𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 10 ࣪𓏲ּ ᥫ᭡ ₊ ⊹ ˑ ִ ֶ 𓂃
El eco del vidrio roto seguía resonando en la mente de Nini mientras intentaba mantenerse calmada. Las luces de la casa parecían más tenues y cada pequeño sonido que antes era insignificante ahora parecía amplificado. El viento frío se filtraba por la ventana rota, y la incertidumbre sobre qué había causado ese estallido la llenaba de temor. El teléfono en su mano seguía vibrando, con más mensajes de Kenma, pero la idea de una amenaza inminente no le permitía concentrarse en sus mensajes.
Decidió que lo mejor sería llamar a la policía. Deslizó el dedo sobre la pantalla, marcando el número de emergencia con manos temblorosas, mientras intentaba no hacer ruido. Su respiración se hizo más rápida cuando escuchó pasos provenientes de la planta baja, justo donde se había roto la ventana. Las escaleras estaban a unos metros frente a ella, y sabía que si quería mantenerse segura, necesitaba esconderse. Tomó una decisión rápida y comenzó a subir las escaleras de la casa, moviéndose con cautela, pisando apenas los peldaños para no hacer ruido.
El sonido de su respiración parecía ensordecedor mientras ascendía, y su teléfono seguía en la línea con la operadora de emergencia, quien contestó con una voz firme:
—911, ¿cuál es su emergencia?
Justo cuando Nini iba a hablar, un fuerte estruendo se escuchó en la planta baja. Un sonido metálico, como si algo pesado hubiera caído al suelo. El miedo recorrió su cuerpo y, en su sobresalto, el teléfono se le resbaló de las manos. El aparato cayó por las escaleras, golpeando cada peldaño con un ruido que resonaba en la casa silenciosa. Se detuvo, paralizada, viendo cómo su única línea de ayuda desaparecía fuera de su alcance.
Desde lo alto de las escaleras, se asomó con cuidado, tratando de ver dónde había caído su teléfono. Sus ojos se abrieron de par en par al ver una figura encapuchada, un hombre con pasamontañas, que avanzaba sigilosamente por la planta baja. La sombra del extraño lo hacía parecer más amenazante de lo que ya era. Nini se llevó una mano a la boca, evitando que el pánico la hiciera gritar.
El extraño se detuvo al ver el teléfono en el suelo. Se agachó, lo recogió con calma y lo llevó hacia su oído. Nini contuvo la respiración, incapaz de moverse.
—Sí, todo está bien aquí —dijo el hombre, con una voz extrañamente tranquila y familiar al hablar con la operadora de la policía. Su tono era bajo, pero seguro—. No es necesario que envíen a nadie. Solo fue un malentendido.
Nini se quedó inmóvil, observando desde las sombras cómo el hombre terminaba la llamada con la policía. La realidad de la situación comenzó a apoderarse de ella. Había un intruso en su casa, alguien que claramente sabía cómo manejarse en una situación como esta. Su teléfono estaba en manos de ese desconocido, y la única opción que le quedaba era protegerse.
El hombre, con el teléfono aún en la mano, comenzó a moverse de nuevo, sus pasos resonando en la planta baja. Nini no podía quedarse allí por más tiempo. Su instinto la empujaba a moverse, y decidió continuar subiendo las escaleras, con el corazón latiéndole en la garganta. No podía dejar que él supiera dónde estaba. Su única esperanza era llegar a su habitación y encontrar alguna manera de escapar.
Finalmente, llegó al segundo piso. Sin hacer ruido, se escabulló hasta su habitación, cerrando la puerta con suavidad detrás de ella. Sus manos temblaban mientras intentaba bloquear la puerta con una silla, pero sabía que eso no sería suficiente si el extraño decidía subir. No tenía muchas opciones, y la desesperación comenzaba a nublar sus pensamientos.
Nini miró hacia la ventana. Estaba en el segundo piso, y la caída desde allí sería peligrosa. Pero con el intruso en la casa, quedarse allí no era una opción. A través del vidrio, podía ver la calle y la luz de una casa cercana. Esa sería su única salvación.
Decidida, abrió la ventana y se asomó, evaluando la altura. El suelo parecía lejano, y el miedo a saltar le invadía, pero sabía que no había tiempo para dudas. Podía escuchar pasos acercándose por las escaleras, lo que solo le dejó una opción. Sin pensarlo más, salió por la ventana y, con un profundo suspiro, se dejó caer.
El impacto fue inmediato. Sintió un dolor agudo en su pierna izquierda cuando aterrizó de forma brusca sobre el suelo duro. Un grito ahogado escapó de sus labios mientras el dolor recorría su cuerpo. La caída había sido más dura de lo que esperaba, y pronto se dio cuenta de que no podía levantarse. Su pierna estaba lesionada, posiblemente rota. Pero no había tiempo para lamentarse.
Con todas sus fuerzas, comenzó a arrastrarse por el jardín hacia la acera, alejándose lo más que podía de la casa. Cada movimiento enviaba una punzada de dolor por su pierna, pero Nini no se detuvo. El frío de la noche golpeaba su piel, y el sonido de sus propias respiraciones entrecortadas era lo único que escuchaba mientras avanzaba lentamente. La casa cercana estaba a solo unos metros, pero el trayecto parecía eterno.
Finalmente, llegó a la puerta de la casa más cercana. Con el cuerpo temblando de frío y miedo, se apoyó contra la entrada, golpeando suavemente la puerta mientras su cuerpo se rendía al agotamiento.
El eco de los pasos en su propia casa seguía resonando en su mente. Sabía que el intruso seguía allí, buscando, tal vez descubriendo que ella ya no estaba. Mientras permanecía en el umbral, esperando a que alguien la encontrara, solo podía rezar para que la policía llegara pronto.
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Prisión de almas ➝ Kenma / Haikyuu
Fanfic❥ Nini, la empleada de una cafetería, se ve atrapada en una situación inesperada cuando Kenma, un streamer famoso con una obsesión peligrosa, la secuestra. Mientras enfrenta esta inquietante realidad, una conexión inesperada comienza a florecer entr...