tres

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tres

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PLEX

Ana no se había podido callar ni un segundo desde que Lucía había aparecido en el umbral de nuestra casa familiar. Por lo visto, y según mis padres, estaban las tres chicas muy unidas.

En el enorme sofá familiar, miraba la pantalla del móvil. Las voces de mi hermana y mis padres eran como un ronroneo de fondo.

Era un chico más de otoño, harto ya del sofocante calor del verano, sabía que al menos en Toro quedaban pocos días y para que empezara a refrescar.

En realidad tampoco podía prestarle demasiada atención a la conversación. Tenía la mente distraída en dos cosas: por un lado, la charla que me dieron Adri, Jopa y Borja antes de venir aquí. Y por otro, el tarro de sal que con esmero mi madre había dejado preparado sobre la encimera.

Lo primero era lo que más me sacaba de quicio. Los tres, estoy bastante seguro que coordinados con mi manager, Paconi, me cogieron después del viaje a Málaga y me sentaron en la mesa del comedor. Parecían la santa inquisición.

Sólo que de santos no tenían nada.

Hasta Adri estaba serio, lo cuál no lo había visto en mi vida.

No recuerdo con exactitud cuales fueron las palabras que usaron, pero básicamente me dijeron "¿que coño te pasa?".

Cierto es que con el final de la Velada, había perdido un poco la dirección y me había centrado más en salir de fiesta. Pero al final tengo veinte años y ellos lo hacen constantemente no entiendo cuál es el problema con que yo lo haga.

Dieron igual mis quejas, pues por lo visto ya habían hablado con mis padres y habían decidido que me fuera a mi pueblo. Si. Al pueblo perdido de la mano de dios dios donde empezó todo.

El lado positivo, es que en exactamente dos días ellos también estarían aquí. Esa fue la condición que les impuse a cambio de venir. No iba a quedarme yo solo aquí con Ana.

—¿Vienes al jardín?—mi hermana acababa de recolocarse sobre la encimera. Las cocinad estilo americano eran muy modernas, pero luego te olía toda la casa a comida. Ella dirijo también una mirada al tarrito de cristal y aguanto una risa.—Coge eso por favor, Lucía ya está aquí y deberíamos dárselo si no queremos que mamá nos mate.

Al final la morena se había dejado eso que venía buscando. Aunque en mi opinión diré que olía bastante a excusa.

Y de las malas.

—Voy.—seguí a mi hermana hasta la parte trasera de la casa, donde junto a la pequeña piscina que teníamos, nuestra vecina recién llegada nos estaba esperando.

Su cara se torno en una mueca graciosa al ver como estiraba el brazo y le daba el bote de sal.

—Se me había olvidado por completo.—ni que lo jures, morena. Se había cambiado de ropa y ahora llevaba algo mas pensado: unos vaqueros cortos y un top.

Por el rabillo del ojo me fijé en como mi hermana la miraba con admiración. Una pizca de celos me puso tenso, Ana solo podía tener un favorito y ese era claramente yo.

—Bueno Lucía, te toca contarme que ha sido de ti. Has estado cinco años sin venir, ya era hora de que volvieras.—Ana le preguntó. Tenía curiosidad por ver que es lo que tenía esta chica que contar, pues al final no había hecho más que cruzármela en malas situaciones.

No sabía nada de ella pero de repente era mi vecina y antigua niñera de mi hermana. Si es que el destino se estaba riendo de mi, no hay duda.

—Bueno, al final mi familia necesitaba distanciarse del pueblo después de lo de mi abuelo.—Ana asintió despacio a la explicación de la chica, como sabiendo perfectamente de lo que hablaba. Me estaba empezando a dar cuenta de que los años que llevaba viviendo en Madrid me habían hecho perderme muchas cosas.—Y ahora estoy en la universidad, estudiando magisterio. Voy a ser profe algún día no muy lejano.—la chica sonrió con orgullo al contar su historia.—¿Y tú?

—Pues ahora estoy en cuarto de la eso. Ósea que ya me queda poco para acabar el instituto.—Lucía sonrió mirando a mi hermana, y eso hizo que algo en mi interior se sintiera extraño. No sabía el que, pero un sentimiento nuevo estaba moviéndose por mi estómago.—Y bueno, ha habido mucho salseo con los chicos del pueblo, pero eso te lo cuento cuando Dani no esté delante.

¿PERDÓN? ANA ¿QUÉ?

—Ana.—mi hermana se encogió de hombros como si no hubiera soltado una bomba.—Pero que tienes doce años.

—Tiene quince.—me interrumpió Lucía. La maté con la mirada instantáneamente, si lo llego a saber no le doy la sal y que coman comida sosa toda la semana.—¿Y tú Daniel? ¿Qué hacías en Madrid?

Ahora encima de defender a mi hermana me preguntaba. Cada vez le veía más red flags a esta persona. En el momento que llegará Adri aquí tendría que esconderla de él, porque si no se iba a enamorar.

Al editor le gustaban las rompe-corazones.

Tendría que ser un buen amigo.

Suspiré antes de responder. Siempre era raro tener que explicar que narices hacía con mi vida.

—Pues me dedico a internet.—es una forma sutil de decirlo.—Y eso es lo que hago en Madrid, vivo con un par de chicos más y ya está.

—Curioso.—fue su única respuesta.

En ese momento, sono el timbre de la casa. Ana se levantó y se marcho a abrir la puerta, suponía que acababa de llegar la otra cuidadora de mi hermana.

Lucía y yo nos miramos una vez a solas. Sin Ana delante podíamos quitarnos la máscara dejar de fingir que los encuentros de antes no habían ocurrido.

—Se te ha olvidado la sal.—sus ojos se afilaron en una fina línea, evaluando si vacilarme de vuelta o no.

—Y a ti la botella de Ron.—golpe bajo.

—Sobre eso...—más valía que no le contara ni una sola palabra a Ana.

—Tu secreto esta a salvo conmigo, Dani.—pero su sonrisa de lado me daba que pensar que no.—Siempre que te portes bien, Alonso.

—Te conozco desde hace menos de veinticuatro horas y ya te odio, ¿lo sabías?—la sonrisa de la morena se ensanchó de oreja a oreja.

—Me quedó claro la primera vez que nos vimos.—los ojos color café de la chica se enfrentaron a los míos. Un duelo que no estaba dispuesto a perder.

Sin embargo, hubo algo en aquella mirada afilada, que me llevo a tener una nueva intuición.

Estaba claro que cada vez la aguantaba menos, pero algo me hacía pensar, que esa mirada castaña, me iba a mirar con algo más que con rabia.










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la puta sal JAJAJA
espero que os haya gustado,
nos leemos prontoo

agosto | YosoyplexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora