CAPÍTULO 1

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AMBER

"Algunas personas sobreviven al caos y así es como crecen. Y algunas personas se desarrollan en el caos porque es el caos todo lo que conocen" – Nikita Gill

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Estaba agotada y sentía que me ahogaba con cada calle que pasábamos; era triste y doloroso como mi mayor miedo era volver a casa; debería sentirme emocionada, feliz o aliviada de volver a mi hogar, pero solo sentía un pánico profundo y un terror que me alteraba los nervios.

Cuando era niña solía creer en los cuentos de hadas, solía pensar que el amor era capaz de conquistar la más dura adversidad, pero ahora tenía claro que el amor era la razón principal por la que los imperios caían y las personas perdían la vida.

Mi gran amor me esperaba en casa y aunque para el mundo éramos la pareja soñada, para mí, todo esto era una pesadilla; estaba tan casada y tan harta de bajar la cabeza, pero ya no podía soportar más gritos y golpes, así que terminaba cediendo y esforzándome por mantener las cosas en calma, aunque al final, eso no servía de mucho, porque hiciera lo que hiciera, él siempre terminaba explotando en mi contra y parecía no estar satisfecho hasta ver mis lágrimas.

- ¿Amber? Ya llegamos - dijo Raquel, mi representante y eso me sacó de mis pensamientos

- Lo siento, solo... estaba algo perdida - respondí forzándome a sonreír

- Debes estar emocionada por ver a Troy; es entendible; llevan un mes separados, debió ser duro para ambos; sé cuánto se aman - dijo mirándome de la misma forma en que lo hacían todas las mujeres al hablar de Troy; con ilusión.

Si era completamente honesta, no podía culparlas; Troy era apuesto, imponente y encantador, al menos delante de todos los demás y parecía ser el chico dorado de los mejores sueños, aunque ahora era el monstruo de mis pesadillas.

- Si... debería entrar - dije intentando contener el miedo que comenzaba a crecer en mi pecho

- Recuerda que mañana debes estar a primera hora en la disquera; un auto vendrá por ti

- Lo sé; nos vemos mañana; gracias por todo Raquel

- Gracias a ti, bonita; descansa

Mientras avanzaba hacia la puerta llevando mi maleta conmigo; la ansiedad comenzó a hacerse presente y el miedo me envolvió; hace un mes que no nos veíamos y eso había sido un alivio; pero ahora tenía que volver a la realidad y eso me aterraba.

Abrí la puerta con lentitud intentando no hacer demasiado ruido y no me sorprendió notar el caos en el que se encontraba la casa; Troy nunca había sido de los que limpiaban, según él, ese era un trabajo de mujeres y aunque teníamos un servicio de empleadas que se encargaban de mantener la casa limpia y en orden; jamás las expondría a venir a la casa mientras yo no estuviera presente; después de todo, Troy tendía a maltratar a todos los que creía inferiores a él y después arreglaba los problemas con grandes cheques o dejaba que su agente se encargara de todos los problemas que él había ocasionado.

Dejé la maleta a un lado y con cuidado fui avanzando por la casa, recogiendo algunos platos por el camino, así como las latas de cerveza que se encontraban dispersas por todo el lugar; tendría que llamar a primera hora para que vinieran a arreglar este lugar y averiguar que había sucedido en mi ausencia, pero por ahora solo quería llegar a la cama y descansar, aunque ese plan parecía bastante improbable teniendo en cuenta que Troy se encontraba en casa y se daría cuenta de mi presencia en cualquier momento.

Una vez que dejé todo en la cocina, consideré por un momento dar vuelta atrás y salir corriendo para refugiarme en cualquier otro lugar, pero antes de que pudiera hacerlo; unas manos rodearon mi cintura tomándome por sorpresa.

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