𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 12 ࣪𓏲ּ ᥫ᭡ ₊ ⊹ ˑ ִ ֶ 𓂃
Nini estaba recostada en la cama del hospital, su pierna envuelta en vendas y férulas que mantenían la fractura inmovilizada. El dolor había disminuido, gracias a los analgésicos, pero su mente no podía descansar. Había demasiadas preguntas sin respuesta. Y luego estaba Kenma, quien, a pesar de su habitual calma, se veía fuera de lugar.
Cuando se acercó a ella, Nini notó algo extraño en su apariencia. Vestía completamente de negro, lo cual no era raro para él, pero lo que sí le llamó la atención fueron sus nudillos. Tenía marcas de golpes, los nudillos enrojecidos y ligeramente hinchados, como si hubiera roto algo. No pudo evitar que una punzada de preocupación recorriera su cuerpo. ¿Había estado involucrado en algo violento? ¿Qué había pasado con él esa noche?
Kenma se dio cuenta de que ella lo estaba observando y rápidamente ocultó sus manos en los bolsillos de su chaqueta. Sus ojos se suavizaron cuando la miró, pero Nini no pudo sacudirse la sensación de que algo no encajaba.
—¿Te sientes mejor? —preguntó con su típica voz calmada, pero percibió un toque de tensión en su tono, como si estuviera intentando actuar con normalidad.
Ella asintió lentamente, sintiendo el peso de su propia inquietud.
—Sí, un poco —respondió, sin dejar de mirarlo—. Pero... Kenma, ¿qué te pasó en las manos?
Bajó la mirada por un segundo, su rostro impasible como siempre, pero se podía notar que estaba considerando su respuesta. Al final, se encogió de hombros.
—Nada importante. Me tropecé. —Su respuesta fue rápida y superficial, casi como si quisiera desviar la atención del tema.
Nini no lo creyó, pero decidió no presionarlo por el momento. Había demasiadas cosas sucediendo a la vez, y no estaba segura de poder procesar todo lo que ocurría alrededor. Además, la atmósfera entre ellos ya se sentía tensa.
Un silencio incómodo cayó sobre ambos, interrumpido solo por el suave zumbido de los monitores a su alrededor. Nini intentó relajarse, pero el nudo en su estómago no desaparecía. La habitación del hospital era fría y aséptica, y la sensación de vulnerabilidad solo hacía que todo fuera más confuso. Trató de distraerse con algo trivial.
—¿Sabes? —dijo de repente, tratando de aligerar el ambiente—. Tengo un antojo... de un helado. Uno de esos con doble chocolate y crema batida.
Kenma la miró, sorprendido por la repentina petición, pero luego asintió, aparentemente aliviado de tener algo en lo que centrarse.
—Eso puedo arreglarlo —dijo, sacando su teléfono del bolsillo. Nini lo observó mientras marcaba rápidamente un número. Su expresión cambió al escuchar a alguien al otro lado de la línea.
—Kuroo —dijo, con su voz algo más baja que antes—. Estoy en el hospital con Nini. Tráele un helado, de chocolate con crema batida... Ya sabes cuál. Asegúrate de que sea ese.
El tono autoritario de Kenma sorprendió a Nini. Nunca lo había escuchado hablar así con alguien, ni siquiera con su mejor amigo Kuroo. Era como si estuviera dando órdenes sin margen para objeciones. Él terminó la llamada y guardó el teléfono, volviendo a mirarla como si nada hubiera pasado.
—Kuroo vendrá pronto con tu helado —dijo, esbozando una pequeña sonrisa que no llegaba a sus ojos.
Nini intentó devolverle la sonrisa, pero algo la inquietaba aún más después de escuchar la conversación. ¿Desde cuándo Kenma era así de directo?
Justo en ese momento, sus padres, que habían estado esperando fuera, entraron en la habitación. Ambos parecían preocupados y agotados, pero su alivio al ver a Nini consciente y relativamente bien era palpable.
—Nini, cariño —dijo su madre, sentándose junto a ella y tomando su mano—, la policía necesita hablar con nosotros. Van a intentar entender qué pasó esta noche, pero los médicos nos dijeron que no puedes hablar con ellos ahora, aún no estás lista para eso. No te preocupes, vamos a manejar todo por ti.
Su padre, parado junto a la cama, asintió.
—Tienes que descansar. Nosotros vamos a ocuparnos de todo. La policía ya está en la casa, y tus tíos están supervisando la investigación.
Nini asintió, aunque su mente seguía llena de preguntas. ¿Qué había pasado realmente en su casa? ¿Quién era esa persona que había entrado. Pero lo que más la desconcertaba era la llamada de Kenma y su extraña actitud. No sabía cómo encajar todo.
—Gracias, mamá. Gracias, papá —dijo en voz baja, sintiendo una oleada de agotamiento. Apenas podía mantenerse despierta.
Sus padres intercambiaron miradas antes de despedirse temporalmente. Necesitaban hablar con los oficiales que los esperaban afuera, y ella entendía que tenían que resolver muchas cosas. Solo que, por primera vez, se sentía completamente sola.
Ahora estaba sola en la habitación con Kenma, quien se había sentado en la silla junto a la cama. El silencio que antes había sido incómodo, ahora se sentía como una tensión latente en el aire. Nini intentó encontrar las palabras para preguntarle sobre todo lo que había notado, pero cada vez que abría la boca, algo la detenía.
—Gracias por estar aquí —soltó finalmente, aunque sabía que no era lo que realmente quería decir.
Kenma la miró, su expresión difícil de leer.
—Siempre estaré aquí, Nini —respondió con una seguridad que la desconcertó aún más—. Y estaré cuando me necesites.
Había algo en su tono, algo más profundo, como si esas palabras significaran más de lo que parecía. Nini se recostó en la cama, incapaz de quitarse la sensación de que había más cosas sucediendo de las que podía comprender en ese momento. El dolor en su pierna la mantenía despierta, pero el cansancio empezaba a vencerla.
Unos minutos después, justo cuando Nini empezaba a cabecear, escuchó el sonido de pasos en el pasillo. Alzó la mirada justo a tiempo para ver a Kuroo entrar en la habitación, con una bolsa en la mano.
—Helado, como ordenado —dijo Kuroo con una sonrisa ladeada, aunque sus ojos se desviaron rápidamente hacia Kenma, quien le devolvió una mirada rápida, cargada de significado.
Nini no pudo evitar sentir que, en medio de esa atmósfera aparentemente tranquila, había algo más entre ambos que ella aún no entendía del todo. Kuroo le entregó el helado con una sonrisa amistosa, pero sus ojos delataban una preocupación subyacente.
Mientras Nini tomaba el helado, sintió cómo la tranquilidad de esa escena no era más que una fachada para algo más oscuro.
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Prisión de almas ➝ Kenma / Haikyuu
Fanfiction❥ Nini, la empleada de una cafetería, se ve atrapada en una situación inesperada cuando Kenma, un streamer famoso con una obsesión peligrosa, la secuestra. Mientras enfrenta esta inquietante realidad, una conexión inesperada comienza a florecer entr...