catorce

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catorce

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LUCÍA



Las ideas me iban a mil por hora. Y eso que a penas había dormido. En otras palabras, tenía el cerebro tostado y aún así no era capaz de frenar la corriente de pensamientos.

Un poco de ansiedad, culpa de las horas que llevaba sin fumar. Y de la nueva amistad con mi vecino, Daniel, que me estaba dando mucho en lo que imaginar. No me esperaba que en la persona que siempre había creído un completo imbécil pudiera encontrar a alguien con el que poder pasar un rato tan bueno como el de esta mañana.

Es que me lo había pasado bien de verdad. Sin beber, ni fumar. Llevaba meses sin que fuera así.

Me negaba a reconocerlo, pero mis padres no se habían equivocado tanto mandándome aquí.

Después de comer, y tras hacérseme imposible echarme una siesta, había decidido salir con Mar, pues llevábamos un par de días sin vernos, a tomar café al bar del pueblo. Un plan de señoras mayores, pero era lo mejor que podíamos hacer. Tampoco teníamos muchas más opciones.

Con dos cafés con hielo sobre la mesa, nos habíamos dedicado durante una larga hora a cotillear. Primero desmigamos la mini fiesta improvisada en casa de mis vecinos los Alonso, donde Mar se había vuelto la amiga número uno del editor del youtuber.

En realidad, ambas personalidades encajaban perfectamente. Mi amiga era lanzada, bastante poco vergonzosa y divertida. Tenía lo que muchos llamarían un "humor roto". Y Adri era prácticamente lo mismo pero en versión masculina, así que a mi parecer, podríamos estar ante el nacimiento de un nuevo amor.

Me había decidido a preguntarle esa misma tarde a Dani y a Ana, pues estaba segura de que ellos también tenían una opinión. Y si no a Jopa o Borja, pues la otra mitad del cuarteto de famosos parecían unos cotillas de primera.

Luego, le había contado nuestras últimas peleas, la propuesta de tregua y paz y como esa misma mañana habíamos pasado casi dos horas en el centro de Zamora buscando un regalo para que los hermanos se perdonaran.

La cara de sorpresa había sido épica. Llego a saberlo y la grabo, para subirla a uno de esos vídeos de reacciones famosas que consiguen miles de me gusta en Instagram y Tiktok. Mi primer paso a la fama.

La charla no nos dio tiempo a mucho más, pues la rubia dedicaba la mayoría de su tiempo a ayudar a sus padres con los animales que tenían y se debía marchar pronto. Aunque me había dejado claro que para el día siguiente, que era cuando comenzaban las fiestas del pequeño pueblo en el que pasaba el verano, iba a verla. Le habían dado vía libre en la granja y planeaba disfrutar de los días sin obligaciones como la que más.

Al despedirme de ella, emprendí el camino de vuelta a mi calle, donde me detuve frente a la casa familiar de Plex y Ana. La pequeña de los Alonso me había prometido una sesión de cotilleo esa misma tarde, por lo que decidí no darle demasiadas vueltas y pulsar el timbre de la casa.

Era un misterio quien de los múltiples habitantes iba a ser el que abriera la puerta. Por suerte para mi, me encontré con la cara con sueño de Borja.

—Me acabo de despertar de la siesta.—se justificó con un bostezo.

—No te preocupes.—trate de tranquilizarle.—Que no voy a asustarme. Ni que fueras tan feo.

—¿Le estás tirando la caña a Borja?—el cámara del grupo apareció detrás del hombro de este.—LUCÍA SE ESTA LIGANDO A BORJA, PLEX HAZ ALGO.

¿Qué?

—Claro que no idiota.—le respondí, pasando por su lado y sentándome junto con Adri en la mesa del jardín. Tan solo un par de noches antes, la habíamos usado de barra. Ahora servía de escritorio al editor, que observaba algo concentrado en su pantalla.—No quiero ligar con ninguno de vosotros.

—PLEX.—volvió a gritar Jopa.—¿HAS OIDO LO QUE HA DICHO?

Paso.

Puse los ojos en blanco y observé lo que miraba el chico a mi lado. Parecían secuencias de un vídeo clip, pero al no tener sonido me era imposible saberlo. Bien podría ser un anuncio de ropa. O de colonia.

Cada vez hacían cosas más estrambóticas.

—Deja de gritar ya, andaluz.—Ana hizo su aparición estelar cargando en una bandeja fruta cortada para todos. Dios mío, merienda gratis, que rico.—Lu, ya sabía yo que gritaban por ti.

¿Eh? ¿Qué me he perdido con tantas insinuaciones?

—A mi me falta contexto.—le respondí. Ana solo se encogió de hombros y volvió a la cocina, de la que salió un minuto más tarde junto con su hermano, que llevaba vasos y una jarra con agua.

Manteniéndose family friendly. Menos mal.

—Menos mal que has venido, porque estos estaban a punto de volverme loca.—se quejó Ana. La entendía perfectamente.—Borja y Jopa llevan todo el día vacilando a Dani, ni te imaginas.

—Sabe dios que mosca les ha picado.—comentó el susodicho, que también se sentó en la mesa. Ahora la dupla, se pasaba una pelota de playa en el césped, lejos de nuestra conversación.—Un día están modo padres protectores y al día siguiente son lo más cabrón que puede existir.

—Te estoy oyendo, Plexín.—le recordó Borja. Tuve que ahogar una carcajada al oír el apodo.

Plexin. Que lindo.

—Voy a por una pistola de agua, no les aguanto más.—susurró el youtuber. Vaya, se mascaba una masacre.

Aquello pintaba que iba a acabar mal, aunque no podía decidirme sobre cual de las dos partes iba a salir peor parada.

—Lu, ¿te puedo hacer una pregunta?—asentí a las palabras de la niña, ya no tan pequeña, con la mirada fija en la espalda de su hermano, que desaparecía en el interior de la vivienda.—¿Tú y mi hermano...?

¿Perdón?

—No, Ana.—me reí.—Nada de eso. Acabamos de despelearnos, no sé que os ha dado a todos con que estamos juntos.

Vaya ocurrencias.

¿No?

—Ah bueno, es que después de esta mañana pues me ha parecido.—murmuró.—No se, pensaba que...

—Te perdono, no te preocupes.—bromeé. Ni se me pasaba por la cabeza vaya.

Justo en ese momento, el rey de Roma apreció de nuevo, armado con una Nerf y su bañador de marca.

—¿Queréis guerra? Tomad guerra.

¿Este loco y yo?

Ni de puta broma.














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eso dicen todas jajaja,

espero que os haya gustado
nos leemos!!

agosto | YosoyplexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora