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𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 14 ࣪𓏲ּ ᥫ᭡ ₊ ⊹ ˑ ִ ֶ 𓂃

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𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 14 ࣪𓏲ּ ᥫ᭡ ₊ ⊹ ˑ ִ ֶ 𓂃

El sol de la mañana se filtraba a través de las cortinas de la cocina, llenando el espacio con una cálida luz dorada que parecía suavizar el ambiente. Nini se sentó en la mesa, observando a su abuela moverse con destreza entre la estufa y la encimera, cortando verduras y preparando lo que sería su almuerzo. Había algo reconfortante en el simple acto de verla cocinar, un ritmo tranquilo que contrastaba con el torbellino de pensamientos que giraban en la mente de Nini.

Su abuela siempre había sido su refugio, alguien en quien podía confiar sin reservas, y ese día no sería la excepción. Sentía una mezcla de necesidad y urgencia por contarle todo lo que había estado ocurriendo, especialmente lo que sentía por Kenma, y las dudas que la estaban consumiendo.

—Abuela, necesito hablar contigo —dijo finalmente, rompiendo el silencio mientras su abuela comenzaba a picar cebollas con un movimiento rítmico.

La mujer levantó la mirada y sonrió suavemente, aunque su concentración seguía en el cuchillo que manejaba con cuidado.

—Por supuesto, mi niña. Sabes que siempre estoy aquí para ti —respondió con una voz calmada, mientras tiraba la cebolla picada en una sartén que ya tenía aceite calentándose. El aroma empezó a llenar la cocina, creando una atmósfera acogedora.

Nini respiró hondo, apoyando sus manos en la mesa mientras observaba a su abuela cocinar. El sonido del aceite chisporroteando acompañaba sus palabras.

—Es sobre Kenma —comenzó, sintiendo cómo su corazón se aceleraba al mencionar su nombre—. No sé si es solo mi imaginación, pero siento que estoy... enamorándome de él.

Su abuela se detuvo por un momento, dándole tiempo a Nini para continuar mientras añadía las verduras a la sartén, removiéndolas con calma.

—Siempre ha sido tan bueno conmigo, y no solo en estos últimos días... Desde hace tiempo me he dado cuenta de que es alguien especial para mí, pero últimamente... —Nini se detuvo un momento, buscando las palabras adecuadas mientras su abuela la escuchaba con atención—. No puedo dejar de pensar en él, en cómo siempre está ahí cuando lo necesito. Pero también hay algo que me inquieta.

La abuela de Nini volteó la cabeza ligeramente mientras seguía removiendo las verduras, añadiendo especias con la misma precisión con la que siempre lo hacía.

—¿Inquietud? —preguntó suavemente, aunque no era una sorpresa que su intuición le dijera que algo más estaba en juego.

Nini asintió, su mirada fija en la sartén, como si el movimiento de los ingredientes pudiera calmar el remolino de emociones que sentía.

—Es sobre Kuroo —admitió, finalmente soltando las palabras que había guardado durante días—. Cada vez que él aparece, Kenma se pone extraño. Es frío y autoritario, como si le diera órdenes. Y no entiendo por qué. No es como él... Kuroo parece tranquilo, pero Kenma cambia, y me da miedo preguntar.

Su abuela sirvió el contenido de la sartén en dos platos, dejando que el aroma se mezclara con el aire cálido de la cocina antes de llevarlos a la mesa. Nini observaba cómo su abuela realizaba cada paso con esa misma paciencia que siempre la caracterizaba, sin apuro, sin prisas. El sonido de los cubiertos colocándose sobre la mesa era el único que llenaba el breve silencio.

—Entiendo que puedas sentirte confundida, Nini —dijo su abuela, finalmente tomando asiento frente a ella—. Cuando nos enamoramos, las cosas pueden parecer más complicadas de lo que son. A veces, vemos cosas que nos preocupan, pero no siempre significa que algo malo esté ocurriendo.

Nini recogió el tenedor, pero lo mantuvo inmóvil entre sus dedos. Sus ojos reflejaban la duda que la carcomía por dentro.

—Es que... no es solo eso, abuela. Mis padres confiaron completamente en Kenma. Le dieron las claves de seguridad de la casa, le encargaron que cuidara tanto de mí como de ti mientras están de viaje. Sé que confían en él, pero algo no me cuadra. ¿Por qué sería tan... diferente con Kuroo? —preguntó, levantando la mirada para encontrar los ojos de su abuela, buscando alguna respuesta que le diera claridad.

La mujer suspiró suavemente, dándole un sorbo a su té antes de responder.

—Tal vez sea algo que Kenma debe resolver por sí mismo. Hay cosas que no siempre podemos entender de los demás, incluso cuando los queremos mucho. Kuroo puede ser alguien importante en la vida de Kenma, y su relación con él podría ser más complicada de lo que parece desde afuera. Eso no significa que debas desconfiar de Kenma... pero si algo te preocupa, hija, siempre es mejor preguntar directamente.

Nini asintió lentamente. Sabía que su abuela tenía razón, pero las cosas no eran tan simples para ella. Cada vez que veía a Kenma y Kuroo juntos, una pequeña sombra de duda se deslizaba en su mente. ¿Por qué era tan difícil enfrentarlo? Tomó un bocado de su almuerzo, sintiendo el sabor familiar de las verduras salteadas y el pollo que su abuela había preparado.

—Sé que debo hablar con él —admitió finalmente, masticando lentamente mientras su abuela asentía, como si ya supiera lo que Nini estaba pensando—. Pero tengo miedo de lo que pueda descubrir. Y lo peor es que, a pesar de todo, no puedo evitar lo que siento. Me estoy enamorando de él, abuela, aunque sé que algo no está bien.

Su abuela la miró con ternura, dejando que las palabras de su nieta se asentaran en el aire. La luz del mediodía iluminaba la mesa, y el silencio que compartían era uno cómodo, lleno de comprensión y de cariño.

—El amor es complicado, Nini —dijo su abuela suavemente—. Y a veces, tenemos que seguir nuestros instintos, pero también es importante tener paciencia. Dale tiempo a Kenma para que te explique lo que sucede con Kuroo, y dale tiempo a tu corazón para procesar lo que siente.

La conversación continuó mientras comían, y Nini se sintió un poco más aliviada por haber compartido todo lo que llevaba dentro. Sabía que no tenía todas las respuestas aún, pero el simple hecho de haber hablado con su abuela le dio una sensación de paz que hacía tiempo no experimentaba.

Después de terminar de almorzar, la abuela de Nini recogió los platos, mientras ella se levantaba con sus muletas para estirar un poco las piernas. Sus padres habían confiado en Kenma, sí, pero ahora quedaba en sus manos decidir cómo enfrentar lo que realmente sentía. El aire en la cocina se sentía un poco más ligero, y por primera vez en días, Nini sintió que tal vez, solo tal vez, todo terminaría bien.






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Prisión de almas ➝ Kenma / HaikyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora