"A la Sombra del Sauce"

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Capitulo 5

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El sol despuntaba en el horizonte cuando Genya se dirigía hacia la habitación donde Sanemi dormía, ya que luego de que su hermano se despertara pudo convencerlo de volver a dormir. Genya había sido llamado e informado de que se le había asignado una misión, consciente de que ese día partiría en una misión que lo mantendría lejos de su hermano por al menos una semana. La preocupación lo embargaba, pero no tenía otra opción. Sus deberes como cazador lo llamaban, y no podía ignorarlos, aunque significara dejar a Sanemi en un momento tan delicado.

Cuando Genya abrió la puerta, encontró a Sanemi enredado en las sábanas, su pequeño cuerpo moviéndose inquieto mientras soñaba. Su rostro, tan inocente en su forma infantil, reflejaba una mezcla de calma y tensión, como si incluso en sueños estuviera lidiando con una confusión interna. Genya se acercó y se arrodilló junto a la cama, observando a su hermano con una mezcla de amor y tristeza.

"Nii-san," susurró suavemente, acariciando el cabello desordenado de su hermano.

Sanemi se removió un poco antes de abrir los ojos, parpadeando lentamente mientras enfocaba la mirada en Genya. Al reconocerlo, una pequeña sonrisa se formó en sus labios, pero la confusión aún era evidente en su expresión. "¿Genya?"

"Sí, buenos días...," respondió Genya, sonriendo de vuelta. "Escucha, Nii-san... Tengo que irme por unos días. Hay algo que debo hacer, pero estarás en buenas manos mientras no estoy."

Sanemi se incorporó lentamente, la alarma comenzando a brillar en sus ojos. "¿Te vas? ¿Me vas a dejar?"

"Solo por un tiempo," explicó Genya, tratando de mantener la calma en su voz para no asustarlo. "Tomioka-san estará contigo mientras estoy fuera. Él te cuidará, y antes de que te des cuenta, estaré de vuelta."

Sanemi bajó la mirada, mordiéndose el labio mientras sus pequeños dedos jugaban con los bordes de la manta. "No quiero que te vayas, Genya... Tengo miedo."

El nudo en la garganta de Genya se apretó, pero sabía que no podía flaquear. Tomó la mano de Sanemi entre las suyas y le dio un suave apretón. "Sé que es difícil, Nii-san, pero Tomioka-san es alguien en quien puedes confiar. Él estará contigo todo el tiempo, y no te dejará solo. Además, cuando regrese, te traeré algo especial, ¿te parece?"

Sanemi asintió lentamente, aunque la preocupación no desapareció de su rostro. Aceptar que su hermano se fuera era un gran esfuerzo, pero la promesa de un regreso lo ayudaba a mantenerse firme.

Más tarde, cuando el sol ya estaba alto, Tomioka llegó para recoger a Sanemi. El Pilar del Agua se encontraba de pie junto a la entrada, su figura alta y serena irradiando una tranquilidad que parecía calmar un poco la ansiedad de Sanemi. Genya le había explicado la situación, y Giyuu había aceptado sin dudar, consciente de la responsabilidad que recaía sobre sus hombros.

"¿Estás listo, Shinasugawa?" preguntó Giyuu en su tono característicamente suave, agachándose un poco para estar al nivel del niño.

Sanemi miró a Genya una última vez, buscando algún tipo de seguridad antes de asentir. "Sí... estoy listo."

"Bien," dijo Giyuu, extendiendo su mano hacia Sanemi. "Vamos entonces."

Sanemi dudó por un momento antes de tomar la mano de Giyuu, su pequeña palma temblando ligeramente. Genya los observó mientras se alejaban, con una mezcla de orgullo y tristeza en su corazón. Confiaba en Giyuu, pero eso no hacía más fácil la despedida. Se quedó allí hasta que la figura de su hermano pequeño desapareció en la distancia, y solo entonces se permitió un suspiro de resignación antes de emprender su propio camino.

"Cuidándote"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora