El auto de Bianca

65 6 50
                                    

Bianca no dijo nada cuando bajó las escaleras a la mañana siguiente y encontró a Gustavo y a Zoe dormidos juntos en el sofá, pero no podía negar que eso rompió su corazón un poquito.

Aun así, se dirigió a la cocina y se sentó en la barra, soltando un pesado suspiro mientras jugueteaba con sus pulgares. Las cosas nunca fueron sencillas, ni antes de los zombis, ni después. No cuando Gustavo Cerati estaba preocupado. Y ella de verdad había extrañado a Gustavo, con todo lo que tenía.

No había querido irse no, en serio. Habría dado lo que fuera por poder quedarse y proteger a Gustavo. Gustavo era alguien que necesitaba protección a la vez que proteger a otros, alguien que necesitaba de otro para sostenerlo cuando las pesadillas vinieran. Se preguntaba si Zoe sabía sobre las pesadillas. Se preguntaba si Zoe era tan buena protegiendo a Gustavo como ella lo era.

Se cubrió los ojos con los dorsos de las manos, sintiendo las lágrimas acumularse. Lloraba mucho en estos días. Nunca lloró antes del apocalipsis, no realmente. No había sido feliz, pero no es como si tuviera alguna razón para llorar.

Pero su cuerpo tembló por los sollozos mientras lloraba en sus manos, intentando ser silencioso para no alertar a los demás. No es como si pudiera cerrar la puerta, tampoco - no había puerta. Así que cubrió su llanto con sus manos y se escondió detrás de su cabello, el cual estaba más largo de lo que le gustaba, pero no es como si hubiera una estética a la vuelta de la esquina.

Tampoco sabía por qué estaba llorando. Tal vez solo necesitaba soltar algunas lágrimas.

Media hora pasó, y nadie más en la casa estaba despierto, y ella seguía llorando. Tal vez este llanto estaba atrasado. Parecía de esa forma.

Y luego escuchó pasos, alzó la cabeza, limpiándose los ojos rápidamente cuando Zoe entró. Esta no le prestó atención a la adulta llorando, dirigiéndose al fregadero y abriendo la llave. Bianca la vio mientras acunaba sus manos y las llevaba debajo del chorro de agua fría, antes de llevarlas a su boca.

Zoe atrapó a la mayor mirándolo, y sus ojos se ampliaron, el agua salpicando de sus manos y sobre la barra, salpicándolo un poco. Maldijo, y Bianca soltó una risita, sorbiendo por la nariz a la vez. Zoe se limpió las manos en sus pantalones y sonrió a Bianca, pero su sonrisa lentamente se desvaneció cuando vio sus ojos rojos, su piel sonrojada.- ¿Qué pasa? - Preguntó, y Bianca bufó, negándose a creer que la chica realmente se preocupaba por ella. O que quisiera saber qué pasaba por alguna razón que no fuera reírse de ella.

- Nada.- Contestó, limpiándose la nariz. Había moco en toda su mano ahora, y no es como si tuviera algún pañuelo con ella, así que hizo lo asqueroso y se limpió en sus pantalones. Aunque había cosas peores ahí, no había duda de eso.

- Estoy bien.-

Zoe alzó una ceja. - Esa es una mentira de mierda. Lo sé. -

Bianca simplemente se encogió de hombros. - Solo necesitaba una lloradita. ¿Eso es un delito? -

- No, no... Tampoco es que haya policías si es que llega a ser un delito. - Sonrió y se sentó en la barra a su lado, balanceando sus cortas piernas. - Yo lloré ayer. Al menos, creo que fue ayer. Ya no recuerdo qué día es.-

- No, yo tampoco. - Bianca admitió, mordiéndose el labio inferior y mirando su regazo.

Se quedaron ahí algunos minutos, y Bianca sintió las lágrimas acumularse de nuevo, aunque realmente nunca se detuvieron. Puso la cabeza en sus manos y las dejó caer, y Zoe no dijo nada, solo se quedó ahí sentada y escuchó mientras la mayor lloraba quedamente a su lado.

Era desgarrador, de alguna manera. Temía pensar que alguien la haya escuchado llorar, si así es como se sentía. Ni siquiera conocía a la chica, había tenido una especie de resentimiento lleno de celos contra ella desde el momento en que se conocieron, pero escuchar a alguien llorar solo... no le gustaba. Para nada.

Y Gustavo seguía dormido para cuando Bianca terminó, y por eso estuvo agradecida. Odiaría ver la cara de Gustavo si la encontraba llorando.

-Buenos días, Gus.- Caminó hacia lo que llamaban la sala de estar justo cuando el hombre más hermoso del mundo (para ella, de todos modos) despertaba.

Gustavo se talló los ojos y se sentó, su cabello enredado y su camisa arrugada. Murmuró algo en respuesta, mirando alrededor, aunque Bianca no sabía qué estaba buscando. A Zoe tal vez. Probablemente a Zoe.

Y sí, estaba esa sonrisa en su cara, para cuando Zoe llegó junto a él y le dio los buenos días. Gustavo le respondió también con un 'buenos dias' y le sonrió cálidamente pero no era para ella, ya no más; Gustavo sonreía por Zoe estos días, y mientras la adolescente se sentaba a su lado, Bianca fue escaleras arriba, contemplando si dispararse en la cabeza sería una buena idea o no. Si conociera a Gustavo, lo cual hacía, este aún tenía su arma, con solo una bala en ella. Y si Gustavo seguía con vida, lo cual estaba, entonces no había disparado el arma desde que Bianca se fue.

Sería tan fácil tomar el arma y usarla. Pero no podía. Acababa de regresar; aunque Gustavo ya no la quisiera cerca, no podía irse de nuevo.

°•°

Bianca tenía un auto.

No iba a decirles, pero la mirada de 'estoy a punto de besarte' que obtuvo de Gustavo hizo que valiera la pena. No tenía combustible, pero Gustavo inmediatamente ofreció para ir a encontrar algo. Bianca aceptó ir con él, porque sabía que había una gasolinera a 30 kilómetros que podría tener gasolina.

Podía sentir los ojos de Zoe sobre ella cuando dejó la casa con Gustavo, y no fue hasta que estuvieron fuera de la vista de Zoe cuando Bianca tomó la mano de Gustavo, ignorando los ojos entrecerrados que este le dirigió. Entrelazó sus dedos, acomodando su mochila sobre su espalda con su mano libre y mirando directo al frente.

Y Gustavo no quitó su mano, porque le gustaba un poco la comodidad, aunque fuera Bianca. Pero estaba acostumbrado a Zoe, quien le recordaba a casa y a Antes Del Apocalipsis, y Bianca no había estado ahí cuando solo Zoe lo estuvo. Gustavo y Bianca se habían tomado de las manos antes; ¿qué era tan diferente ahora?

- Lo siento. - Dijo después de un tiempo, y Bianca se detuvo.

-¿Qué?-

Gustavo arrastró los pies sobre la acera, soltando la mano de la chica a su lado y colocándo las propias detrás de su espalda.

- Lamento haberte dado una agredido con un pellizco. Y lamento ser un imbécil tirano. Y... lamento, ya sabes..." Guardó silencio cuando Bianca le levantó el rostro por la barbilla, haciendo que sus ojos se encontraran y sus corazones se aceleraran un poco.

Se quedó ahí parado, indefenso, mientras Bianca tomaba su rostro con ambas manos y se inclinaba, besándolo suavemente. Gustavo no sintió nada, no como cuando beso a Zoe, lo confundió ¿Por qué con Zoe sí a pesar de que no la conocía de hace mucho y con Bianca no sintió esa electricidad cuando a ella la conocía de hace casi un año?. No es como si le importara mucho en realidad, solo estaba pasmado, porque todo estaba tan jodido en esos momentos y no sabía qué carajos pensar. Permitió a sus ojos cerrarse y se inclinó contra Bianca mientras se besaban obligándose a corresponder, pensando en Zoe, pero no, Zoe no estaba besándolo para su mala fortuna, las manos de Gustavo sobre la cadera de Bianca y las manos de esta en el rostro contrario.

Y Bianca sintió como si todas sus Navidades hubieran llegado de una, porque, aunque la boca de Gustavo no era extraña para ella, no la había sentido en mucho tiempo, y la había extrañado. La había extrañado tanto como al mismo hombre.

No habían caminado muy lejos, tal vez tres kilómetros a lo mucho, y no iban llegar a la gasolinera antes del anochecer, de ninguna forma. Bianca no sabía dónde se quedarían o qué harían o si deberían caminar de noche o no, pero por ahora solo estaba contenta con besar al hombre que tan desafortunadamente amaba, dejándolo sin aliento cuando se alejó.

- Yo... eh... yo...- Gustavo tartamudeó, decidiendo callarse cuando se dio cuenta que no iba a decir nada coherente. - Lo siento. Pero no debí corresponderte, no me gustas, Bianca... Lo siento - Susurró algo apenado.

- Deja de disculparte. Disculpame, no debí hacerlo. - Bianca respondió, apartando el cabello del chico de su rostro. - Se que te gusta Zoe, disculpa. Pero yo estoy enamorada de ti , Gustavo. -

𝐓𝐡𝐞 𝐖𝐨𝐫𝐥𝐝 𝐈𝐬 𝐔𝐠𝐥𝐲 | 𝙶𝚞𝚜𝚝𝚊𝚟𝚘 𝙲𝚎𝚛𝚊𝚝𝚒 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora