Capítulo 34.

8.9K 532 168
                                    

—¡Cállate! —grité.

—¡Se van a casar y tendrán diez hijos! —continúa.

Lo miró con molestia cuando el grupito de atrás comienza a murmurar y reír, al mirarnos.

—Joshua, dónde digas una cosa más..

—¡Vivan los novios, joder!

Mi último hilo de paciencia se rompió, mi cartera que tenía a un lado se lo aventé por la cabeza ganando un grito de dolor de su parte.

Y no me arrepiento en absoluto.

Se lo merece.

—¡Auch! —se queja.

Volví a sujetar mi bolso sobre mis manos y me levanté del asiento, Joshua hizo lo mismo mirándome con lástima.

—¡Te voy a denunciar por maltrato!

—No me digas, ¿y de que? —¿Maltrato animal?

Me choca su mano por el hombro y comienza a reír y de igual manera lo hago yo también.

Caminamos fuera del campus, hasta que una multitud de chicas nos comenzó a prohibir el paso al aparcamiento, eran como hormigas alborotadas por todas partes.

—¡Fran, Fran!

Un pellizco en mi brazo hace que suelte un chillido de dolor, el muy maldito me las devolvió demasiado rápido.

—Idiota..

Me quedó con las palabras en la boca, cuándo Joshua se vuelve pálido y su agarré se torna más fuerte de lo normal. Sigo la mirada de dónde proviene su atención y entonces mi respiración se estanca en mis pulmones.

Madre mía.

Varios pectorales y hombros anchos hacen que mi mente vuele a mil. Por los jodidos dioses.

—¿Siempre tuvimos a chicos a si de buenos? —pregunta Joshua.

Pero no soy capas de responder, mis ojos siguen clavados sobre el equipo de chicos sudados, con un cuerpo descomunal.

De repente esa vista se me borra cuando una mano tapa esa preciosa vista.

—No miremos demás, tenemos pareja Fran. —dice Josh.

Con el ceño fruncido saco su mano para volver mi atención a lo de antes y sonreír.

—Yo no estoy comprometida, tú si.

—No creo que él, piense eso. —se aclara la garganta.

—Cállate y disfruta mientras tú rubio no está. —mi vista se vuelve a tapar.

—Joshua..

Agarró su mano, pero esta no puedo moverla ni siquiera un centímetro es más grande y ahora es un calor corporal lo que siento detrás de mi espalda.

—¿Así que no estas comprometida, Anderson?

Trago saliva con lentitud.

Esa no es la voz de Joshua.

Retiro mi mano rápidamente y trato de moverme a un lado, pero soy retenida por un agarre sobre mi cintura haciéndome chocar contra su pecho.

Con su mano cegando mi vista me hace girar sobre si.

—Camina, yo te guió.

—¿Qué crees que haces? —pregunté perpleja.

—No me voy arriesgar a que esos ojos de bambi, sean para alguien más. —susurra cerca de mi oído.

Amor Por Casualidad©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora