Capitulo 17
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El sol se encontraba ya en lo alto cuando Sanemi y Genya caminaban por las calles del pueblo, pasando entre los distintos puestos del mercado que estaban repletos de mercancías. El bullicio de la gente comprando, los vendedores gritando para atraer a más clientes, y el aroma de distintas comidas típicas del lugar hacían del ambiente algo vivo y ajetreado. Mientras caminaban, Sanemi observaba cada puesto con detenimiento, con las manos en los bolsillos y una mirada curiosa que se detenía en todo lo que le llamaba la atención.
De repente, algo capturó su interés. Era un pequeño puesto, decorado con telas brillantes y repleto de accesorios para el cabello. Sanemi se detuvo y, por unos segundos, sus ojos quedaron fijos en una peineta que destacaba entre los otros objetos. Era un adorno delicado, no muy grande, pero con un diseño muy detallado. Tenía pequeñas flores celestes de cerámica y perlas azules incrustadas que parecían imitar hojas. Algo en ese accesorio le pareció hermoso, de una manera que no podía describir con palabras, pero le recordaban mucho al color de ojos de tomioka. Después de un rato, dejó de mirarlo y se dirigió hacia donde estaba su hermano, quien en ese momento discutía el precio de algunas frutas con un comerciante.
"Genya" llamó Sanemi tirando levemente de la manga de su hermano.
"¿Qué pasa?" preguntó Genya, sin dejar de mirar las frutas.
"Quiero esa peineta" respondió Sanemi con voz tranquila, señalando hacia el puesto donde había visto la peineta.
Genya levantó una ceja, un tanto sorprendido por la petición de su hermano. Dirigió la mirada hacia donde apuntaba y vio el accesorio en cuestión. Se quedó observándolo un momento antes de hablar.
"¿Quieres eso? Pero... es un adorno de mujer, nii-san. ¿Para qué lo quieres?" preguntó Genya, claramente confundido.
Sanemi frunció ligeramente el ceño, como si la pregunta no tuviera sentido para él.
"Ya lo sé, pero quiero ese" replicó, sin cambiar su tono tranquilo, pero con una firmeza que Genya conocía bien.
El mayor de los Shinasugawa dejó escapar un suspiro resignado, comprendiendo que su hermano no cambiaría de opinión. Se acercó al puesto junto a Sanemi y preguntó a la vendedora por el precio de la peineta. Al escuchar la cantidad, una punzada recorrió su pecho. Era bastante caro, mucho más de lo que esperaba, pero no podía negarse a su hermano. Después de todo, aunque Sanemi ahora fuera un niño, seguía siendo su responsabilidad.
"Está bien…" murmuró Genya mientras pagaba la suma y recibía la peineta envuelta con cuidado.
Le entregó el accesorio a Sanemi, quien lo tomó con delicadeza y lo guardó en uno de sus bolsillos. Aunque no lo demostró abiertamente, una pequeña sonrisa de satisfacción apareció en su rostro por un breve instante, algo que Genya notó con un aire de ternura.
"Bueno, creo que ya es hora de volver a la finca, nii-san" dijo Genya después de un rato, intentando ignorar el vacío en su billetera.
Sanemi caminaba a su lado, pero parecía absorto en sus propios pensamientos. Luego de un par de minutos de silencio, decidió hablar.
"Genya, ¿sabes cuándo es el cumpleaños de Tomioka?" preguntó de manera casual, como si la pregunta no tuviera demasiada importancia, aunque era evidente que algo rondaba en su cabeza.
Genya miró brevemente a su hermano, frunciendo el ceño ante la pregunta inesperada. Luego, miró al cielo pensativo, como si intentara recordar algún detalle que pudiera ayudar.
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"Cuidándote"
Fanfic•Sanemi es afectado por la técnica de sangre de un demonio. •Tomioka papá luchón. •Sanemi chiquito. •Sentimientos extraños.