XII

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Jungkook se acercó lentamente a Taehyung, sus dedos rozando suavemente la piel desnuda de la cintura del omega, que temblaba bajo su toque como si cada caricia encendiera una chispa en su interior

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Jungkook se acercó lentamente a Taehyung, sus dedos rozando suavemente la piel desnuda de la cintura del omega, que temblaba bajo su toque como si cada caricia encendiera una chispa en su interior. Taehyung estaba sentado en el borde de la cama, su respiración entrecortada mientras observaba con adoración al alfa. La luz de la luna se filtraba a través de las cortinas, creando sombras suaves que bailaban en las paredes, añadiendo un aire etéreo a la intimidad del momento. La noche los envolvía en una burbuja de tranquilidad y deseo, como si el mundo entero hubiera desaparecido, dejando solo a ellos dos.

El omega de Taehyung vibraba con una satisfacción silenciosa, sus instintos primordiales reconociendo la presencia protectora y dominante de Jungkook. Era una conexión profunda, que trascendía palabras y acciones, un vínculo grabado en su ser, tan poderoso como el destino que los había unido. Cada fibra de su cuerpo reconocía al alfa frente a él, y esa certeza lo llenaba de una felicidad abrumadora.

Jungkook inclinó la cabeza, capturando los labios de Taehyung en un beso lento y profundo, sus labios moviéndose con una precisión calculada, transmitiendo toda la pasión y el amor que sentía por él. Taehyung, aunque estaba anonadado por la intensidad del momento, respondió con igual fervor, sus manos enredándose en el cabello sedoso de Jungkook, tirando ligeramente para acercarlo aún más, como si quisiera fundirse con él.

-Te amo-,murmuró Taehyung, apenas consciente de que las palabras que salían de sus labios eran un eco de los sentimientos de su omega, cuando sus labios se separaron, sus ojos brillando con una mezcla de emoción y devoción. -Te pertenezco, Jungkook. Pero también eres mío-. Su voz era suave, pero cargada de un poder que venía de lo más profundo de su ser.

El alfa sonrió ante esas palabras, su corazón latiendo con fuerza. Era un reconocimiento mutuo, una promesa de lealtad que no requería más pruebas. -Lo soy-, respondió, su voz grave y llena de convicción. -Siempre seré tuyo, Tae.-

Jungkook se inclinó hacia adelante, marcando el cuello de Taehyung con un beso suave, dejando una huella de calor sobre la piel del omega, antes de bajar la mirada hacia las marcas que había dejado antes, como recordatorios de su unión. Sus dedos acariciaron las rojeces con ternura, el contraste de la piel sensible bajo su toque lo llenaba de un sentimiento de posesión que nunca había sentido tan fuerte.

-Quiero que todos vean esto, susurró Jungkook, su voz impregnada de un deseo silencioso pero firme. -Quiero que todos sepan que eres mío, Tae, así que no las tapes. Quiero que el mundo vea lo que significas para mí-.

Taehyung sonrió, sus labios curvándose en una expresión de pura felicidad mientras una oleada de calidez inundaba su pecho. Sus ojos, que normalmente eran de un azul claro, cambiaron a un dorado intenso, demostrando la presencia de su lobo, una criatura que reclamaba con la misma intensidad que su alfa. -Quiero que sepan que también eres mío, Jungkook- respondió, su voz resonando con la fuerza de su lobo, que se manifestaba a través de sus palabras.

El omega de Taehyung ronroneaba en su interior, completamente satisfecho, como si cada palabra pronunciada por Jungkook sellara su destino compartido. Por su parte, el alfa de Jungkook se asentía con orgullo silencioso, sabiendo que habían encontrado algo verdaderamente especial en el otro, una conexión que ningún otro podría entender ni romper.

Black swan KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora