Capítulo 15. Nuevo rey, nuevo cuadro.

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Emilia  fue dada en alta luego de varios exámenes para confirmar que todo esté bien

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Emilia fue dada en alta luego de varios exámenes para confirmar que todo esté bien. Teresa se mantuvo en el hospital para acompañarla.

Ambas se mantuvieron en completo silencio durante el camino al castillo. Teresa observaba de reojo como Emilia se limpiaba las lágrimas disimuladamente.

Aunque su rostro no emitía ninguna emoción, ninguna expresión. Se veía neutra y seria.

Al llegar encuentran el salón donde estaba el banquete destrozado, Teresa sabía que eso era obra de Henry, salió muy molesto del hospital.

Emilia fue acompañada por Susan hasta su habitación en la tercera torre y Teresa observo esto.

—¿A dónde se supone que van?

—La llevo a su habitación, su majestad.

—¿Emilia duerme en la tercera torre?

—Siempre ha dormido ahí.

Teresa quedó perpleja, pensó que ella dormía junto a su esposo, como debería ser, un matrimonio compartiendo un cuarto. Pero resulta que ahora ambos están distanciados por algo más que una cama.

Susan llevó a Emilia a su habitación y al llegar se dispuso a acomodarla con cuidado en la cama. Se aseguro que estaban solas y se arrodilló ante Emilia.

—Lamento tanto lo que pasó— sintiéndose culpable— ¿estas bien?

Emilia cerró sus ojos y continuó llorando, sentía que debía sacar todo lo que lleva dentro de alguna forma.

—Estaré aquí cuando me necesites.

Sostuvo su mano en silencio, mientras que el leve sonido del llanto era lo único que se escuchaba.

Llegó la noche, Emilia dormía y a su lado sentada en una silla mecedora se encontraba Susan, cuando el príncipe llegó borracho, apestando a alcohol y con manchas de labial rojo en su cuello.

Llegó furioso y directo a la tercera torre.

Entró abriendo la puerta de par en par y Susan se despertó de un susto, acercándose rápidamente a Emilia.

— ¡Vete ahora! — ordenó el nuevo rey.

Susan tuvo que obedecer, sabía que no podría hacer nada para proteger a Emilia, por la postura de Henry se veía que veía violento, eufórico y ebrio. Salió de la habitación con un nudo en el pecho y sin poder apartarse demasiado, aunque sabía que si Henry salía de ahí y la veía cerca podría matarla.

Por ahora solo debió salir sin mirar atrás y orar por Emilia.

Emilia se levantó de la cama, Preguntándole que hacía ahí.

Henry solo la golpeó, no tan fuerte como otras veces, pero con cada bofetada y con cada jaloneo que le daba por el brazo, hacían sentirle a Emilia toda la furia que tenía.

—Estoy seguro de que fuiste la causante de todo esto, ¿Qué tan idiota me crees? — le cuestionaba mientras sujetaba con fuerza el brazo torcido de Emilia.


No comprendió como Henry la golpeaba de esa forma, el embarazo nunca le importo, pero así como Henry daba cada estocada llena de odio, Emilia iba dejando de sentir.

Luego de dejarla en el suelo, Henry le dice en voz baja y con lágrimas en los ojos.

—Que lo perdieras fue tu culpa... No saldrás de esta habitación jamás, ni para ver el sol— le grito furioso.

Henry azotó la puerta y dejo a Emilia sin ninguna expresión, tendida en el suelo, tratando de levantarse.

No tenía mente para hacer o decir nada.

Susan entro unos minutos después, asegurándose de no ser vista por Henry y ayudo a levantar a Emilia, llevarla con cuidado a la cama.

—Lo siento tanto. — repetía Susan, mientras le curaba las heridas.

—No es tu culpa— dice en tono de voz neutro.

Henry llego a la torre central con un poco de sangre en las manos, sangre de Emilia.

Teresa enfrentó a su hijo en medio del salón.

— ¿Ahora si me dirás la verdad?

— ¿Qué mierda quieres, madre? Déjame en paz. Acabo de perder a mi hijo.

—Oh no te hagas el imbécil, se bien que nunca te intereso... Ese cuento de ''está enferma'' era una patraña— le reclamo acercándose con mirada retadora a su hijo.

Henry ya no soportaba la forma en la que su madre le hablaba, lo hacía sentir inferior incluso con la corona encima de su cabeza. No tenía por qué ser así.

— ¿Sabes algo? Ya no me importa tu maldita opinión, ¿sabes por qué? Porque soy un maldito rey.

—A mí me respetas— Teresa le levanto la mano, pero esta fue detenida por Henry.

—No te atrevas a amenazar al nuevo rey, madre... Cuida tus palabras a partir de hoy— la mira con malicia— ya las cosas no serán como tú lo dices, ahora mando yo.

Teresa observo con asombro y miedo el hombre en el que Henry se ha convertido, este lado jamás se lo había visto, siempre la había tratado con respeto, siempre hacia lo que ella decía, pero luego de colocar la corona real en su cabeza todo cambio.

— ¿Qué cosas estas diciendo Hen...?

—Soy tu majestad, ahora dime así. — Observa a su alrededor todo el desastre que hizo en la mañana y vuelve a mirar a su madre— manda a limpiar esto. Me voy a dormir.

Al día siguiente Henry convoco una reunión en el salón central, donde asistieron todos los trabajadores; servidumbre, guardias y demás. Incluyendo a la sirvienta Susan, la cual también trabaja para Henry.

Todos en silencio esperaron la presencia de Henry para escuchar lo que el nuevo rey tiene para decir.

—Los he reunido el día de hoy para dejarles en claro las nuevas y claras reglas del castillo— todos lo miran con preocupación— como sabrán ya mi madre no es la reina, así que todo lo que pase en el castillo debe ser autorizado e informado por mí, no habrá cambios que yo no apruebe, no habrá invitados que yo no apruebe y todos los guardias deben redoblar la seguridad que hay. No quiero escuchar quejas sobre mi forma de mandar, no quiero ningún comentario negativo sobre mí o serán enviados al calabozo. Tampoco tendrá importancia la palabra de mi querida madre... Ella se marchará pronto de mi castillo.

Todos asienten y luego hace un gesto para que todos vayan a sus lugares de trabajo, cuando Susan estaba por marcharse Henry la detiene y la mira fijamente.

—Tú eres la encargada de vigilar a Emilia, si ella se escapa, o lo intenta, o hace algún gesto o acción de traición hacia mí, te despedazo y entrego en una caja de regalo para tu familia ¿entendido? — Susan trago saliva fuerte y asintió.

—Sí, su majestad.

—Más te vale, ahora lárgate.

Susan camino a paso apresurado hasta la habitación de Emilia, la cual se encontraba acostada en la cama.

—Emilia, las cosas están por ponerse color hormiga— confiesa Susan algo nerviosa.

— ¿Qué paso? — cuestiona Emilia.

—Henry se ha vuelto loco, ahora es rey y reunió a todos al salón para dejar en claro que él está al mando y hasta nos amenazó...

—Calma, Susan, habla despacio— dice mientras le sujeta la mano a Susan.

—Henry tiene una mirada llena de maldad, la corona lo cambio por completo.

—No Susan, te equivocas, él siempre ha sido un monstruo, la corona solo lo dejo salir a la luz.

—Me amenazó diciendo que si tú escapas yo muero.

Emilia sin poder decirle palabra de aliento que sea suficiente a la asustada de Susan solo opto por darle un abrazo.

—Podremos superar esto juntas, Susan.

Llegaron al castillo unos pintores, los encargados de pintar los rostros de la realeza, era costumbre luego de una coronación. Ahora que Henry es el nuevo rey debe tener un cuadro en su honor.

La familia real se reunía bien elegante en medio del salón y los retrataban, varios cuadros para la habitación de los retratos.

Sin embargo, por petición de Henry solo él sería retratado.

—Familia Herrera, bienvenidos a mi castillo. — dice el rey estrechando la mano del pintor y de su hijo; Dante.

—Un placer, la última vez que lo vi tenías unos ocho años, eres todo un señor, su majestad— dice Héctor.

—La gente crece y ahora soy rey— dice presumiendo su corona.

Dante mantenía sus ojos en la decoración del castillo, la última vez que entro a este solo tenía unos diez años, y ahora que tiene veintitrés puede disfrutar más de su entorno.

Atada al príncipe CRUEL. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora