Capítulo 29.

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—¿Francine, estas lista? —pregunta Josh con fuertes sonidos de forcejeos en mi puerta.

Repase el labial por segunda vez sobre mis labios y lo tire dentro del bolso, salí del cuarto de baño y me dirigí hacia la puerta donde los forcejeos persistian.

Abrí la puerta de golpe, causando que este se trambaleara delante de mi perdiendo el equilibrio.

Pero fue por muy poco tiempo, recupero su compostura en segundos mirándome fijamente.

—¿Estoy lista? —pregunté.

No dice nada, sigue mirándome de arriba, abajo con el ceño fruncido.

—Date la vuelta.—me ordena.

—¿Quieres mirarme el culo? —arqueé una ceja divertida.

—¡No preguntes y hazlo!

Menea la mano en señas de que me de vuelta.

—Te odio.

Di una voltereta lentamente, escuchando maldiciones de su parte.

—¡Han vuelto a crecer! —dice con una mano en la boca una vez quedó frente a él. —Tienes un culo de...

—Cierra la boca. —le advierto. —Y mejor dime si fue buena elección quedarme con esto.

Dirigí la mirada hacia el enorme espejo a mi derecha, llevaba un corto vestido negro con brillos.

Mi espalda sobresale hasta la cintura y mis pechos eran casi moldeados por el escote, los tacones negros resaltaban más a mis piernas causandome un poco más de seguridad por tenerlos.

—Estas de puta madre.

Josh se coloca frente al espejo tapándome la vista de mi reflejo.

—¿Eso me lo tomo como un insulto o cumplido? —pregunté.

—Significa qué lo elegiste bien. —niega con la cabeza. —Vas guapísima, Francine.

Una sonrisa se dibuja en mis labios de repente, pero se borra con solo escuchar el sonido del timbre.

Eso significa que.. ¿ya está aquí?

—¡Abro yo! —grita él desapareciendo de mi habitación.

Creí que se lo tomaría de broma esos diez minutos antes, pero ya esta aquí.

Volví a mirarme en el espejo por última vez y caminé esta vez fuera de la habitación aferrando mi cartera entre los dedos.

Mire hacia el frente y vi a Josh apoyado sobre el lumbral de la puerta tapandome la vista de la persona frente a él.

—¡Francine, te buscan! —grita mirando hacia atrás y cuando me ve sonríe con malicia.

Baje el ritmo de mis pasos cuando desvío la mirada nuevamente.

Mi vestido se ve bien, mis tacones siguen firmes y mi labial esta perfecto.

¿Entonces porqué me siento nerviosa?

Tragué saliva y volví a mirar a la puerta cuando finalmente llegué hasta ella, Joshua aún me cubría así que emiti un sonido con la garganta para que me escuchara.

—Oh, ya esta aquí.  —dice él, apartándose. —¡Qué se diviertan!

Y la verdad no quería que lo hiciera, pero cuándo se aparta del todo y se marcha me retracto. Lleva una camisa negra con botones y unos pantalones a juego, no parece ser alguien vestido para un fiesta pero aunque odie querer admitirlo se ve jodidamente bien con todo y sobre todo cuando su fornido cuerpo resalta sobre lo que lleva puesto.

Amor Por Casualidad©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora