—Nos meteremos en problemas si nos ven merodear por estos lados, Gabriel —Jhosiel caminaba tranquilo detrás del ángel de menor estatura mientras observaba a todos lados—. No he estado aquí nunca, solo Rafael viene aquí, entre otros.
—¿En serio? No tenía idea —comentó su par—. Aquí es, esta habitación es la misma en la que estuve antes, te juro que dentro hay algo muy extraño.
—¿Qué es? —frunció el ceño Jhosiel muy interesado en el tema.
—No tengo idea, por ello te he traído, pero no puedes decir nada al respecto —lo jaló con rapidez ingresando en el lugar y cerrando detrás de sí con cuidado de no causar ningún tipo de ruido.
—Está todo oscuro, pero vacío —lo observó incrédulo—. No hay nada aquí.
—¿Qué? Imposible —negó mientras sus alas se extendían y sobrevolaba en toda la enorme habitación, sin rastros de nada—. Pero... Yo lo vi.
—¿A quién? —Jhosiel lo siguió.
—Creo que era una persona, no lo sé, solo vi su mano —chasqueó la lengua—. Se guardaba dentro de una crisálida de luz.
—Gabriel, esas son cárceles para quienes han cometido pecados que no pueden ser perdonados, no debemos estar aquí —lo tomó de la mano llevándolo consigo—. Lo que sea que hayas visto, no es real, puede ser un demonio tratando de engañarte o un espíritu que quiere llamar tu atención para escapar, Padre nos va a regañar por esto.
—Pero, no creo que sea malo —susurró.
—Gabe, eres joven aún, hay cosas que no están a nuestro alcance de comprensión, te juro que tampoco sé de qué se trata, pero no podemos meter las narices, ¿Sí? —saliendo del lugar cerró con cuidado—. Puedo investigar sobre esas prisiones si te deja más tranquilo, pero no regreses aquí. Nunca más.
—¿Por qué Rafael si puede? —Gabriel cruzó los brazos sobre el pecho.
—Porque es un arcángel de protección, un soldado de alto rango —respondió tranquilo y comenzó a caminar llevándose a su hermano de esencia con él.
—Soy un simple ángel guardián —se molestó.
—Tienes mucho tiempo para aprender y ascender, tranquilo —rió—. Yo soy un guía, tengo menos importancia que tú y no me ves quejándome.
—Tú haces un gran trabajo, guiar a quienes están perdidos —frunció el ceño.
—Claro que mi trabajo es ejemplar, de los mejores, pero no me ves siendo el más importante de las jerarquías, eso quería decir —rió bajo—. Ahora, largo, ve a buscar a tus hermanos y termina ya tu licencia, te has repuesto bien.
—Castiel me está supliendo —Gabriel sonrió aliviado—. Ahora mismo voy a verlo, espero que Anael se encuentre bien.
—Está siendo difícil para ella, trata de mantenerte al margen, ahora nada se le escapa y requiere algo de paz —suspiró.
ESTÁS LEYENDO
Devil
FantasyImonae, conocido como el Rey de las Mazmorras en muchos lugares, ha esperado eones para poder reencontrarse con aquel ser que lo enamoró perdidamente, ha sufrido en silencio no poder ver esa alma adorada en demasiado tiempo, pero todo ello se acabar...