Kim Taehyung es hermoso, extrovertido y popular. Su aura es etérea, digna de contemplar; cualquiera que lo mire estará condenado a caer a sus pies.
Por otro lado, Jeon Jungkook es reservado, timido y con una presencia sutil que no llama la atención...
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Taehyung apenas había cruzado el umbral de la puerta cuando el aroma inconfundible de chocolate amargo lo envolvió. Jungkook, eataba sentado en su cama, pero ya no era el delgado castaño. Su fisico cambio para presentarse como alfa, su cuerpo se volvio musculoso y sus rasgos faciles maduraron dejando rasgos muy definidos. El alfa alzó la vista, y sus ojos brillaron de alegría al reconocer la fragancia a canela y vainilla que tanto amaba. Jimin, que había acompañado a Taehyung hasta la habitación, lanzó una mirada nerviosa a ambos antes de dar un paso atrás.
"Los dejo solos", murmuró, casi como una disculpa, antes de salir rápidamente y cerrar la puerta detrás de él.
La habitación quedó en silencio, solo roto por el suave sonido de la respiración de Jungkook, que se levantó lentamente de la cama. Cada paso hacia Taehyung era deliberado, como si estuviera acercándose a algo sagrado.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca, Jungkook inclinó su rostro hacia el cuello de Taehyung, inhalando profundamente el aroma que lo volvía loco. "Eres mi omega", susurró, su voz cargada de emoción mientras sus labios rozaban suavemente la piel de Taehyung. "Te amo, Tae."
Taehyung sonrió con ternura, levantando una mano para acariciar el cabello oscuro de Jungkook. "Yo también te amo, Kook. Estoy aquí para ti."
Jungkook continuó dejando pequeños besos en el cuello de Taehyung, sus labios viajando con devoción por la suave piel. No había urgencia en sus movimientos, solo un deseo profundo de estar cerca, de conectar con la persona que tenía delante. Taehyung, sintiendo la necesidad de confortar a Jungkook, inclinó su cabeza, ofreciéndole más acceso a su cuello, mientras sus manos acariciaban suavemente la espalda del otro.
"Puedes abrazarme todo lo que necesites", le susurró Taehyung, envolviendo sus brazos alrededor del cuerpo de Jungkook, presionándolo contra sí. "Estoy aquí contigo, Kook."
El mayor asintió, sus brazos rodeando con fuerza a Taehyung, aferrándose a él como si fuera su ancla. Se permitió morder suavemente la piel del cuello de Taehyung, sintiendo la calidez y el confort que su omega le brindaba. Era un contacto tan íntimo como el más profundo de los besos, pero lleno de amor y protección.
"Mírame, Kook", pidió Taehyung, separándose un poco para que Jungkook pudiera levantar la vista. Cuando sus ojos se encontraron, Taehyung le regaló una sonrisa cálida. "Estoy aquí y siempre lo estaré. Eres todo para mí."
Jungkook no pudo evitar inclinarse una vez más, besando con devoción el cuello de Taehyung, sus labios dejando una estela de adoración en cada punto que tocaban. Con cada caricia, cada palabra suave de su omega, sentía cómo su ansiedad se desvanecía, reemplazada por una paz que solo Taehyung podía darle.
Ambos se quedaron así, abrazados, susurrando palabras bonitas el uno al otro, compartiendo una intimidad que iba más allá de lo físico. Para Jungkook, la cercanía y el amor de Taehyung eran todo lo que necesitaba para sentirse completo.
Jungkook no podía apartar sus labios del cuello de Taehyung. Había algo adictivo en la combinación de su aroma a vainilla y canela, mezclado con el calor de su piel. Cada beso que le daba lo acercaba más a esa sensación de seguridad y pertenencia que solo Taehyung podía ofrecerle. Sin poder resistirse, comenzó a dejar marcas en la piel delicada de su omega, succionando suavemente hasta que aparecieron pequeños moretones.
Taehyung soltó un leve suspiro al sentir la presión de los labios de Jungkook en su cuello, pero no se movió. Sabía que Jungkook necesitaba esto, necesitaba marcarlo como suyo, asegurarse de que su conexión era real y tangible. Mientras Jungkook trabajaba con devoción, Taehyung dejó que sus dedos se enredaran en el cabello oscuro del otro, acariciándolo con ternura.
“Jungkook,” murmuró suavemente, su voz apenas audible sobre el sonido de los besos que el mayor seguía dejando en su piel. “Puedes marcarme todo lo que necesites. Soy tuyo.”
Jungkook detuvo por un momento sus atenciones para mirarlo a los ojos, esos orbes azules que siempre lo desarmaban. Había una mezcla de deseo y amor en su mirada, una necesidad profunda de pertenencia que iba más allá de las palabras. Sin decir nada, volvió a inclinarse, su lengua acariciando una nueva sección del cuello de Taehyung antes de succionar con más fuerza, dejando otro chupón marcado.
Taehyung sintió el calor subir por su cuerpo, pero no era solo por la forma en que Jungkook lo estaba marcando. Era la intensidad del momento, el peso de las emociones que compartían, lo que lo hacía sentir tan vulnerable y protegido al mismo tiempo. No había ningún lugar en el mundo donde se sintiera más amado que entre los brazos de Jungkook.
“Eres tan perfecto,” murmuró Jungkook contra su piel, besando las marcas que había dejado. “Te amo tanto, Tae. Nunca voy a dejar que te vayas.”
“Y no tienes que hacerlo,” respondió Taehyung, girando ligeramente su cabeza para que Jungkook pudiera seguir con su labor.
Jungkook sonrió contra la piel de su omega, su corazón latiendo con fuerza por la devoción que sentía. Continuó dejando pequeños chupetones, bajando lentamente hacia la clavícula de Taehyung, succionando y mordiendo suavemente, asegurándose de que cada marca fuera visible, una señal inconfundible de su amor y posesión.
Taehyung se mordió el labio, disfrutando de la sensación, mientras sus manos continuaban acariciando la espalda de Jungkook, ofreciéndole todo el consuelo que pudiera necesitar. Era un momento íntimo.
“Quiero que todos vean esto,” murmuró Jungkook, deteniéndose un momento para admirar su obra. “Quiero que todos sepan que eres mío, Tae.”