𝐏𝐫𝐨́𝐥𝐨𝐠𝐨 ࣪𓏲ּ ᥫ᭡ ₊ ⊹ ˑ ִ ֶ 𓂃
Nini estaba sentada en el suelo de la pequeña sala de su cautiverio, su mente en un torbellino de emociones que no podía controlar. El lugar, una habitación oscura con paredes de concreto y una única ventana pequeña con barrotes, se había convertido en un lugar familiar, aunque no menos aterrador. A través de la ventana, la luz del sol se filtraba en rayos tenues, como si intentara consolarla en medio de su tormento.
Sentía que estaba atrapada en una prisión mucho más profunda que la física. Era una prisión de almas, donde sus sentimientos se entrelazaban con la figura del hombre que la había secuestrado: Kenma. La realidad de su situación se mezclaba con una sensación incómoda de atracción que no podía comprender ni controlar.
Kenma, el famoso streamer que todos conocían por su fría y distante presencia en línea, se había convertido en una presencia constante en su mente. A pesar de su conducta inicial de secuestrador, algo en él había comenzado a desafiar la narrativa que ella había construido sobre él. Cada conversación que tenían era una mezcla de tensión, miedo y, sorprendentemente, intimidad.
La puerta de la sala se abrió con un chirrido metálico, y Kenma apareció, su cabello despeinado y su mirada distante. Nini levantó la vista, sus ojos reflejando la mezcla de desesperanza y confusión que sentía.
—Hoy he traído algo diferente —dijo Kenma, dejando caer una bandeja con comida sobre el suelo—. Espero que te guste.
Nini observó la bandeja con una mezcla de desconfianza y hambre. La comida no era lujosa, pero tenía un aspecto mucho más apetitoso que las raciones anteriores. Sin embargo, no pudo evitar que su mente se desviara hacia la figura de Kenma.
—¿Por qué haces esto? —preguntó, su voz temblando—. ¿Por qué me has traído aquí y por qué sigues viniendo?
Kenma se agachó para recoger algo en el suelo, evitando su mirada. Había un silencio incómodo antes de que él finalmente hablara.
—No sé cómo explicarlo —admitió—. Hay algo en ti que me intriga. No solo porque te estoy observando, sino porque... no puedo dejar de pensar en ti.
Nini sintió un estremecimiento. Las palabras de Kenma eran confusas, pero había algo genuino en su voz. Era como si estuviera luchando con sus propios sentimientos, igual que ella.
—Esto es un juego para ti, ¿verdad? —dijo Nini, tratando de mantenerse firme—. ¿Un juego en el que yo soy el trofeo?
Kenma sacudió la cabeza lentamente.
—No es un juego —dijo, su voz más suave—. No quería esto. No estaba planeado. Me has hecho cuestionar muchas cosas.
El aire entre ellos se volvió pesado con la sinceridad de sus palabras. Nini se levantó lentamente, acercándose a él con una mezcla de desafío y curiosidad.
—¿Y qué haces ahora? —preguntó, sus ojos fijos en los de Kenma—. ¿Qué haces con todo esto que estás sintiendo?
Kenma la miró fijamente, sus ojos reflejando una lucha interna. Finalmente, se inclinó hacia ella, sus palabras apenas un susurro.
—No sé qué hacer. Siento que estoy atrapado tanto como tú, pero no sé cómo salir de esta prisión de almas en la que nos hemos metido.
Nini sintió una punzada de comprensión y tristeza. La idea de que ambos estaban atrapados en una prisión emocional, enredados en sentimientos que no podían controlar, la hizo reflexionar. Había algo en Kenma que la atraía, una parte de él que se mostraba vulnerable y humano, y eso le resultaba desconcertante.
—Tal vez estamos más conectados de lo que pensamos —dijo Nini, su voz llena de una resignación inesperada—. Tal vez esta prisión no es solo tuya o mía, sino de los dos.
Kenma asintió lentamente, una expresión de aceptación en su rostro. Por primera vez desde que la había secuestrado, parecía estar realmente escuchando y entendiendo lo que Nini sentía.
—Quizás —dijo Kenma—. Quizás estamos en esto juntos, más de lo que imaginamos.
El silencio se asentó entre ellos, lleno de una nueva comprensión. La prisión física que los mantenía separados era solo un reflejo de la conexión complicada y profunda que había surgido entre ellos. Aunque la situación seguía siendo aterradora, ambos estaban empezando a ver el otro de una manera más humana, más real.
Nini se sentó de nuevo en el suelo, el corazón aún acelerado pero con una nueva sensación de calma. Kenma, en silencio, se sentó frente a ella, compartiendo la comida sin decir una palabra más. La conexión entre ellos, aunque inesperada y confusa, seguía creciendo en medio de la oscuridad, un vínculo que parecía ser tanto una prisión como una forma de liberación.
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Prisión de almas ➝ Kenma / Haikyuu
Fanfiction❥ Nini, la empleada de una cafetería, se ve atrapada en una situación inesperada cuando Kenma, un streamer famoso con una obsesión peligrosa, la secuestra. Mientras enfrenta esta inquietante realidad, una conexión inesperada comienza a florecer entr...