Kim Taehyung es hermoso, extrovertido y popular. Su aura es etérea, digna de contemplar; cualquiera que lo mire estará condenado a caer a sus pies.
Por otro lado, Jeon Jungkook es reservado, timido y con una presencia sutil que no llama la atención...
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Taehyung observó el pequeño oso de peluche en sus manos, su suave pelaje azul contrastando con la elegancia de su atuendo. Acarició la luna y la pequeña estrella bordadas en la barriga del oso, mientras su mente repetía las palabras escritas en la nota.
"Para Kim Taehyung, el chico que me hace feliz. Estaré esperando afuera del desfile. Jk."
El corazón de Taehyung latía más rápido, una mezcla de nerviosismo por la pasarela y emoción por el gesto de Jungkook. No pudo evitar sonreír, su ansiedad suavizándose ligeramente al pensar en lo que significaba para Jungkook. Lo que podría significar para ambos.
Se miró en el espejo una última vez, admirando el vestido negro que abrazaba su cuerpo de manera perfecta, destacando su figura esbelta. La gabardina negra le daba un aire de sofisticación, mientras los tacones en punta añadían un toque de poder a su andar. Su cabello habia sido ondulado y peinado de manera sofisticada, sus oceanicos ojos eran adornados con sombras y sus largas pestañas ahora resaltaban más. Estaba listo, o al menos lo estaría, si no fuera por las mariposas en su estómago.
Tocaron a la puerta nuevamente, esta vez para anunciarle que era su turno. Taehyung respiró hondo, guardando el peluche con cuidado en su bolso, como si llevara consigo un talismán que le daría fuerza.
Caminó hacia la pasarela, su mente enfocada en cada paso, pero no pudo evitar que el pensamiento de Jungkook esperando afuera le diera un toque extra de confianza. Sabía que el desfile de Prada era uno de los eventos más importantes en los que había participado, pero ahora, lo que más deseaba era terminarlo con éxito y salir a encontrarse con él.
Las luces se encendieron, la música comenzó a sonar, y Taehyung dio su primer paso en la pasarela. Cada mirada estaba sobre él, pero esta vez no le importaba. Solo tenía una en mente, la de alguien que veía más allá del modelo, más allá de la perfección que mostraba en cada desfile.
Con cada paso, su confianza crecía. El vestido ondeaba ligeramente con su andar, la gabardina rozando suavemente sus muslos, y los tacones resonando con firmeza en el suelo de la pasarela. Era el centro de atención, y lo sabía, pero ahora se sentía poderoso, no solo por su apariencia, sino porque alguien lo había visto de verdad.
Finalmente, llegó al final de la pasarela, donde se detuvo y giró con gracia, volviendo sobre sus pasos para cerrar el desfile. Cuando terminó, el aplauso fue ensordecedor, pero lo único que escuchó fue el latido de su propio corazón, acelerado ante la idea de salir y encontrar a Jungkook.
Al llegar al backstage, los abrazos y felicitaciones llovían sobre él, pero Taehyung apenas podía esperar. Con una sonrisa nerviosa, se excusó para poder cambiarse a la ropa que traía antes del desfile. Rapidamente se despidió y se dirigió hacia la salida, su bolso apretado contra su costado, el pequeño peluche aún en su interior.
Cuando finalmente cruzó la puerta, sus ojos buscaron frenéticamente entre la multitud, hasta que lo vio. Jungkook estaba allí, esperando, con una expresión que mezclaba orgullo y algo más profundo, algo que Taehyung apenas comenzaba a comprender.
Sin pensarlo dos veces, corrió hacia él, deteniéndose justo frente a su rostro. Jungkook sonrió, una sonrisa que alcanzó sus ojos, y antes de que Taehyung pudiera decir algo, lo envolvió en un abrazo cálido.
-Lo hiciste increíble, Taehyung-, susurró Jungkook cerca de su oído. -Sabía que lo harías-.
Taehyung se aferró a él, sintiendo el peso de los nervios desvanecerse completamente. -Gracias por estar aquí-, murmuró contra su hombro.