Una semana había pasado desde aquel apasionado encuentro entre Jungkook y Taehyung. La noticia de su relación se esparció rápidamente por la universidad, y aunque nadie lo había anticipado, todos respetaron su amor, sin intentar interferir. Ambos se sentían más que felices, y solo deseaban estar juntos para explorar el verdadero significado de ser y sentirse amados.
La primavera había llegado a Seúl, envolviendo la ciudad en una atmósfera cálida y vibrante. En un parque cerca de la casa de Taehyung, los dos se encontraban disfrutando de la suave brisa y el aroma de las flores que comenzaban a florecer. Jungkook empujaba suavemente el columpio en el que Taehyung se mecía, su risa resonando entre los árboles.
Este era su pequeño ritual, uno que ambos habían llegado a adorar. Cada vez que Taehyung se subía al columpio, Jungkook lo empujaba, riendo junto a él, mientras los colores del atardecer se reflejaban en los ojos azules de su amado. Sin embargo, esta vez, el movimiento del columpio se detuvo abruptamente, lo que hizo que Taehyung se girara para mirar a Jungkook, preocupado por la expresión pensativa que se dibujaba en su rostro.
—¿Qué pasa, Jungkook-ah? —preguntó Taehyung suavemente, inclinando la cabeza con curiosidad.
Jungkook lo miró, sus ojos oscuros reflejando un torbellino de emociones antes de suavizarse en una sonrisa tierna. Dio un paso adelante, sosteniendo con delicadeza las manos de Taehyung mientras lo ayudaba a bajar del columpio. Cuando estuvieron frente a frente, Jungkook habló, su voz apenas un susurro en la brisa primaveral.
—Gracias, Tae... —comenzó, sus dedos acariciando suavemente las manos de su amado—. Gracias por mostrarme lo que realmente significa amar y ser amado. Antes de ti, no sabía lo que era esto... Esta calidez, esta paz. Gracias por permitirme entrar en tu vida y enseñarme lo que es el amor.
Los ojos de Taehyung se suavizaron ante las palabras de Jungkook. Sentía que su corazón se hinchaba de amor al ver la sinceridad en los ojos de su alfa. Con un suave tirón, lo atrajo hacia él, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello en un abrazo cálido.
—Tú también me has enseñado mucho, Jungkook-ah —murmuró Taehyung contra su cuello—. Me has mostrado lo que es sentirse seguro, protegido, y lo que significa confiar plenamente en alguien. Contigo, soy completamente yo, sin miedo, sin dudas. Te amo, y quiero que sigamos construyendo este amor juntos, día a día.
Jungkook respondió al abrazo con la misma intensidad, sintiendo que su corazón latía al unísono con el de Taehyung. Se quedaron así, en silencio, disfrutando del momento, sin necesidad de palabras. La primavera a su alrededor parecía reflejar el florecimiento de su relación, prometiendo un futuro lleno de amor, comprensión y felicidad.
Finalmente, Taehyung se apartó un poco, solo lo suficiente para mirar a Jungkook a los ojos. Con una sonrisa traviesa, dijo:
—Ahora, ¿qué te parece si vamos por ese helado que tanto me prometiste?
Jungkook rió suavemente, asintiendo antes de tomar la mano de Taehyung y entrelazarla con la suya.
—Vamos, mi amor. Hoy es un día perfecto para hacerte aún más feliz.
Después de disfrutar su helado, Jungkook y Taehyung pasearon tranquilamente por el parque, sus manos aún entrelazadas, disfrutando de la suave brisa primaveral. La luz del atardecer empezaba a teñir el cielo de tonos anaranjados, creando un ambiente perfecto para la sorpresa que Taehyung tenía planeada.
—Kookie, cierra los ojos un momento —pidió Taehyung con una sonrisa juguetona.
Jungkook, siempre confiando en él, obedeció sin dudar. Se quedó quieto, con una leve sonrisa en los labios, mientras Taehyung se movía a su alrededor, asegurándose de que el regalo estaba listo. Con cuidado, sacó una pequeña cadena de su bolsillo, un delicado collar que había elegido con mucho cariño. El colgante en la cadena era la mitad de una flor, finamente trabajada en plata. Con suavidad, Taehyung colocó la cadena alrededor del cuello de Jungkook, cerrándola con un pequeño clic.
—Ahora puedes abrir los ojos —susurró Taehyung.
Jungkook hizo lo que le pidió, y al mirar hacia abajo, sus dedos encontraron el collar. Lo examinó por un momento, notando que la flor estaba incompleta. Alzó la vista hacia Taehyung, con una mezcla de curiosidad y admiración.
—Es solo la mitad... —murmuró Jungkook, acariciando el colgante con sus dedos. Entonces, vio que Taehyung sostenía una cadena idéntica en su propia mano, con la otra mitad de la flor.
—Y yo tengo la otra mitad —dijo Taehyung con una sonrisa tierna—. Juntos, completamos la flor, al igual que nos completamos el uno al otro.
Jungkook se sintió invadido por una oleada de emociones. Aquella simple pero significativa joya representaba perfectamente lo que sentía por Taehyung: juntos, eran más fuertes, más completos. Sin decir una palabra, tiró suavemente de Taehyung hacia él, abrazándolo con fuerza, como si quisiera fundirse en él.
—Te amo, Taehyung —susurró Jungkook contra su oído, su voz llena de sinceridad.
—Y yo a ti, Jungkook-ah, más de lo que las palabras pueden expresar —respondió Taehyung, sus manos acariciando la espalda de su alfa con ternura.
Jungkook se apartó solo lo suficiente para poder mirarlo a los ojos, esos ojos azules que siempre lo hacían sentir en casa. Sin más preámbulos, se inclinó y selló sus labios con los de Taehyung en un beso suave. Como amaban sentir sus alientoa mezclandose con tanto amor.
El mundo a su alrededor pareció desvanecerse; en ese momento, solo existían ellos dos, su amor y la conexión inquebrantable que compartían.
Fin.
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Black swan Kookv
FanfictionKim Taehyung es hermoso, extrovertido y popular. Su aura es etérea, digna de contemplar; cualquiera que lo mire estará condenado a caer a sus pies. Por otro lado, Jeon Jungkook es reservado, timido y con una presencia sutil que no llama la atención...