Capítulo 22.

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Respira Anderson.

Tú puedes.

Aguanta hasta que..

—¡Just let me adore you, like it's the only thing I'd ever do!—continúan.

—¡Por dios callense de una maldita vez! —grité con desaprobación.

Definitivamente ya no podía soportar estar cerca de ellos ni un minuto más mis oídos estaban siendo castigados de una manera horrenda, no especificamente por la música, era preciosa. Es por nada menos que por los dos que tengo conmigo y están arruinandolo todo.

Debería estar en mi habitación, dándome una ducha caliente sacando todo el estrés de la universidad y sobre todo estar felizmente en mi cama leyendo libros.

Pero no, tengo que estar lidiando con mi madre que persiste en tirarme con  cualquier ser que se mueva. No tenía ningún inconveniente en el pasado  solamente solía ignorarlo por completo, hasta que tuvo que elegir a alguien que no conoce, igual que a mi, aún no puedo lograr conocerlo del todo.

Y cuando me refiero a todo es justo en ese momento que logro interferir en mis planes.

"Sólo fingir por una noche."

Es lo que tenía en mente la primera vez que cometí esa locura.

Solamente una cena y no volveriamos a tener contacto con el otro.

Pero el siguió insistiendo.

Por más que me negué el simplemente regresaba y logré culparlo una y otra vez pero no tenía sentido.

Tengo más peso por mi misma

Nunca pude llevar mi palabra.

—¡Ey, cariño!

Ladeo la cabeza asimilando mi realidad de ahora.

—¿Qué pasa mamá?

—¡Llegamos, baja!

Entonces miré hacia el frente, el auto ya había aparcado y el motor se detuvo, mi madre es la primera que sale del auto y se pierde en la multitud.

—¿Un parque de diversiónes?

Jake aún permanece a mi lado, y vuelvo mi mirada a él con decepción.

—Fue su idea, y es una feria puedes..

—¿Tengo cara de tener cinco años? —lo interrumpí.

—No creo que quieras oír mi respuesta. —carraspea y se desabrocha el cinturón preparándose para salir del auto.

Pero lo detengo posando una de mis manos en sus hombros.

—Es momento de que pagues los favores, Jake. —digo sin rodeos.

—¿Ah? ¿Qué favores?

Vuelve acomodarse y me mirá confundido.

—Por dios, no sé lo qué tiene mi madre contigo.. —tragué saliva. —Hazle entender que solo somos amigos, no hagas más difícil las cosas ¿si?

Frunce él ceño y desvía la mirada hacia otro lado.

—¿Ahora somos amigos, Fran?

Bufé.

—No tienes esa etiqueta, aún.

—¿Entonces, porqué me pides eso?—vuelve a mirarme con el ceño fruncido.

Siento que estoy hablando con un niño de diez años.

—¿Eres idiota? —esta vez fue mi turno de deshacerme del cinturón. —Me expuse frente a una familia que no conozco, y tú harás lo mismo.

Amor Por Casualidad©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora