"No creo que esta mujer tenga que ver con Karl"
"Lo animé. Coqueteé con él. Lo hice personal. Tener intimidad con un asesino es... tan diferente"
"Es lo que hacemos"
"Sí, pero... No hay remedio para cómo me siento ahora, ¿verdad?"
(Hotch y Emily)
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Se sentía sucia.
No había tenido contacto físico con Karl Arnold, pero el hecho de haber flirteado con él para conseguir un objetivo, había sido suficiente como para que Emily se sintiera asqueada de sí misma.
Aquello se había acercado demasiado a un pasado que no quería recordar.
Después de la detención de la sudes, Hotch los había reunido en su oficina, y los había puesto al tanto de la reaparición de Foyet. Emily, aunque tan preocupada como el resto por el peligro al que estaban expuestos, especialmente Hotch, estaba demasiado conmocionada como para intervenir en la reunión.
En cuanto pudo escaparse, Emily recogió sus cosas y sin despedirse regresó a su apartamento. Tan pronto llegó, se deshizo de su ropa y se metió en la ducha, donde frotó escrupulosamente cada rincón de su cuerpo. No era racional, era muy consciente, pero no lo podía evitar.
También estaba inquieta por Morgan. Había visto su expresión durante la exposición de Hotch, y había notado su enojo. Estaba claro que la experiencia de haber estado a punto de morir en manos de Foyet, lo había marcado más de lo que quería admitir, y la presión añadida que últimamente estaba soportando como jefe interino de la unidad, sólo lo empeoraba.
Por eso, al salir de la ducha, y aun conteniendo las náuseas que le provocaba recordar la cercanía y el olor de Karl Arnold, decidió llamar a Morgan, únicamente para asegurarse de que estaba bien. No habría sido su primera opción en otras circunstancias. En otro tiempo se habría acercado a su casa para hablar con él, pero el hecho de pensar que podría encontrárselo en compañía femenina, la acobardó. Ni en mil años habría querido verse en una situación semejante.
El teléfono apenas había dado dos tonos cuando escuchó la voz de Morgan al otro lado de la línea.
— Ey...— Saludó suavemente Emily.
— ¿Va todo bien?— Preguntó Morgan.
Parecía intranquilo, lo que no la sorprendió.
— Sí... Sólo quería saber cómo estabas. Lo de Foyet...
Se había acurrucado en el sofá de la sala para hacer aquella llamada. Envuelta en una manta, la estrechó contra su cuerpo y cerró los ojos, dispuesta a concentrarse en la voz cálida de Morgan.
— ¿Te ocurre algo? Iba a llamarte— Le contestó éste, ignorando el interés que ella había mostrado previamente— Parecías abrumada durante la reunión y te fuiste sin despedirte.
Emily abrió la boca, aturdida. ¿De dónde había salido aquello? Hasta aquel momento, creía haber disimulado su malestar lo suficiente como para que nadie hiciera preguntas. Sólo le había confiado a Hotch sus dudas durante su entrevista con Arnold, pero con todo el tema de Foyet la última preocupación de éste, serían sus cuestionamientos morales.
— Estoy cansada...— Se excusó Emily— No esperaba que Foyet reapareciera, ¿seguro que estás bien? No estarías durmiendo, ¿no?— Continuó de forma atropellada— Espero no haberte despertado.