"Señora Prentiss"
"Agente Prentiss"
(Sospechoso y Emily)
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— No estoy segura de que sea el mejor momento para esto, Morgan... Resulta frívolo...— Se lamentó Emily. Acababan de llegar de Idaho y tan pronto había surgido la oportunidad, Morgan la había arrastrado al albergue de animales— No puedo sacarme de la cabeza la imagen de esas mujeres congeladas..
— Precisamente por eso, Emily— Insistió Morgan prácticamente empujándola a la zona donde decenas de gatos abandonados esperaban su turno para ser acogidos— Este es el momento adecuado. Querías un gato y vas a tener un gato.
Morgan lo sabía por experiencia. Era exactamente lo mismo que cuando Gideon les ponía viejas películas de Charles Chaplin, o que cuando García llenaba su escritorio de peluches y otros objetos divertidos y coloridos.
Emily se rindió, aunque de pronto la idea de cuidar de una mascota, de "adquirir ese compromiso", comenzaba a aterrarla.
— Está bien... — Miró a su alrededor. Todo estaba repleto de jaulas. Ni siquiera sabía por dónde empezar. Hasta que no visitabas lugares como aquel, uno no se daba cuenta de cuántos animales necesitaban a alguien que los cuidara y los mimara— Morgan... ¿Cómo voy a elegir uno?
Le parecía una tarea imposible. Elegir a uno solo implicaba despreciar al resto. No contaba con ese sentimiento de culpa.
— Simplemente date una vuelta... Y déjate guiar por tu instinto.
Ella lo miró de reojo.
— Por culpa de mi instinto salí con un tipo que creía que Rafael era una tortuga Ninja.
Morgan se echó a reír. Jamás había conocido a nadie que tuviera tan poca habilidad para elegir pareja. Hasta donde él conocía - que no era demasiado- su vida amorosa no había sido más que un cúmulo de errores a cada cual peor que el anterior.
Esperaba que con él acabara la mala racha. Al menos él lo intentaría.
— Bueno... En realidad también lo es.... — Precisó Morgan mientras la observaba caminar por el recinto deteniéndose de vez en cuando en alguna de las jaulas.
— Sí, claro, y también el autor de la "Escuela de Atenas"
No es que Derek fuera un experto en los grandes clásicos, pero le gustaba el arte, y al menos conservaba los conceptos básicos, más por interés personal que por la oportunidad de formarse en la materia.
— ¿También te gusta la pintura?
Música, literatura, pintura... ¿Había algo que Emily Prentiss no conociera?
— Sí, bastante... Especialmente la etapa del renacimiento italiano— Contuvo la respiración un instante— Por favor, dime que sabes de lo que te hablo...
Por un momento el pánico la invadió.
— Tranquila, Prentiss... No soy un experto, pero al menos sé de donde vienen los nombres de las Tortugas Ninja— Bromeó, y luego la miró con curiosidad— Tal vez podrías enseñarme... ¿Por qué no vamos a un museo? Dos compañeros de trabajo pueden ir a un museo, igual que pueden ir al campo de tiro juntos o a un albergue de animales.
Para Emily eso tenía sentido.
— Bueno... Conozco un par de galerías que están bien, aunque es arte contemporáneo— Reflexionó, sin detener su recorrido por las jaulas— Por supuesto tienes museos como el Metropolitano de Nueva York que son magníficos, pero algún día tendrías que vivir la experiencia de viajar por Europa... Y visitar los clásicos en sus lugares de origen...— Centró su atención entonces en el felino que tenía ante ella. Era de color negro y tan pronto como introdujo un dedo por los barrotes de la jaula, el gatito alzó una pata para jugar con ella— Sei davvero bello, lo sai?— Dijo dirigiéndose al animalito.