CAPÍTULO 2

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AMBER 

"La música puede dar nombre a lo innombrable y comunicar lo desconocido" - Leonard Bernstein

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Me costó mucho cubrir los moretones que había dejado sobre mi cuerpo y el dolor cada vez que me movía era insoportable; mi piel escocía y me costaba respirar, pero aguante el dolor como llevaba haciendo durante todo este tiempo y simplemente me dirigí al lugar en dónde se llevaría a cabo el concierto, ya que tenía ensayo antes del gran día.

-        ¡Sincronía, Amber! ¡Te estás atrasando en la coreografía! – gritó la directora de escena

Me sabía las coreografías a la perfección, pero no tenía fuerzas para bailar; no había dormido casi nada y eso sumado al dolor que sentía en cada centímetro de mi cuerpo, era una agonía terrible, pero, aun así, me forcé a sonreír y asentí volviendo a comenzar con el baile.

No sabía por qué me costaba pedir ayuda y no entendía como nadie se daba cuenta de mi situación; los golpes, las marcas, las ojeras bajo mis ojos, todo eso no podía ser simplemente invisible, pero al parecer las personas prefieren ignorar el dolor de los demás, después de todo, al final, ese es el camino más fácil.

Era increíble como las personas preferían fingir que todo esta bien en lugar de ayudar a los demás a salir de una mala situación; ¿Cómo podían darse la vuelta y cubrirse los ojos? ¿Cómo podían solo fingir que nada malo ocurría a su alrededor?

No podía negar que por más que pareciera calmada por fuera, me sentía rota por dentro; cada vez era más difícil abrir los ojos por la mañana y estaba a un golpe de darme por vencida; quizá eso es lo que sucede cuando no puedes escapar del infierno, que ya no recuerdas como era la vida antes de eso.

Las horas pasaron muy lento y cuando finalmente terminamos el ensayo, mi cuerpo ardía, no solo por el esfuerzo si no por la presión que había ejercido sobre mis músculos de por si bastante lesionados; Raquel me trajo algo de comer al camerino y un gran vaso de café bien cargado para mantenerme despierta e hice un esfuerzo por comer, aunque eso era lo último que deseaba.

-        Mañana temprano pasaremos por ti para venir al estadio – informó Raquel mientras revisaba el itinerario en su tableta – El equipo de seguridad se desplegará como siempre y seguiremos el programa acordado; todo esta en orden, así que puedes ir a casa a descansar

Raquel bajó la tableta y se acercó para mostrarme el cronograma, pero en cuanto me tocó el brazo, me tensé y tuve que morderme la lengua por el dolor que me atravesó el cuerpo; ella pareció notar mi reacción, pero no dijo nada y solo besó mi mejilla como despedida para finalmente dejarme sola.

No quería volver a casa, no quería ver a Troy ni exponerme a que volviera a lastimarme; pero tampoco tenía ningún lugar al que ir; no tenía familia a la cual recurrir, no tenía amigos cercanos en los que pudiera confiar; estaba sola en todos los sentidos.

El auto de la agencia me llevó de regreso a casa y caminé con cuidado intentando no hacer ruido por si Troy ya se encontraba en casa, pero gracias al cielo pronto me di cuenta que no había llegado y eso me devolvió el alma al cuerpo, aunque mi tranquilidad no duró mucho dado que una media hora después Troy y los chicos del equipo llegaron a casa gritando y celebrando.

-        ¡Amber! – gritó Troy y me dirigí a la sala en la que todos estaban reunidos

Los chicos me saludaron, pero como siempre, Troy simplemente me besó con fuerza y luego me apartó antes de volver a gritar.

-        ¡Trae cervezas! – me ordenó y suspiré con cansancio antes de dirigirme a la cocina para traer cervezas y comida

Los chicos me observaban como siempre, con cautela y nervios; era increíble como a pesar de vernos durante tantos años aun así no conversábamos ni nos conocíamos; conocía lo básico sobre ellos y a veces intervenían cuando veían que Troy me gritaba, pero nunca se involucraban más allá de eso y yo tampoco reaccionaba cuando Troy iba contra alguno de ellos.

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