Capítulo 28

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Durante las semanas para Neteyam hubo algo que tuvo que comprender y aprender a vivir con ello, era una sola cosa.

Seguir adelante.

No podía estancarse en el pasado deseando volver allá, si, amaba su historia con su hombre, pero si quería SOBREVIVIR a la vida tenía que aprender a seguir adelante.

Lo volvería a ver, algún día lo volvería a ver, de eso estaba seguro.

Pasaban las semanas desde su llegada. Neteyam ya se empezaba acostumbrar a su nuevo hogar, se dio cuenta que aprendía rápido si se lo proponía, claro con la unidad de cierto chico pez que iba detrás suyo cada que podía.

Hasta cierto punto Neteyam formó una relación de amistad un tanto amena al hijo del jefe, parecía empezar a gustarle su compañía, tampoco es que el chico le pusiera muchas opciones, iba por él cada mañana para las prácticas y por las tardes le hacía compañía junto al atardecer, parecía su...rutina de cada día.

Más fuera de este punto de vista, lejos de él, había una chica la cual estaba preocupada por esto, no era malo que su hermano quisiera seguí su vida normal y no estuviera atormentarse por su pasado, pero no le parecía justo, que cierto chico se aprovechaba de la fragilidad en la que se encontraba su hermano.

Si hubiera sido en otra ocasión estaba segura de que Neteyam no hubiera aceptado la compañía del chico, por qué así era Neteyam, cualquier compañía de chico o chica en el clan la exiliaba o mantenía su distancia.

Era claro que el muchacho pez sabía la debilidad en la que se encontraba el mayor de los Sully, parecía querer ser el pañuelo de llorar para él, ser él quien lo curará, pero lejos de eso. Aonung se estaba apegando a Neteyam, le encantaba tenerlo cerca y poder conversar con él, pasar las tardes juntos viendo el atardecer era...mágico.

Para EL.

Al contrario de él, Neteyam solo iba por las tardes acompañado de su manta a ver los atardeceres por una sola razón.

Ver el color que tenía el cielo cada que el sol caía como el primer día, el recuerdo de sus ojos...le daba fuerzas.

Podía demostrar que lo había superado, podía mostrarle una sonrisa a toda su familia sobre su avance.

Pero era obvio que nunca olvidaría la imagen del hombre, podían pasar semanas, incluso un mes desde que llegaron, pero siempre...





Siempre.








Siempre.










Siempre.

Le pediría a la gran Madre que le regresara a su hombre.

Y esperaría lo que tuviera que esperar por él, le había jurado que vendría por él.

Y él, confiaba en él.

— ¿Tenías...a alguien en tu clan? —preguntó el chico pez inseguro de la respuesta.

Ambos estaban sentados a la orilla del mar observando cómo poco a poco se ocultaba el sol, el momento más importante para Neteyam.

— Si, ¿por qué?

A los ojos del chico Sully parecía no ver las segundas intenciones del contrario, estaba tan metido en su mundo que poco pasaba por su cabeza las palabras del muchacho.

— Oh.

Fue como si se hubiera metido al mar y estuviera congelado, todo este tiempo esperando algo que al parecer ya no le correspondía.

MAKTUB: Neteyam SullyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora