Capitulo 11
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El sol apenas comenzaba a asomarse por el horizonte cuando Giyuu despertó, pero no lo hizo por cuenta propia. Fue el suave pero firme llamado de Shinobu lo que lo sacó del sueño. Él se incorporó rápidamente, aún desorientado, parpadeando para despejar las últimas trazas de sueño de su mente. La habitación que le habían preparado en la Finca Mariposa era sencilla pero cómoda, sin embargo, Giyuu no había dormido bien. La preocupación por Sanemi había estado pesando en su mente toda la noche, y aunque Shinobu le había asegurado que el niño estaría bien, no pudo evitar pensar en él cada vez que cerraba los ojos.
Cuando enfocó la vista, vio a Shinobu de pie en la puerta de su habitación. Su expresión tranquila, pero Giyuu notó una leve inquietud en su mirada. Algo que no era usual en ella.
"Shinobu," dijo Giyuu, su voz ronca por el sueño interrumpido. "¿Está Sanemi...?"
Shinobu asintió, pero su gesto no disipó la preocupación que Giyuu sintió en su pecho. "Sanemi está despierto, pero necesito que vengas conmigo," dijo ella con su tono característico, aunque había un matiz de seriedad que Giyuu no pudo ignorar.
Giyuu se levantó de inmediato, vistiéndose con rapidez antes de seguir a Shinobu por los pasillos de la finca. Mientras caminaban, notó el silencio a su alrededor. Los otros habitantes de la Finca Mariposa parecían aún estar dormidos, y solo el suave crujido de la madera bajo sus pies rompía la quietud de la madrugada.
Shinobu lo condujo hasta la sala de enfermería donde había dejado a Sanemi la noche anterior. Giyuu podía sentir su corazón latiendo con fuerza en su pecho mientras se acercaban a la puerta. Algo no estaba bien, y la preocupación crecía con cada paso que daba.
Cuando llegaron, Shinobu se detuvo frente a la puerta, colocando una mano en la perilla mientras miraba a Giyuu. "Quiero que te prepares para lo que vas a ver, Tomioka," le dijo en voz baja, sus palabras añadiendo un peso mayor a la tensión que ya sentía.
Antes de que Giyuu pudiera preguntar qué quería decir, Shinobu empujó suavemente la puerta y la abrió. Giyuu se adelantó, sus ojos buscando de inmediato a Sanemi. Pero lo que vio lo dejó sin palabras.
Allí, sentado en la camilla donde había dejado al pequeño niño la noche anterior, se encontraba un muchacho de unos doce años. Su cabello seguía siendo el mismo tono plateado que conocía, y sus ojos, aunque sorprendidos, mantenían ese brillo que le era familiar. Pero la figura que tenía delante no era la de un niño pequeño. El Sanemi que veía ahora tenía el cuerpo de un niño que estaba comenzando a entrar en la preadolescencia. Sus extremidades eran más largas, su rostro más definido, y su postura denotaba una confianza y fuerza que no habían estado presentes la noche anterior.
Giyuu dio un paso hacia adelante, incrédulo, sus ojos fijos en Sanemi. No podía creer lo que estaba viendo. "¿Qué... qué ha pasado?" logró articular, volviendo su mirada hacia Shinobu, esperando una explicación.
Shinobu suspiró y se acercó a Sanemi, que observaba a ambos con una mezcla de curiosidad y desconcierto. "Anoche, Shinasugawa comenzó a experimentar un crecimiento acelerado," explicó Shinobu, manteniendo su tono profesional, aunque Giyuu notó una sombra de preocupación en su expresión. "Es como si su cuerpo hubiera estado almacenando energía, y de repente decidiera liberarla toda de una vez. El dolor que sentía era debido a este crecimiento tan rápido."
Giyuu trató de procesar la información mientras observaba a Sanemi, que se veía tan confundido como él. Ahora entendía por qué el niño dormía tanto. "¿Eso significa que seguirá creciendo así?" preguntó, sin apartar la vista del niño.
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"Cuidándote"
Fanfic•Sanemi es afectado por la técnica de sangre de un demonio. •Tomioka papá luchón. •Sanemi chiquito. •Sentimientos extraños.