Kim Taehyung es hermoso, extrovertido y popular. Su aura es etérea, digna de contemplar; cualquiera que lo mire estará condenado a caer a sus pies.
Por otro lado, Jeon Jungkook es reservado, timido y con una presencia sutil que no llama la atención...
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— ¿En serio le darás una rosa? —El rubio estaba incrédulo. Jungkook realmente estaba enamorado de Kim Taehyung.
— Claro que sí, Mimi. Estoy seguro de que le gustará.
— ¿Cómo estás tan seguro? ¿Y si no le agrada y la rechaza?
— Estoy seguro porque hace unos días subió una foto a su perfil donde estaba rodeado de muchas flores.
— ¿No dijiste que no lo acosabas?
— Hyung, no lo hago. Solo lo vi por curiosidad.
— Como sea, espero que si te rechaza con esa flor, no te sientas mal. No creo que le gusten las cosas sencillas, Kook. Ya sabes lo que dicen, trabaja para marcas lujosas y sus padres también tienen mucho dinero.
— Ya lo sé, pero nada pierdo con intentar, ¿cierto?
Jungkook respiró hondo, tratando de convencerse a sí mismo. Apretó la rosa entre sus manos, casi como si buscara coraje en los pétalos delicados. Era simple, sí, pero para él representaba más de lo que cualquier regalo caro podría significar. Era su manera de expresar lo que sentía, de mostrarle a Taehyung que lo admiraba y lo quería tal como era.
Con pasos firmes, pero el corazón latiéndole fuerte en el pecho, se acercó a Taehyung, quien estaba hablando animadamente con algunos alfas. Jungkook esperó pacientemente hasta que Taehyung lo notó y se acercó a él, esbozando una sonrisa cordial.
— Tae, quería darte esto —dijo Jungkook, extendiendo la rosa con sus manos temblorosas y un gran sonroso en sus mejillas
Taehyung miró la flor y, por un segundo, su expresión fue ilegible. Tomó la flor de las manos de Jungkook, sus dedos rozando brevemente los del otro. Jungkook sintió un calor recorrer su cuerpo ante ese contacto, esperando una reacción positiva.
— Gracias, Jungkook —dijo Taehyung, su tono educado pero distante.
Sin embargo, en lugar de apreciar el gesto, Taehyung miró la flor con frialdad, como si fuera algo sin importancia. Apenas había pasado un minuto cuando, con un suspiro apenas perceptible, Taehyung caminó hacia un cesto de basura cercano y, sin más, dejó caer la flor en él.
Jungkook se quedó congelado, incapaz de procesar lo que acababa de suceder. El mundo a su alrededor pareció detenerse. Esa simple acción había destrozado todas sus esperanzas.
— Lo siento, Jungkook. Las flores no son lo mío —comentó Taehyung, dándole una palmada en el hombro antes de regresar con los fornidos alfaa, como si nada hubiera pasado.
Jungkook miró el cesto de basura, viendo cómo la rosa, la cual había sido tan especial para él, yacía ahora entre rl bote, marchitándose en un rincón oscuro. Sentía un nudo en la garganta, pero se obligó a mantener la calma, a no dejar que el rechazo lo venciera.
— Está bien… —murmuró para sí mismo, susurrando palabras de consuelo. Antes de dar la vuelta y caminar de nuevo hacia su amigo una fuerte mano lo detuvo.
— ¿El fenómeno está enamorado? —Jungkook dirigió su mirada hacia el dueño de la mano, dándose cuenta de que era el mariscal del equipo de la universidad, Suho, un alfa dominante y atractivo, lo cual solo acentuaba la inseguridad de Jungkook, quien deseaba al menos ser un poco atractivo.
— No soy un fenómeno, Suho —respondió Jungkook con voz temblorosa.
— Claro que lo eres. Aún no has presentado tu celo, eso es patético —dijo Suho antes de soltarlo bruscamente.
Jimin, que había observado todo desde la distancia, se acercó a Jungkook y lo abrazó con fuerza.
— Kook, lo siento tanto… —dijo suavemente.
— No pasa nada, de verdad. Solo... no era el momento adecuado —respondió Jungkook, intentando sonreír, aunque sus ojos reflejaban la tristeza que trataba de ocultar.
Se dio la vuelta y comenzó a alejarse lentamente, sintiendo el peso de la decepción sobre sus hombros.
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Taehyung esperó pacientemente a que todos volvieran a los salones después de que el timbre anunciara el inicio de la siguiente hora. No quería que nadie lo viera sacar la flor que antes había tirado a la basura.
Aunque había mostrado frialdad ante el detalle del castaño, al que nunca antes había notado realmente, la verdad era otra. Su omega estaba feliz de haber recibido esa flor. Nunca nadie se la había dado de esa manera. Sí, había recibido flores en el pasado, pero siempre supo que las intenciones detrás de esos gestos eran superficiales. Sabía que lo hacían solo para coquetear con él y, eventualmente, llevarlo a la cama. Después de todo, era consciente de que muchas personas solo lo veían por su belleza exterior.
Pero en los ojos del chico delgado con lentes, Taehyung había visto algo diferente. Había un brillo especial, una sinceridad que le hizo pensar que las intenciones detrás de esa rosa eran puras y desinteresadas. Aunque Jungkook no era su tipo habitual, hubo algo en su timidez, en ese sonrojo genuino cuando le entregó la flor, que lo conmovió.
Mientras todos se alejaban, Taehyung miró a su alrededor para asegurarse de que estaba solo. Con paso silencioso, se acercó al cesto de basura y, con cuidado, recuperó la rosa que había arrojado momentos antes. Al sostenerla en sus manos de nuevo, sintió una oleada de emociones que había reprimido.
"¿Por qué actué así?", se preguntó, sintiendo una leve punzada de culpa. Taehyung se dio cuenta de que había reaccionado impulsivamente, queriendo mantener su imagen fría y distante. No quería mostrar debilidad, no quería que otros pensaran que era fácil de impresionar. Sin embargo, la realidad era que ese pequeño gesto había tocado algo profundo dentro de él.
Recordó la expresión de Jungkook, cómo sus ojos brillaban con esperanza y nerviosismo. Esa rosa, aunque simple, era más valiosa que cualquier otro regalo que hubiera recibido. Porque no era un gesto para impresionar, sino un intento sincero de acercarse a él, de mostrarle afecto sin esperar nada a cambio.
Taehyung acarició suavemente los pétalos de la flor, que aún estaban frescos y suaves al tacto. "Es hermosa", pensó, sintiendo una calidez en su pecho que no había experimentado en mucho tiempo.
Sin embargo, sabía que no podía simplemente cambiar la actitud que le permitia encajar con los demás, para los de la escuela el era extrovertido, prepotente, incluso afirman que es solo un rostro bonito y una cabeza hueca y si asi lograba gustarle a los demás asi se quedaria
Taehyung guardó la rosa en su mochila, asegurándose de que no se dañara. Mientras regresaba al salón, no pudo evitar pensar en lo que podría hacer para enmendar su error, para mostrarle a Jungkook que, detrás de esa fachada fría, había alguien que también quería ser querido por lo que era, y no solo por cómo lucía.