CAPÍTULO 20

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AMBER

"El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente el miedo ahuyenta al amor. Y no sólo al amor el miedo expulsa; también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad, y sólo queda la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma" - Aldous Huxley

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La ciudad se había vuelto loca y aunque eso era algo que esperaba, nunca creí que el caos se desataría de esta forma; pero por decisión unánime, iba a mantenerme oculta en el departamento de Nathan hasta que las cosas se tranquilizaran, aunque fuera un poco más.

Me sentía angustiada y las dudas estaban causando estragos en mi interior, pero no eran dudas sobre lo que había hecho o sobre la verdad que por fin dejé salir a la luz; no, sobre eso no tenía ninguna duda, pero sobre todo lo demás, eso si me causaba confusión y terror.

¿Cómo enfrentar la vida después de lo que había revelado? ¿Qué sucedería conmigo? ¿Cómo podía repararme después de tantas heridas?

Sí, estaba yendo a terapia y estaba avanzando; sí, por fin me había atrevido a revelar el daño que Troy me había causado, pero todavía temblaba por las noches y todavía tenía serios problemas con el contacto de los demás; todavía me asustaba de los ruidos fuertes y aun seguía disculpándome por absolutamente todo.

Nathan era paciente conmigo, demasiado paciente en realidad, pero me preocupaba que en algún momento se diera cuenta que yo solo traía problemas a lo que estaba creciendo entre nosotros; me sentía perdida, no sabía quien era y ya no recordaba lo que me hizo feliz antes de que todo este tormento comenzara; Troy me había desgastado, me había robado la fuerza y eso me asustaba, porque, ¿Qué quedaba de mí? ¿Quién era la verdadera Amber Miller?

Tal vez eso es lo que pasa cuando pasamos mucho tiempo sometiéndonos a las opiniones y decisiones de alguien más; quizá eso es lo que sucede cuando permitimos que alguien más tenga el control de quienes somos; tal vez eso es lo que pasa cuando nos sumimos en el miedo en lugar de luchar por nuestra libertad.

Me acostumbré al dolor, a la agonía y al miedo; me acostumbré a someterme y lo peor de todo, me acostumbré a su maltrato, tanto que ya no podía distinguir los límites de lo que era bueno o malo; ya no podía distinguir lo que era amor y lo que era dolor; todas las emociones estaban mezcladas dentro de mí y por más que la terapeuta dijera que eso era normal, que poco a poco todo iría aclarándose en mi mente, yo simplemente me sentía perdida y eso me causaba terror.

Nathan solía llamarme su estrella, pero yo no me sentía así o al menos ya no sentía que brillara con la misma intensidad; una vez leí que las estrellas son luces que viajan a través de la galaxia, pero que eventualmente están destinadas a apagarse, quizá eso es lo que me estaba sucediendo; tal vez era una estrella destinada a desaparecer, pero existía otra teoría aun peor sobre la muerte de una estrella; porque a veces, cuando una estrella deja de brillar es porque colapsa en sí misma y se vuelve inestable hasta el punto en que crea un agujero negro dónde ninguna luz puede escapar.

Solía ser una estrella, la más brillante del firmamento, pero poco a poco fui perdiendo ese brillo; poco a poco me arrebataron el resplandor hasta que empecé a apagarme, volviéndome inestable y convirtiéndome en un agujero negro que arrasaba con todo a su paso; un agujero en el que finalmente estaba por caer; pero antes de que mi brillo se extinguiera para siempre, alguien logró rescatarme, aunque todavía no estaba segura si podía recuperar el brillo con el que antes había deslumbrado al universo entero.

Las heridas que había dejado Troy en mi alma serían algo con lo que siempre tendría que vivir; cada una de esas heridas sería algo que llevaría por siempre, porque claro, iba a mejorar; sanaría y seguiría con mi vida, pero nunca podría borrar lo que él me hizo; cada una de sus palabras jamás desaparecería de mi cabeza y cada uno de sus golpes nunca saldrían de mis recuerdos; no podía olvidar el dolor y el miedo que sentía cada vez que se acercaba; nunca olvidaría lo que se sentía encontrarme debajo de él mientras me tomaba sin piedad; nunca podría olvidar lo mucho que me lastimó y el terror que despertó dentro de mí; todo lo que me hizo jamás saldría de mi memoria y no importaban los años de terapia o todo el esfuerzo que pusiera por superar esa parte de mi historia; estaba segura que de alguna forma, todo lo que me hizo siempre estaría marcado en mi interior, como una cicatriz profunda en mi alma.

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