Capítulo 35.

8.2K 494 164
                                    

—¡Joshua, no te lo volveré a repetir! —grité molesta.

Lleva su teléfono al oído y me ignora por completo.

—¡Si, ya están saliendo! —grita emocionado.

Respiro profundo y caminó hasta llegar al sillón y coger las almohadas entre mis manos.

—¡No!. —aviento una sobre su cabeza ganando un chillido de su parte. —¡Estamos saliendo!

Aviento otra cuando abre la boca para protestar pero él la esquiva agachandose.

—¡¿Escuchaste eso, Liam?! —vuelve hablar a la pantalla. —¡Dijo qué están saliendo!

—¡Voy a matarte, Joshua!

Atrapó otras almohadas y corro hasta donde se encuentra parado. Me mira con malicia cuando deja su teléfono a un lado y agarra las que se encuentran tiradas.

Sin echarme para atrás comienzo a golpearlo sin pestañar, una y otra vez sin darle chance de que el me haga lo mismo.

El relleno de las almohadas comienzan a llenar por la sala, hasta que quedaron vacías las fundas en mis manos. Joshua se mantiene cubriendo con las otras y entonces al no sentir más los golpes se vuelve a poner firme.

—Me toca.

Y sin darme chance de defenderme es su turno de golpearme, comienzo a correr con él persiguiendome por toda la sala.

Hasta que finalmente las almohadas quedaron vacías.

Me dejo caer sobre el sillón seguido de Joshua a mi lado.

—Idiota. —suelto.

—Tú novio más.

Frunzo el ceño.

—En ese caso, el tuyo sale ganando. —me burlo.

—¡Él no va amenzando a la gente, como Jacob!

Comienzo reír a carcajadas cuando me mira molesto.

—¿Eso cambia que tú rubiesito le haga caso?

—¡Porqué son amigos, casi hermanos!

—Es peor, es un completo idiota.

—¡Anderson!

Bing.

El timbre sobre la puerta hace que los dos nos sobresaltemos al mismo tiempo del susto.

—¿Esperas a alguien? —pregunta Josh.

—¿No?

Nos echamos una mirada de confusión hasta que el timbre vuelve a sonar y entonces Joshua es el que se levanta para dirigirse hasta la puerta.

Un repartidor de pizzas queda a la vista cuando la puerta se abre. Frunzo el ceño y niego con la cabeza cuando Joshua voltea a verme.

Cuatro cajas de pizzas son sacadas de su bolso, Joshua las agarra y sin decir nada más el repartidor se retira.

—¿No te pidió el pago? —pregunté con sorpresa.

—Dijo que ya estaba todo pagado. —se da la vuelta para mirarme y cierra la puerta. —¿Estás segura que no fuiste tú?

Niego.

—Si quiera me diste un respiro desde desde llegué,  ¿cuándo lo hiba pedir?

Sonríe de lado.

—Comida gratis.

Camina hasta la meza dejando las pizzas.

—¿Joshua estas seguro?

Amor Por Casualidad©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora