siete

1.2K 93 53
                                    

siete

🃏

PLEX


La vida daba vueltas. Y muchas vueltas, de hecho. Era como si estuviera sintiendo la completa rotación del planeta sobre mi mismo. Pero claro, eso era imposible. Además, que para ello debería ser el centro del universo, y aunque me considero una persona increíblemente importante, algo me hacía pensar que no tenía todo un sistema dando vueltas a mi alrededor.

O tal vez si.

Hacía un tiempo que había dejado de beber. La estúpida de Lucía me había convencido para ello, aún no sé ni como.

El caso es que su técnica había funcionado. Pero eso no me quitaba el alcohol en sangre ni un uno por ciento. Eché un vistazo al jardín: la rubia amiga de Lucía y Adri entablaban una conversación bastante fluida. Por su parte, Borja se dedicaba a hacer videollamada con Lili. Apenas llevaban dos días separados y ya andaban así.

Esto del amor de verdad que te deja gilipollas. Estoy bastante seguro de que esa frase se la he robado a Frank en algún momento, pero no deja de ser real.

Jopa, mi cámara de confianza en la vuelta al mundo y que había compartido conmigo tanto los buenos como los malos momentos, dormitaba en la tumbona a mi derecha.

Quién faltaba aquí era cierta morena meto-me-en-todo. A saber que narices iba liando por mi casa.

A trompicones, me puse de pie y caminé un par de pasos. Las luces en el interior de la vivienda estaban apagadas. Agradecía que mis padres llevaran tiempo ya durmiendo y que tuvieran plena confianza en mi. Lo último que quería es que ellos también se unieran a la campaña de mis amigos.

No sé que les había dado a los tres con que estaba perdido y necesitaba encontrarme. Un respiro de la fama y la ciudad, esa era su puta idea grandiosa. Claro esta que la mente pensante del grupo era Paconi, porque si no...

—Me tienes que contar.—la voz melosa de la chica que buscaba me llegó desde el otro lado de la verja. Ni la menor idea de con quién hablaba, pero teniendo en cuenta que estaba en mi fiesta, claramente lo consideré mi asunto.

Arrastré mi cuerpo, pesado e increíblemente lento, hasta la puerta metálica. Puto alcohol a veces te proporciona unos maravillosos momentos de diversión, pero otras muchas veces te destroza por dentro. Un aprendizaje que todavía no había terminado de hacer.

Lo que no esperaba encontrar, era a mi hermana pequeña sentada en el escalón al lado de Lucía hablando animadamente. No me lo esperaba, porque se suponía que mi hermana hacia rato que estaba durmiendo.

¿O no?

¿En que momento se había escapado de casa?

—¿Se puede saber que narices pasa?—las dos chicas se giraron sorprendidas. La mirada de Ana pasó de alegría a susto en cuestión de un instante. Tal vez, y sólo tal vez, mi ya no tan pequeña hermana fuera consciente de los efectos del Ron. Me dio igual. Estaba enfadado, y no tenía claro si con ellas o si conmigo mismo por no haber notado la ausencia de la bebé de la casa.—¿Cómo coño has salido de casa?

—Ana.—la morena se puso en pie, colocándose entre mi hermana y yo.—Vete a dormir anda, ya mañana hablamos. Yo me quedo con —me miró de arriba a abajo—el idiota de tu hermano.

¿Eso pensaba?

—Buenas noches.—musitó la susodicha, que no sé si del shock de haber sido pillada con las manos en la masa o de lo que pudiera estar pensando de mi, parecía exageradamente asustada.

agosto | YosoyplexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora