Capítulo 10

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Christian Kennedy.

El edificio de Kennedy Industries ha cambiado en los seis años que no he estado en el país. Sé que hemos crecido, que nuestro renombre ha ido en incremento y nos hemos expandido a otras zonas del país, pero verlo con mis propios ojos me parece extremadamente increíble y espero realmente estar a la altura del apellido y mantenerla en este estatus.

—Señor Kennedy, bienvenido. —La recepcionista me sonríe al verme y de inmediato se pone de pie—. Su padre nos ha dicho que lo veríamos el lunes.

—Así es, pero quise venir a dar un vistazo. Después de todo, no he estado aquí en los últimos seis años.

—Si desea puedo darle un recorrido. —Ella me sonríe de forma coqueta, jugando con un mechón de su cabello largo y rubio, que resalta sus ojos azules.

Debe tener aproximadamente mi edad, es alta y delgada. Atractiva, no lo voy a negar, pero mi mente se encuentra comparándola con la rubia que no sale de mi cabeza ni siquiera cuando estoy dormido.

Anoche después de dejarla en su habitación, fui un caballero al marcharme sin intentar nada más porque sabía que volver a saborear el dulce de sus labios a sabiendas de que solo una puerta nos separaba de una cama, no iba a ser una buena combinación, además, sospechaba que todo lo sucedido fue algo completamente nuevo para ella y me lo confirmó esta mañana. Es una lástima no haber podido aclarar que no preguntaba si había sido su primer beso porque lo hubiese hecho mal.

Porque no fue así en absoluto.

—Claro, me encantaría —accedo al ofrecimiento de la recepcionista solo porque de verdad quiero darle un vistazo a las instalaciones.

Tal vez eso distraiga mi mente por completo de la rubia de ojos azules que al parecer me tiene hechizado.

Sigo a la recepcionista que me guía hacia el pasillo lateral y me indica que en este edificio principal es donde está la parte administrativa de la empresa, cosa que ya sé, pero me sorprende comprobar que se ha ido sumando más personal en los últimos años para poder cumplir con todas las obligaciones de la empresa. En los últimos pisos están las altas gerencias, seguido por los auditores y la contabilidad. Mercadeo, promociones y publicidad, compras, ventas y finalmente recursos humanos.

El edificio secundario, o anexo como papá suele llamarlo, es donde ocurre la verdadera magia de la industria. Inmensos galpones son los acondicionados para toda la parte operativa de la empresa, compuesta por ingenieros, diseñadores, mecánicos y demás. Es fascinante cómo a medida que caminamos por un lateral, se puede ver todo el proceso del armado de los autos desde cero, pasando por todo un equipo altamente calificado, cuyas oficinas se encuentran al fondo del edificio.

—Como puede ver, el ala del concesionario tuvo que ser reubicada al edificio principal, pero por ala este, de esa manera hay una vía más directa entre el ensamblado final y la exhibición.

—Eso es cierto.

—El comedor entonces fue instalado en el ala oeste, pues el que teníamos en el edificio principal no es lo suficientemente grande.

—¿No deben caminar demasiado los ingenieros para ir a almorzar?

—No realmente, pero es el único lugar espacioso que tenemos por el momento.

Pienso en que no está bien ubicado y tomo una nota mental de hacérselo saber a mi padre para la próxima junta directiva. La mano de obra es parte fundamental de la empresa a pesar de estar en gran parte automatizada, por lo que una de las prioridades debería ser brindarles las condiciones óptimas de trabajo.

—Y por este lateral se tiene acceso al almacén, aunque es necesaria la identificación de alta gerencia para poder acceder a él —expresa con pesar.

Solo un postreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora