Capitulo 12
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Mientras Giyuu terminaba de preparar la comida, su mente no dejaba de divagar en torno a lo que había sucedido. No podía evitar sentirse desconcertado por el súbito crecimiento de Sanemi. Las preguntas seguían acumulándose en su mente, cada una sin respuesta. Sin embargo, decidió concentrarse en la tarea en frente de él, al menos por ahora. Preparar algo para que Sanemi comiera era lo único que podía hacer en ese momento para cuidar de él.
Una vez que terminó, colocó los platos en una bandeja y se dirigió a la habitación donde Sanemi se había encerrado. Al llegar a la puerta, dudó por un momento antes de levantar la mano para tocar suavemente. No hubo respuesta. Giyuu suspiró y, con delicadeza, empujó la puerta. Para su alivio, no estaba cerrada con llave.
Entró lentamente, sosteniendo la bandeja con ambas manos, y se quedó quieto al ver al ex pilar. Sanemi estaba sentado en la cama, abrazando sus rodillas y con la mirada perdida en la pared. Su expresión, que antes era curiosa y a veces incluso desafiante, ahora parecía cansada y abrumada.
Giyuu se acercó despacio, tratando de no hacer demasiado ruido. Se sentó en el borde de la cama y colocó la bandeja frente a Sanemi. "He hecho algo de comida," dijo suavemente, su tono calmado y sin presión. "Es importante que comas para recuperar fuerzas."
Sanemi no respondió de inmediato. Mantuvo su mirada fija en un punto lejano, como si no pudiera escuchar las palabras de Giyuu. Pero eventualmente, después de un largo silencio, sus ojos se desviaron hacia la bandeja. Sus hombros bajaron un poco, como si hubiera estado sosteniendo un peso invisible.
"Gracias," murmuró, su voz apenas audible.
Giyuu asintió, sin querer presionarlo más. "Voy a dejarte solo para que comas tranquilo," dijo, comenzando a levantarse para darle espacio.
Sin embargo, antes de que pudiera alejarse, Sanemi lo detuvo con una palabra apenas perceptible. "Espera," dijo, su tono algo ansioso. Giyuu se detuvo, mirándolo con curiosidad.
Sanemi finalmente desvió la mirada de la bandeja y levantó la vista hacia Giyuu. Había algo diferente en su expresión, algo que Giyuu no había visto antes. Era una mezcla de vulnerabilidad y tristeza, como si estuviera a punto de decir algo importante pero no supiera cómo hacerlo.
"Quédate... Un momento," dijo finalmente Sanemi, su voz sonando más suave de lo que su apariencia actual sugería. "Y-yo... Tengo más recuerdos de mi madre y hermanos... Giyuu-san... Yo la asesine" la voz de sanemi era temblorosa, lágrimas se asomaron por sus ojos mostrando dolor.
Giyuu sintió un nudo formarse en su garganta al escuchar esas palabras. Sanemi, incluso con su naturaleza combativa, era solo un niño que había sido arrojado a una situación completamente desgarradora que no tendría que haber vivido. Giyuu entendió entonces que Sanemi no solo necesitaba que alguien lo cuidara físicamente; también necesitaba apoyo emocional, alguien en quien confiar en ese momento tan duro de su vida.
Giyuu se sentó nuevamente en la cama, más cerca esta vez, y colocó una mano en el hombro de Sanemi. "Está bien, lo hiciste para proteger a genya y a ti... Solo estabas tratando de protejerlo no hiciste nada malo" giyuu tiro de su hombro suavemente y lo envolvió en un abrazo protector "No tienes que enfrentar esto solo ni culparte por algo que no podías evitar," dijo con suavidad, mientras acariciaba suavemente la espalda del menor que temblaba por el llanto reprimido. "Estoy aquí para ayudarte, y genya también, no te dejaré solo en esto, lo enfrentaremos juntos."
Sanemi miró a Giyuu con ojos llenos de gratitud y confusión. Había algo reconfortante en las palabras de Giyuu, algo que le hizo sentir menos solo en medio de ese remolino de sus más dolorosos recuerdos. Sin embargo, aún quedaba un rastro de miedo en su interior.
"¿Crees que genya aún me odie... por matar a nuestra madre?" preguntó Sanemi, su voz apenas un susurro. "¿Tengo derecho a siquiera llamarme su hermano luego de lo que hice?"
Giyuu apretó ligeramente su mano sobre el agarre de Sanemi, transmitiéndole seguridad. "No creo que te odie," respondió honestamente, "el se preocupa mucho por ti, si no te quisiera no seguiría llamándote de esa manera tan cercana."
Sanemi asintió lentamente, aunque las dudas aún nublaban su mente. Sin embargo, algo en la presencia de Giyuu lo hizo sentir más seguro, más anclado a la realidad. Sin darse cuenta, se apoyó un poco más en Giyuu, permitiendo que la cercanía entre ambos lo calmara.
Después de un rato, Giyuu notó que Sanemi había comenzado a calmarse. "Vamos," dijo suavemente, empujando la bandeja un poco más hacia él. "Comamos juntos. Claro, solo si tú quieres."
Sanemi asintió de nuevo, esta vez con un poco más de determinación. Giyuu lo acompañó mientras comían en silencio, cada uno perdido en sus propios pensamientos, pero la compañía mutua les daba una sensación de consuelo.
Después de comer, Sanemi parecía un poco más animado, aunque el cansancio era evidente en su rostro. Giyuu lo ayudó a acostarse de nuevo, arropándolo con cuidado. "Descansa," le dijo mientras le acariciaba suavemente el cabello, un gesto que había aprendido que calmaba al niño. "Todo estará bien."
Sanemi lo miró con ojos pesados por el sueño, pero había una confianza renovada en su mirada. "Gracias, Giyuu-san," murmuró antes de cerrar los ojos, dejándose llevar por el sueño.
Giyuu se quedó a su lado, observando cómo la respiración de Sanemi se volvía lenta y regular. Había algo profundamente conmovedor en la escena. A pesar de lo extraño y desafiante que había sido todo, Giyuu no pudo evitar sentir un profundo sentido de protección hacia Sanemi, algo que iba más allá del deber de un cazador de demonios.
Mientras Sanemi dormía, Giyuu se quedó a su lado, reflexionando sobre los días que habían pasado juntos. Desde que Sanemi había vuelto a ser un niño, Giyuu había sentido cómo su propio corazón se había ablandado, cómo su capacidad de empatizar y cuidar se había vuelto más fuerte. Había algo en Sanemi, en su vulnerabilidad y en su lucha, que lo había tocado profundamente.
Finalmente, cuando estuvo seguro de que Sanemi dormía profundamente, Giyuu se levantó con cuidado y salió de la habitación, cerrando la puerta con suavidad. Se dirigió a su habitación, dejándose caer en su futón, agotado tanto física como emocionalmente.
Sabía que aún había mucho que desconocían sobre la situación de Sanemi, pero por ahora, lo único que podía hacer era estar allí para él. Y eso, Giyuu estaba decidido a hacerlo, sin importar los desafíos que se presentaran.
Con esa resolución en mente, Giyuu dejó que el cansancio lo venciera, y como aún era temprano se permitiría un momento de descanso antes de empezar oficialmente con los deberes que tenía pensado para ese día.
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Disculpen la demora, anoche creí que había publicado el capítulo pero me quedé dormida y me re olvide 😩
Saludos...
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"Cuidándote"
Fiksi Penggemar•Sanemi es afectado por la técnica de sangre de un demonio. •Tomioka papá luchón. •Sanemi chiquito. •Sentimientos extraños.