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El regreso fue completamente silencioso.

La luz de la linterna hacía que el camino fuera mucho más seguro, eliminando la necesidad de avanzar con tanta precaución por miedo a tropezar con algo. La iluminación revelaba con claridad el estado desolado y demacrado del lugar, pudo ver perfectamente cómo los pequeños experimentos, aún presentes en la zona, se escondían rápidamente al verlos acercarse.

Echó un vistazo a Bubba, quien, con el ceño fruncido y una expresión de malestar, miraba fijamente hacia adelante.

Dogday quería preguntarle qué sucedía para poder ayudarle y mejorar su ánimo, pero sabía que intervenir demasiado podría empeorar su mal humor. Decidió esperar y, si más tarde Bubba seguía con esa actitud, lo enfrentaría.

Este lugar se ve peor de lo que creía. –Trató de hacerle conversación para indirectamente tratar de distraerlo de lo que sea que lo estaba atormentando.

Como si hubiera reventado la burbuja en la que estaba aislado, Bubba se sobresaltó un poco volteándolo a mirar. Analizando un poco lo que le había dicho, el elefante miró a su alrededor y luego de un momento le respondió.

¿En verdad? Yo me lo esperaba aún peor, considerando todo lo que pasó. –Dijo, mientras daba una rápida mirada a las paredes desgastadas y al suelo cubierto de polvo y escombros.

Mhm... –Dogday asintió lentamente, volviendo a mirar con los ojos entrecerrados su alrededor mientras varias partículas de polvo se movían en el aire– Sí, tienes razón.

Un breve silencio se instaló mientras ambos seguían caminando. La atmósfera pesada se llenó con el sonido de sus pasos y el ocasional crujido de los escombros bajo sus pies.

Finalmente, Bubba rompió el silencio.

¿Te acuerdas de algo cuando estuviste aquí? –Preguntó Bubba con un tono de curiosidad, enfocando la linterna en las sombras de las paredes.

Dogday acaricio una de sus orejas, pensativo.

Realmente no, no era como si hubiera estado muy consciente en esos momentos. –Comentó, luego de un momento de reflexión, cuando finalmente concluyó que no tenía ningún recuerdo de ese lugar– Me acuerdo más cuando estuve en las zonas de prueba y observación... ¿Tú sí te acuerdas de algo?

Sí, aunque no desde el primer momento. Pero recuerdo muchas cosas... –Bubba levantó la linterna para iluminar los números inscritos en las puertas de las habitaciones– De hecho... No hace mucho pasamos la habitación en la que me asignaron en ese entonces.

Oh, ¿hasta el número de tu habitación te acuerdas? –Dogday mostró una mezcla de sorpresa y curiosidad.

¿Qué te puedo decir? Cosas de tener buena memoria. Aunque tampoco es como que... –Bubba dejo de hablar abruptamente cuando lo volteo a ver, arqueando una ceja y mirándolo como si lo estuviera cuestionando– ... ¿La has llevado todo este tiempo contigo?

Dogday ladeó la cabeza, algo confundido por la pregunta. Sin embargo, al notar el pequeño movimiento en sus brazos, bajó la mirada y vio a la peluche, comprendiendo a qué se refería Bubba.

Ah, sí. –Se rio ligeramente, mirando a Bubba con una expresión divertida– ¿No te habías dado cuenta?

No... Yo... estaba algo distraído. –Admitió Bubba, rascando su nuca– Pensé que te incomodaba.

☽ Desconexión ☽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora