✨️23✨️

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Capítulo 23_ Latidos acelerados...

Narra Chris...

En mis sueños todo mejoraba
En mis sueños siempre acelerabas mi corazón. 

Siempre que dormía todo iba increíblemente bien, tanto que asustaba tener tanto poder en mis manos, nuestro mundo mejoraba solo cuando te soñaba

—Créeme, no se siente nada bien saber que todo depende de mí—La voz profunda de Sebastian termina de leer lo que llevo media hora escribiendo—¿Inspirado amorcito?

Si había algo que adoraba de mi primo es que nunca juzgó mi vena de poeta, al contrario, muchas veces se aprovecha de ella.

—Al parecer la desesperación me inspira—Respondo—Eso y la incertidumbre. 

Y si, mi estado actual se resume a eso, desespero y el terrible sentimiento de no saber que esperar de su reacción. 

—Tranquilo amorcito, la bastarda sensual está bien ahora—Dice tranquilo— puedes llamarme loco, pero creo que este es finalmente su "tiempo"

—Algo de eso dijo Heidi y Peyton la apoyó completamente.—Digo recordando a nuestros amigos— Ese idiota o está muy enamorado o realmente cree que entre Rachel y yo va a pasar algo.

A quien quiera que no nos conozca y le sea contada esta historia, creería que somos locos, que llevamos casi 3 años buscando algo que probablemente no esté destinado a hacerse realidad. Como ir tras lo imposible sin tener certeza de tus probabilidades de triunfo.

En California conocí a muchas chicas, sin dudas alguna que otra llamó mi atención, y supe que nunca podría cuando las besaba y una chica castaña de labios siempre rojos venía a mi mente. Con ese único beso, simple pero arrollador.

Rachel me arruinó, y si en su pequeña cabecita piensa que la he traicionado o algo por el estilo, no sé  de qué manera lo haré salir. 

Porque ya es cansado y realmente irritante caminar en círculos, con un objetivo claro pero con indecisión a la hora de realizar mi próximo movimiento.

— Ha sido mucho tiempo ¿Sabes?—Digo—Ya no quiero ser ese hombre que espera sin saber que rayos va a pasar.

—De algo estoy seguro Chris, y es que ella también tiene sentimientos puros hacia ti, de no hacerlo, ¿cómo explicas su eterna soltería?—Habla Sebas— No tengo pecado en admitir que Rachel es guapa, y te confieso que muchos chicos se me han acercado interesados en ella. No hay motivo aparente para que esté sola teniendo atención masculina.—Eso último me pone los pelos de punta—A menos que no sea la atención masculina que ella quiere tener.

—Amigo, créeme, esa la tiene de sobra.—Informo — Pero lamentablemente eso no tiene una sola dirección, el hecho de que esté soltera pueden ser por muchas cosas, probablemente no está lista para una relación o simplemente no quiere compartir su vida amorosa con nadie.

—Puede ser, pero tampoco se descartan mis opciones, solamente no dejes de luchar. Créeme tú eres suficiente para apagar sus miedos y encender esa luz que necesita para olvidar lo jodido que fue su pasado.

—¿ Te dije alguna vez que te amo?— Le digo.

—Ten por seguro que te amo más, amorcito.— Responde.

—Aw, esa es la única infidelidad que te permitiré alguna vez estrellita— Le dice Hannah mientras aprieta sus mejillas.

—¿Estrellita? ¿Dónde está tu hombria McPhee?—Inquiero en un tono de voz autoritario.

—En el mismo lugar de siempre idiota, no te burles, que te veré enamorado y seré tu propio infierno personal— Amenaza.

Hannah solamente ríe de las estupideces de su novio hasta que llega Heidi y se la lleva con la excusa de que Rachel quiere verla.

La simple mención de su nombre acelera mis latidos y aprieto mis manos en un gesto nervioso, no sé en qué estado se encuentra nuestra "relación" y eso me agobia. 

Para este punto ni siquiera sé si tenemos una relación o si alguna vez existirá algo.

—¿Chris qué pasa?—Inquiere Hannah.

—Nada, solo que quisiera que por primera vez rodó fuese diferente, es un buen momento para empezar hacer movimientos que hagan mi vida diferente.

—¿Acaso no es lindo su lado poeta?— Le pregunta Sebas a Hannah.

Lo golpeo en el brazo y cierro el documento Word que todavía estaba abierto en mi teléfono. 

Supongo que ese es otro poema que va a la colección Rachel.

—¿Ya la viste?—Le pregunto a Hannah.

—Si, parece otra, está bien y se ve recuperada pero algo con ella no va bien.—Dice y me preocupo—Pero tenemos que ir poco a poco, fueron días duros para todos nosotros, tenemos que ponernos en su lugar y entender su confusión al despertar en un hospital. 

—Mi mente no para de recordarme la escena de ella saliendo a toda velocidad de aquel café—Informo—Era como si le hubiesen dado la peor noticia de su vida y fuera una necesidad llegar a un lugar en específico.

—Todo ese asunto es muy raro—Dice Hannah—Pero ahora que ella está despierta es más fácil hablar con ella y saber con exactitud qué pasó.

—Ya basta de demorar esto, voy a verla.

No sé muy bien que pasa apenas informo mis deseos de hablar con Rachel, si alguien intenta detenerme es totalmente en vano porque mis pies van por el pasillo a una velocidad que creo no haber alcanzado antes simplemente caminando, empiezan a aparecer caras conocidas. 

Helen, Heidi, Peyton hablando por teléfono y sus padres. 

Ninguno intenta determinar, solo me miran expectantes a mi próximo movimiento.

Pero aunque mi pecho arde de valentía,  sé que no puedo hacer valer mis decisiones por sobre la de otros. Así que me dirijo al señor Robert, quien me mira sin saber muy bien que papel juego en la vida de su amada hija.

—Quisiera pedirle permiso a usted para hablar a solas con su hija.—Pido avergonzado.

—Vaya, no creía que en los tiempos actuales esto pasara.—Dice contrariado. —Supongo que no es mi decisión a tom...

La mano de Helen lo detiene en medio de su palabreo.

—Tranquilo padre, creo que la visita de Christopher es todo lo que Rachel necesita ahora.

Los ojos de Robert James me ubican y es como si analizara las palabras de su hija, su mente va a millón y luego una sonrisa se extiende de manera tenue por sus labios.

—En ese caso adelante jóven. Estaré aquí fuera todo el tiempo.

No me pasa desapercibido su tono pasivo- agresivo, pero también percibo gentileza en sus palabras que agradezco y abro la puerta delicadamente. 

La madre de Rachel al verme también sonríe y yo no puedo evitar hacer lo mismo. Denisse siempre me ha tratado con cariño.

—¿Crees que sea posible que hable a solas con ella?

—Claro, los dejo solos.— Su madre le da una última mirada y luego sale del cubículo.

Detrás de sus pasos queda un silencio casi sepulcral,  que deshago con el sonido que ocasionan mis pasos acercándome  a ella.

Su rostro impoluto al parecer evita mirarme y yo la busco con mirada. 

Su piel es extremadamente blanca al haber pasado tantos días sin haber tomado algo de sol, por primera vez en mucho tiempo veo sus labios del tono rosado con el que fueron creados y no con ese tono rojo oscuro que siempre usa.

Llego a su lado y me acomodo en el sillón en el que anteriormente se encontraba su madre.

—Hola—La saludo—¿Podemos hablar?

This TimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora