Capítulo 22: Ven conmigo

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Alastor Pov:


Charlotte llegó destrozada a casa. Entró por la puerta y me abrazó, aunque estuviera en albornoft. Me contó todo lo que había pasado cuando fue a ver a Husker y empezó a llorar sin control.

-Todo esto es mi culpa-lloraba-nunca debí haberme acercado a ese maldito desgraciado.

Intenté calmarla, pero estaba decidida, si había conseguido matar a Husker, podría hacer lo mismo conmigo. La abracé por horas hasta que se quedó profundamente dormida en mis brazos, entonces, me tumbé con ella sin importar lo que pasaría. Ni las consecuencias por la mañana.

Pensé en todo el daño que había causado Jhonas.  Primero condenando a Charlotte, luego a maltratarla, y por si fuera poco, ya, a matar a nuestro amigo. Husker era inteligénte, frío y algo brusco, pero era una buena persona a la hora de dar consejos y de ayudar a alguien que quiere.

Noté que Charlotte se retorció un poco y empezó a temblar. Yo solo la atraje más a mí y la abracé con más fuerza. Ella ví que me agarró la camisa y se apoyó en mí. La acaricié el pelo mientras noté como se relajaba entre mis brazos. Elle creía que ers todo su culpa, y no se perdonaría jamás. Lo mejor que podía hacer era intentar calmarla e insistirla en que era culpa de Jhon.

-Tranquia, cariño, todo está bien, estás conmigo.


Charlotte pov:

Abrí los ojos y me encontré a mí misma en una especie de sala con el suelo lleno de manchas rojas. Me negué a seguir allí. Intenté pellizcarme, pero estaba atada, estaba sola. Menos por la sonrisa que divisaba al fondo de la habitación.

Casi me da algo cuando divisé la figura.

Era un hombre algo más alto que yo. La piel era de un grisáceo, llevaba una sonrisa familiar y tenía el pelo rojo que le llegaba a la barbilla. De su cabeza salían 2 grandes orejas y en su puntiaguda nariz ví una especie de gafa. Era muy delgado, llevaba un traje rojo y negro con un gran abrigo. Y por supuesto no pasé por alto el bastón con un micrófono con un ojo en él.

Sus ojos rojos me miraron con malicia.

-¿Quién eres?-pregunté, algo asustada.

-Oh, querida, ¿de verdad no me reconoces?

Su voz tenía una estática de radio que me molestaba un poco. Pero ese cmentario me abrió los ojos.

-...¿Alastor?-dije, dudosa.

-Bingo, querida, sabía que me reconocerías.

-Este no eres tú, no pareces un perro.

-Oh, cariño, soy un ciervo, para empezar, y sí, sí soy yo, lo único que es una versión mía más avanzada en el tiempo.

-Alastor, estás lleno de sangre-dije-desátame y explícame las cosas, por favor.

-No querida, no estarás aquí por mucho tiempo, verás, te tengo que preguntar unas cosas, pero antes, ¿tu me quieres?

Me quedé algo petrificada. Al me había contado todo su pasado y empezaba a tener algo de miedo. Aunque no sabía por qué, si él me protegía de todos los que me intentaban matar o maltratar.

-Pues claro-dije.

-Bien-se acercó mucho a mí muchísimo, dejando nuestros rostros a escasos centímetros.-entonces no te importará hacerme un favor, cariño.

-¿Qué?

-Ven al infierno conmigo.

Vale, era solo un sueño, nada era real, desde luego que no.

-¿QUË QUÉ? ¿ESTÁS EN EL INFIERNO?-grité.

-Claro que sí, querida, ¿Qué esperabas de un psicópata asesino en serie caníbal como yo? Lo único que quiero es algo de compañía en ese infierno. Tú, en mi línea temporal estás en el cielo, porque, ¿quién no te amaría, cariño?-me acarició la barbilla suavemente-y, sin tí, cada vez soy más psicópata, te quiero conmigo.

Me ofreció su mano con cortesía mientras yo dudaba de mi existencia.

-Ven conmigo, mon amour...


Me desperté en los brazos del Alastor que yo conocía y me relajé entre ellos hasta quedarme de nuevo dormida. Esperaba que hubiera sido solo una mala pesadilla.

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Que equivocada estaba...

El Demonio RadiofónicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora