Mariposas

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Habían pasado años, muchos, en aquel mundo ya no existían los demonios, todos vivían cómodos y normales a excepción de dos personas.

Kanae y Sanemi, ambos habían reencarnado al igual que sus compañeros, sin embargo, solo ellos recordaban todo lo de su vida pasada, incluso a Shinobu, quien aun no nacía.

Ambos habían hecho lo posible para que poder estar pegados a Giyuu, ya que en el pasado ambos fueron sus parejas, claro que en diferentes tiempos.

Era el primer día escolar de la kocho menor, apenas entraría al jardín de niños mientras que ellos irían a primer año de preparatoria, solo que había un problema, tenían que llevarla y recojerla. Algunos principio no hubo problema ya que la niña no presentaba interés, pero con el paso del tiempo lo hizo.

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Desde la muerte de su querida Kanae, había estado inconsolable, llorando y culpandose por no llegar o insistir en acompañarla.

Dentro de su dolor había alguien más, Sanemi, aquel chico que lo apoyo en sus noches de llanto, que le escuchaba aunque no diera buenos días consejos, lo prefería a él sobre Shinobu, quien le decía que olvidara de una vez a Kanae.

Había estado en contacto con Sanemi muchas veces, haciendose visitas nocturnas entre los dos, apoyandose y escuchandose, al principio fue amistad pero durante una noche todo cambió.

Estaba tranquilo mientras veía la luna, tan hermosa como siempre, en su regazo tenía a Sanemi, quien disfrutaba de las caricias hacia su cabeza, relajandose ante el toque suave y cariñoso, podía acostumbrarse a eso.

—Tomioka... La luna esta hermosa hoy ¿No crees?— pregunto mientras tomaba la mano del otro hombre entre la suya.

—... Puedo morir en paz— murmuro, mientras entrelazaba sus dedos con los de Sanemi, sonriendole tan tranquilamente.

Ambos pilares sentían sus corazones completos, sonriendose con tanto cariño, resguardados por la finca del albino, aquella casa era el lugar mas seguro que tenían.

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Empezaron su relación de una manera extraña, al principio fue Sanemi molestandolo con otros dos de sus compañeros, pero cuando lo encontro llorando todo cambió.

Durante mucho tiempo mantuvieron su relación en secreto, aunque muchas veces, antes de salir, solían besarse, aquello causaba que el alfa albino estuviera de mejor humor.

Un día, durante una de sus reunión mensuales con el patrón, escucho murmullo de sus compañeros y a Obanai maldiciendo a Sanemi, cuando intento ver, se topo con un ramo de flores en su cara, siendo las gardenias sus favoritas debido al olor.

Antes de que pudiera hablar, escucho a su pareja declararsele pero de manera más directa, haciendo que su corazón latiera rápido y sus mejillas colorearse, era una manera de sacar por fin su relación a la luz.

Durante la semana siguiente estuvieron alejados, ya que Sanemi no quería enfrentar aun las preguntas de sus demás compañeros, claro que lo hizo, pero a su tiempo, sin embargo noto algo, su compañera Shinobu se había vuelto en contra de Sanemi, haciendo comentarios demasiado desagradables.

Compartido todo con su amado, incluso su deseo por acabar con aquel demonio causante de la muerte de Kanae, recibió el apoyo de su pareja, lo ayudaría en todo lo que quisiera.

Una noche antes de su misión, tuvieron su primera noche de pasión, claro que estuvo algo recio a hacerlo fuera del matrimonio pero la promesa de una boda cercana hizo que todo cambiara, aceptando a su pareja, creando su lazo.

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Por eso ahora estaba llorando, podía ver el dolor de su amado en sus ojos y la tristeza le recorría el cuerpo, había acabado con Douma, aunque solo había un problema, ahora él, también era un demonio.

Sanemi, inundado por la tristeza de ver a su amado así, soltó su katana, acercandose a pesar de los gritos de sus compañeros, tomandolo entre sus brazos en un abrazo.

—"Giyuu, mi amor ¿qué te paso?" —susurro mientras sentía al demonio devolverle el abrazo.

—"Perdoname, por favor, juro que pensaba regresar"— aquel débil susurro fue acompañado por un llanto, frente a él, estaba aquella muchacha, había apuñalado a Sanemi y a él.

Notaba aquella mirada, llena de odio puro hacia su persona y a Sanemi, quien escupió sangre, manchando el hermoso kimono del demonio.

Lloró, sentía su vida escaparse de sus manos al igual que la de su amado, ambos terminaron en el piso, abrazandose mutuamente y con una silenciosa promesa de de encontrarse en otra vida.

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Kanae, tenía su brazo alrededor del de Giyuu, quien tenía su mano izquierda entrelaza con la de Sanemi, habían acordado algo, ser una pareja de tres. Debido a que ahora Giyuu no tenía conocimiento alguno sobre la promesa de sus vidas pasadas, estaba algo confundido pero feliz, aunque algo incómodo ya que la niña ahora de quinto año de primaria les miraba molesta.

Momentos de giyuu y shipsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora