Capítulo 14: Gracias, señor

3 0 0
                                    

Alastor pov:

No sabía cómo sentirme. Sabía que Mimzy no estaría de acuerdo en que tuviera a Charlotte de amiga, pero no esperaba tampoco esa reacción. Y tampoco esperaba sinceramente el casi beso de Charlotte. Supongo que los dos estábamos cansados y nos dejamos llevar.

Esa noche soñé de nuevo con Charlotte y el bosque. Llevaba meses soñando lo mismo, y siempre ocurría la misma historia. Pero cada vez se veía más nítido. Cada vez podía diferenciar más las heridas en el pecho de Charlotte, el cuchillo, la sangre mezclada con la blanca nieve del invierno, podía ver a los cazadores mucho mejor...cada vez se sentía más realista. Y yo tenía miedo de que se hiciera realidad.

Me cambié rápido y salí a mi trabajo. Mientras iba caminando empezé a oír una voz muy aguda gritar. Me paré y giré la cabeza hacia dónde parecían venir los gritos. Me asomé y fue cuando ví a una mujer más o menos de mi edad, de unos 20 años, estaba prácticamente en ropa interior, atada a una silla y con un trapo en la boca, su pelo era corto y de un tono cobre, cuando me vio, vi una chispa de esperanza en sus ojos. Pero detrás de mí apareció un hombre de 3 veces mi tamaño.

-Vete, si no quieres acabar como ella-dijo, sacando un cuchillo y poniéndoselo en el cuello a la pobre chica.

-Oh, que patético. Primero la intenta violar, y ahora la quiere matar. No es así como se debe tratar a una señorita, caballero.-reí entre dientes.-asique, si no quiere meterse en una pelea, le recomendaría que soltara a la pobre muchacha.

-Jajaja, inténtalo.-respondió abalanzándose sobre mí.

Narradora POV:

El hombre usaba todas sus fuerzas para matar a Alastor con el cuchillo, pero él esquivaba cada ataque como si nada. Un poco después, ya harto, Alastor sacó su daga y le cortó el cuello. El hombre quedó desangrándose en el suelo mientras que la chica miraba aterrorizada.

Alastor POV:

-Perdona, querida, pero era necesario.-dije acercándome a ella y quitándola el trapo de la boca. Veía temor en sus ojos, pero también alivio por que ese hombre ya no estuviera vivo.

-G-gracias, señor-susurró cuando  la solté, abrazándome.

No me gustaba el contacto físico, pero entendía a la muchacha, asique la abracé también.

-No se preocupe, hay gente que no aprende modales-dije, separándome y dándola mi abrigo para que se tapara.

-Oh, muchas gracias, señor-sonrió, poniéndose mi abrigo y abrochándose.- Si no fuera por usted, yo ya estaría muerta.

Hablamos un poco sobre todo y fue entonces cuando me di cuenta de que no sabía su nombre.

-Eh, perdona, querida, todavía no sé tu nombre.-dije, agarrándola del brazo.

-Oh sí-se sonrojó un poco-me llamo Niffty.

-Oh, Niffty, que nombre más bonito, tuve una tía que se llamaba así-mentí, solo por decir algo.-y dime, Niffty, dónde vives.

Ella bajó la cabeza.

-No...no tengo hogar, señor. Yo vivía en la mansión Glend, pero mi familia creyó que yo no podía ser capas de hacer nada. Me echaron y al poco tiempo encontré a una familia a la que serviría a cambio de cobijo. Me echaron a la calle al poco tiempo y estuve viviendo entre contenedores,  y...carne-sonrió tristemente.

-Vaya, lo siento mucho, pero...si quiere puede venir conmigo a mi cabaña.

-¡De verdad!-exclamó con los ojos iluminados.

-Claro, pero a cambio tendrá que ocuparse de las tareas, soy un hombre muy ocupado.

-Oh, no se preocupe señor, claro que estaré ahí para usted, es usted un hombre encantador.

-Gracias querida.

Llamé por línea a mi trabajo,notificando de que no podía asistir al turno de mañana, y fui con Niffty a comprarla ropa de cambio y utensilios. Cuando volvimos a la cabaña, ella quedó completamente impresionada.

-Es un hogar muy bonito, señor...-se quedó callada.

-Alastor, Alastor Riphill, querida.

-Riphill me suena muchoe se nombre...espere, ¿es usted el que mató a su padrastro y luego desapareció?-dijo, con miedo en su rostro.

Me acerqué a ella y levante su barbilla.

-No te preocupes, querida, ese hombre mató a mi madre, aparte, ya ves que no es la única persona a la que he matado.

Suspiró hondo.

-De acuerdo, gracias señor Riphill.

-Mis amigos me llaman Alastor-la guiñé un ojo

-Entonces, gracias, señor Alastor.-dijo, con una enorme sonrisa.

Niffty me ayudó mucho en el día a día. Era muy trabajadora y me venía bien algo de compañía. Suerte que tenía a alguien que me cubría de mis crímenes. 

Un día recién vine de cazar ciervos, me bañé rápido mientras la señorita Niffty hacía la cena, y al salir de la bañera escuché el timbre.

-¿Abro yo, señor?-oí la voz de Niffty a lo lejos.

-Tranquila querida, ya salgo yo, sigue haciendo la cena.

Me vestí lo más rápdo que pude e inmediatamente salí a abrir la puerta. Fue cuando ví ahí plantada a Charlotte.

-¿Oh querida, que haces aquí a estas horas?-pregunté abrazándola.

-Perdona, ¿estás ocupado? ¿o molesto?-dijo, aferrándose a mis brazos y mirando dentro de la casa.

-No, no, tu nunca molestas, querida, pasa-me aparté para que entrara.

Charlotte pasó y miró a su alrededor, fue entonces cuando vio a Niffty.

-Oh, querida, esta es Niffty, Niffty, ella es Charlotte, la amiga de la que te hablé.

-Oh, es un placer, Niffty-se saludaron.-Al, no me dijiste que tenías una esposa tan guapa-bromeó ella.

-Jajaj, que va, la encontré con un tipo en un callejón y la ofrecí vivir aquí a cambio de hacer tareas.

-Ah, ya veo, bueno igual es un placer-dijo Charlotte.

Invité a la muchacha a sentarse mientras Niffty me llevaba a la cocina.

-Se nota mucho que le gusta, señor.-dijo Niffty con una sonrisa.

Le dije a Niffty que no interrumpiera mientras ella sonreía ampliamente al vernos juntos.

-Bueno querida-la dije sentándome en el sofá-¿qué te trae aquí a estas horas?

-Bueno Alastor-contestó bastante desanimada-he venido porque me gustaría contarte algo...en la cafetería están viniendo siempre unos 3 chicos por la noche casi cuando cierro y...me han intentado matar.

El Demonio RadiofónicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora