traté de interponerme, de meterme entre ambos antes de que las cosas se salieran aún más de control. Pero en el momento que me entrometo, Hassem le devolvió el empujón a Eric, con la misma fuerza, sin siquiera pensar. Y en el proceso, terminé atrapada y arrastrada al otro extremo del espacio. Sentí el impacto antes de poder reaccionar. Todo ocurrió tan rápido que apenas registré el dolor en que mi cuerpo golpeó el suelo.

Abrí los ojos, mareada, y vi el techo encima de mí. El lado izquierdo de mi frente ardía, un dolor agudo que me hacía difícil concentrarme en lo que pasaba a mi alrededor. Me llevé la mano a la cabeza y sentí algo cálido y pegajoso deslizándose por mi sien, bajando hasta mi barbilla. La sangre.

La situacion se había complicado a un nivel extremo. Eric arrodillado a mi lado , pero sus voces sonaban lejanas, amortiguadas, como si yo estuviera en otro mundo, lejos y con un pitido en mis oídos que no podía apagar. Intente moverme, pero el dolor en mi cabeza me lo impedía. Me sentía atrapada en una pesadilla y calle. Lo peor de todo es que sabía que había sido solo el principio.

Árabe Encadenada A Ti [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora