𝐓𝐡𝐞 𝐖𝐨𝐫𝐥𝐝 𝐈𝐬 𝐔𝐠𝐥𝐲 | 𝙶𝚞𝚜𝚝𝚊𝚟𝚘 𝙲𝚎𝚛𝚊𝚝𝚒

Algo nos persigue...

Gustavo estaba convencido de que los estaban siguiendo.

El sol se había puesto, y ellos seguían caminando a pesar de la llovizna y el cansancio. Ambos estaban tan increíblemente cansados, pero ninguno quería echarse a un lado de la carretera (sobre todo si los estaban siguiendo), así que decidieron continuar. Y Gustavo no podía decir si se estaba imaginando cosas o no, pero se sentía como si algo los persiguiera.

La lluvia pronto se volvió un aguacero, probablemente desde el norte, y Gustavo empezó a temblar. Seguía mirando hacia atrás, la ansiedad solo aumentaba cuando no veía nada, y mordía con fuerza su labio inferior, rasgando pedazos de carne con esto.

-¿Tenemos la tienda?- Preguntó, su voz temblando, y Bianca disminuyó el paso hasta detenerse.

- Sí. ¿Quieres ponerla? - Gustavo miró alrededor y asintió, reemplazando su labio con sus dedos, mirándose bastante estresado. - Oye, ¿estás bien? -

Él asintió de nuevo. - Solo cansado. Y hace frío. Y está oscuro. -

Así que colocaron la tienda, acurrucándose mientras la lluvia caía, y Bianca pronto se quedó dormida. Gustavo seguía asustado. Esto solo aumentó cuando el viento empeoró, sacudiendo la tienda, y un trueno retumbo en el cielo. Aunque Bianca estaba ahí, sus brazos alrededor de él, se seguía sintiendo solo.

Podía escuchar cosas afuera; ramas crujiendo, hojas árbol arrastrándose. Algo estaba ahí afuera, lo sabía. Solo que no sabía qué. Podrían ser animales, tal vez una ardilla, como era común, pero de igual forma, lo dudaba.

Se cubrió con las cobijas hasta la cabeza, la sensación infantil de 'sino puedo ver nada, no existe' era lo único que pasaba por su cabeza. Seguía temblando, aunque no sabía si de frío o de miedo. Todo estaba creciendo y Gustavo no sabía cuánto más podría soportarlo.

Empezó a llorar, del miedo, del fríoapretado contra Bianca, sus lágrimas mojando la camisa de la chica. Bianca por instinto lo envolvió con sus brazos, sosteniéndolo cerca mientras temblaba. Gustavo tenía miedo y ella lo sabía. Tenía miedo de lo que pasaría si encontraban a Tomás, si Tomás estaba vivo. Zoe dijo que lo estaba; tenía que confiar en ella... ¿cierto?

¿Qué tal que Tomás lo odiaba? ¿Qué tal que no quería unirse a ellos? Qué tal, qué tal, qué tal, qué tal, qué...

Gustavo se congeló. No había forma de que una ardilla hiciera ese gran golpe que escuchó de fuera, a menos que se haya caído de un árbol. Pero no es como si hubiera una gran abundancia de ardillas de todos modos.

"¡Deja de hablar de ardillas, idiota!" Era algo que Zoe le hubiera dicho, para aliviar el ambiente

- Bianca.- Susurró, quitando la cobija de su cabeza. Se rehusaba a mirar a cualquier lado que no fuera a la mujer durmiente a su lado. - ¡Bianca!-  La sacudió, sabiendo que se molestaría por solo tener dos horas de sueño, pero había algo allá afuera y estaba a nada de cagarse encima. - Bianca, despierta, por favor. - Susurró con un poco de desesperó.

- ¿Quééééé? -  Gruñó, abriendo los ojos.

- Hay algo allá afuera...-

- No, no hay...-

- Te juro, Bianca, hay algo allá afuera y nos ha estado siguiendo por horas y -

- Oye, oye.-  Acunó el rostro de Gustavo en ambas manos, acariciando su cabello enredado. - Estoy segura que no hay nada allá afuera. Iré a ver de todos modos, si eso te tranquiliza, ¿Bien? -
Gerard asintió y la dejó levantarse, asomándose por la tienda. Salió por completo, caminando alrededor del perímetro, y en esos 27 segundos, Gustavo estuvo más tenso que nunca. - No hay nada allá afuera.- Bianca dijo al regresar, empapada de lluvia obviamente y con frío si se permite mencionarlo. Se echó ala lado de Gustavo, pasando sus dedos por el cabello del chico que estaba medio asustado. - Puede ser porque está oscuro, pero no hay nada allá, Gus. Nada en absoluto. -