Capítulo 17. El jardín.

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Emilia admiraba con gracia como aquel chico de aspecto sencillo caminaba confundido entre los pasillos verdes del laberinto en el jardín

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Emilia admiraba con gracia como aquel chico de aspecto sencillo caminaba confundido entre los pasillos verdes del laberinto en el jardín.

—Que tonto— susurro Emilia, mientras dejaba salir una sonrisa.

— ¿De qué hablas? — cuestiono Susan, mientras doblaba la ropa limpia de Emilia.

—Hay un chico perdido en el laberinto.

Susan dejo los trapos en la cama y corrió hasta la ventana, echo un vistazo.

—Es lindo— golpeando el hombro de Emilia.

—Tiene su encanto— confiesa Emilia, mirándolo. — ¿Quién es?

—Creo que es familia del pintor. — Susan continúa doblando la ropa.

— ¿Pintor?

—Sí, hoy vinieron los pintores de la realeza a enmarcar la tonta cara de Henry en un cuadro enorme, su ego no es lo suficientemente alto.

Emilia noto que el chico miro hacia su dirección, y comenzó a guiarlo con el dedo índice, indicándole donde tenía que ir para salir de ahí.

Verlo tan perdido y guiándose por ella le hizo mucha gracia, no podía evitar sonreírle al chico que cada tanto miraba hacia ella para comprobar que lo está haciendo bien.

Al salir del laberinto le hizo una reverencia, ella solo coloco la mano en el vidrio, en señal de adiós y se quitó de la ventana.

— ¿Ya se fue? — pregunta Susan.

—No lo sé— voz baja y desanimada.

—Emilia, sé que extrañas ir al jardín, pero debemos esperar al anochecer, es la única forma en la que puedes tomar aire libre— le explica Susan.

—Lo sé, solo que a veces pienso que hubiese pasado si no hubiera perdido al...— hizo una pausa evitando mencionar lo que ambas saben.

— ¿Te digo que hubiese pasado? — la mira fijamente. — estuvieses encerrada justo como ahora, pero con un bebé. Él es un monstruo y no iba a cambiar solo por un bebé.

Emilia asiente, aceptando la obvia respuesta de Susan, es cierto. Henry solo se ama así mismo, un bebé no hubiese cambiado nada.

Ella seguiría como rehén en una torre abandonada y él como rey.

Mientras que Henry estaba sentado en el trono, siendo retratado por los Herrera, la ex reina Teresa se encontraba en su habitación, organizando sus cosas, con el corazón roto.

No podía creer que su primogénito le pidió que se fuera del castillo.

— ¿A dónde voy a ir? — le pregunto adolorida Teresa.

—A donde sea, menos aquí. Haz tu vida, metete en un ancianato, consigue una vida lejos de mí— fueron las palabras exactas de Henry.

No estaba segura de a dónde iría, nunca pensó que se tendría que ir de lo que ella conoce como su hogar.

Atada al príncipe CRUEL. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora