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Vio como Crafty deslizaba sus manos suavemente sobre los hombros tensos de Bobby, intentando apaciguar la furia que se acumulaba en la pequeña osita. La intensidad de su enojo era casi palpable. Tenía los brazos cruzados con fuerza sobre su pecho, mientras sus ojos permanecían clavados en los dos chicos que habían desencadenado su cólera. Sus cejas fruncidas y la mandíbula apretada mostraban lo difícil que le resultaba contener su frustración.

A su lado, las risas contenidas de Kickin y Hoppy vibraban en el aire, luchando por no estallar después de haber sido testigos, en primera fila, del golpe que Bobby había propinado a Dogday, quien aún yacía en el suelo. Se cubrían las bocas con las manos para evitar que las carcajadas se escaparan, pero el temblor de sus cuerpos los traicionaba. Cada sacudida de risa hacía que el cuerpo de Catnap, atrapado por el brazo de Kickin que estaba rodeando el suyo, se moviera ligeramente al compás de las risas ahogadas de su contrario.

Catnap desvió la mirada hacia Dogday, observando cómo el perro comenzaba a moverse lentamente. Una de sus manos se apoyó en el suelo para ayudarlo a incorporarse, mientras la otra descansaba sobre las vendas que cubrían su vientre, evidenciando una leve mueca de dolor. Con esfuerzo, Dogday se sentó en el piso, cruzando las piernas y mirando a Bobby con ojos de cachorro regañado, una expresión que mezclaba dolor y un arrepentimiento algo infantil.

El impulso de acercarse y ayudar a Dogday a levantarse cruzó por la mente de Catnap por un momento, pero algo lo detuvo, manteniéndolo en su lugar. Su cuerpo no respondió al impulso, como si una parte de él le dijera que acercarse no sería una buena idea en lo absoluto.

Una creciente inquietud empezó a invadirlo, haciéndolo sentir ansioso, desvió la mirada hacia el pasillo en dirección a su habitación, deseando con ansias poder volver allí lo más antes posible, pero el apretón firme del brazo de Kickin en el suyo lo anclaba en su sitio, haciendo que descartara esa idea, aunque solo fuera ligeramente.

Un suspiro resignado escapó de sus labios, mientras volvía a mirar al perro. En ese instante, sus ojos se encontraron con las del contrario por una fracción de segundo, pero fue suficiente para que una oleada de recuerdos inundara la mente de Catnap. Imágenes de Dogday atado, encarcelado y brutalmente lastimado se superpusieron sobre la figura del perro frente a él, golpeando su mente con fuerza, haciendo que el corazón del felino se encogiera.

Desvió rápidamente la mirada hacia el suelo, intentando escapar de las brutales visiones, haciéndolo sentir que no debería estar allí, alimentando la creciente sensación de incomodidad que estaba sintiendo.

Con un gesto distraído, comenzó a acariciar el pelaje púrpura de su brazo, buscando desviar su atención hacia algo, cualquier cosa, que lo alejase de los pensamientos oscuros. Permaneció así durante un breve momento, sus dedos trazando pequeños círculos en su propio pelaje, hasta que sus orejas se alzaron en alerta al captar el suave sonido de un sollozo.

El impacto de ese pequeño sonido fue inmediato. No solo hizo que Catnap se quedara inmóvil, sino que también detuvo abruptamente las risas de Kickin y Hoppy, silenciando el temblor de sus cuerpos al instante.

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Dogday soltó un quejido bajo, con la cara aplastada contra el suelo. No fue tanto el golpe lo que lo hizo caer, ya que apenas le dolió, sino que el impacto lo hizo tambalearse y tropezar con sus propios pies. La caída repentina provocó que las costuras en su abdomen, que había olvidado por completo, se tensaran dolorosamente con el movimiento brusco. Por eso, tardó un poco más en enderezarse, luchando contra la punzada que le recordaba lo frágil que aún estaba y no quería reconocer.

☽ Desconexión ☽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora