CAPÍTULO 19

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AMBER

"Cualquier momento del día o de la noche es bueno para decir basta y poner fin a una etapa de tu vida que hubieras deseado no vivir" - Raimunda de Peñafort

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Convencer a Nathan de volver a Miami fue difícil y no por falta de argumentos, porque sin duda tuve muchos, si no porque parecía sentir pánico de que algo fuera a sucederme y aunque intentaba aparentar lo contrario, yo sentía el mismo miedo, pero no podía quedarme escondida por siempre en su casa, en algún momento tendría que enfrentar mis problemas y salir a la luz, aunque algo con lo que no discutí fue con su decisión de acompañarme, sin embargo, decidí hablar con el entrenador para explicarle la situación, después de todo, Nathan tenía una responsabilidad con el equipo y yo no quería ser la causa de que recibiera una sanción.

Al inicio fue difícil hablar con el entrenador y contarle lo que estaba sucediendo conmigo; apenas lo había conocido durante uno de los entrenamientos a los que había acompañado a Nathan, pero al escuchar mi historia, él solo me abrazó y le dio la mano a Nathan antes de susurrarle algo al oído y justo después nos permitió irnos deseando que todo saliera bien en el viaje, lo que me ayudó a entender porque todos lo consideraban un padre para ellos.

Ahora nos encontrábamos en Miami, en el estudio dónde debía grabar las nuevas canciones y no podía sentirme más feliz; la banda adoraba la nueva música, Raquel estaba emocionada y la disquera me estaba dejando tranquila, además, Nathan estaba aquí y era la primera persona que deseaba que me escuchara cantar.

-        ¡Nos iremos directo a otra gira mundial! – gritó Raquel haciéndonos reír y aunque por el momento Nathan y yo estábamos manteniéndonos apartados, al menos hasta que yo pudiera dar una rueda de prensa, pude sentir su mano rozando la mía y eso me hizo sonreír.

Habían pasado solo tres días desde que estábamos de vuelta en Miami y por más que me sentía segura en el departamento de Nathan, no podía evitar mirar sobre mi hombro en cada paso que daba; aunque pronto eso solo empeoraría, porque en tan solo un par de horas se llevaría a cabo la rueda de prensa en la que le diría a la nación y al mundo entero la verdad sobre mi relación con Troy y todo el daño que había causado.

No iba a hablar sin fundamentos y eso era lo que más me asustaba; Raquel se había comunicado con algunas empleadas que trabajaban en mi casa y que habían dado su testimonio sobre lo que vieron y escucharon de parte de Troy, así como de las diferentes oportunidades en las que me agredió, además de eso; teníamos las fotografías que yo había tomado en algunas oportunidades cuando sentía el valor suficiente para denunciarlo, aunque obviamente nunca terminé haciéndolo y finalmente teníamos el diagnóstico de un médico que me había revisado poco después de llegar a San Francisco y había constatado mis lesiones; así que aunque había peleado mucho con Nathan para no ir dónde ningún médico, ahora estaba agradecida por su insistencia, porque sus diagnósticos serían claves para probar mi testimonio.

Tenía pruebas, testigos y apoyo, pero aun así continuaba sintiendo miedo; nunca imaginé que llegaría el día en que enfrentaría a Troy y mucho menos imaginé que sería capaz de dar una entrevista hablando del tema y exponiéndolo como el abusador que era, pero estaba justo por hacerlo y por más que estaba convencida, tenía miedo de lo que sucedería después de hacerlo, aunque parte de mí también sentía la necesidad de enfrentar a ese monstruo de una vez por todas y quizá era gracias a la terapia o al apoyo con el que ahora contaba, pero por primera vez en mucho tiempo sabía que no me iría para atrás; iba a denunciar públicamente a Troy y enfrentaría lo que viniera, no iba a seguir huyendo, no más.

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