Capítulo 26. Estocada final.

83 5 2
                                    

Perspectiva de Emilia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Perspectiva de Emilia.

Estoy corriendo, o mejor dicho, dando tras pies para poder lograrlo, con el corazón destrozado, sintiendo esa punzada en la garganta que te obliga de forma inconsciente a doblarte un poco para respirar bien.

Dar cada paso se hacía difícil, pero ahí estaba dante, dándome la mano con fuerza, haciéndome saber que está ahí, que él no se iría.

Ambos logramos correr hasta fuera del castillo, rodeando el laberinto y a punto de irnos por el mismo lugar estrecho que había cavado días antes Dante.

No podamos escapar por la entrada principal del castillo, muchos guardias ya estaban ahí, Henry les ordenó detenernos.

Cuando Dante me pidió entrar primero por el hueco en el muro, escuchamos como un grito estruendoso que me hizo erizar la piel gritaba mi nombre.

— ¡EMILIA! — grito Henry, caminando como una bestia salvaje, su mirada fija en mí, ya no me daba miedo, ahora le tengo un sentimiento más fuerte; odio. — ¿A dónde creen que van?

—No des un paso más— amenazo Dante.

Henry saco con dificultad la pistola y apunto a Dante, yo me puse sin dudar en frente de él. Observando con más detalle la herida del pecho, ¿Susan le hizo eso o fue Teresa? No tengo idea, solo sé que ya debería estar débil por la cantidad de sangre que hay en su camisa y manos.

—Genial, premio doble, un disparo en la cabeza los mataría a ambos— dice en medio de risas, ya había perdido la cabeza.

—Ya se acabó, Henry, — le dije, dando un par de pasos al frente— ¿Qué no ves que estas solo?

—Cállate, maldita escoria— dice sujetándose con dificultad el pecho y tambaleándose un poco.

Dante aprovecho que Henry descuido unos segundos la mirada hacia nosotros para mirarse la herida y se lanzó con todas sus fuerzas a su dirección, logrando que ambos caigan al suelo y que la pistola se deslizara unos cuantos centímetros de ambos.

—No permitiré que le hables así nunca más a Emilia— gritaba Dante mientras golpeaba una y otra vez el rostro de Henry, el cual con cada estocada quedaba un poco más rojo, hinchado y desfigurado.

Henry por poco cae inconsciente, pero Dante se levanta para huir, no sabemos si los guaridas están por llegar y ahí si lo tendríamos todo perdido, así que yo estaba por entrar, cuando Henry se levantó, tenía la pistola y estaba por dispararnos cuando Dante de nuevo se acercó sin miedo a luchar cuerpo a cuerpo.

Yo busque un palo entre el jardín para golpear a Henry con todas mis fuerzas, pero al girarme se escuchó dos disparos, haciendo que me petrifique del miedo.

—Dante no...— susurré, cuando tome el valor de mirar atrás de mí, observe como Henry cayó muerto, uno de los disparos le había dado directo al corazón.

Atada al príncipe CRUEL. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora