veintiocho

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veintiocho

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PLEX

Llevaba días atormentado por las palabras de Jopa. Dándole vueltas como una noria a eso de que algo iba a hacer que nos estallase en la cara lo que sentíamos el uno por el otro.

Porque la cuestión era lo que sentía por ella. Lucía había llegado a mi vida como un torbellino, una mañana random con un cigarro. Y luego había vuelto a aparecer semanas después en una fiesta más aleatoria aún en medio de Málaga.

Y si aquello no era suficiente coincidencia, el destino la había hecho mi vecina en el pueblo de escasos habitantes en el que estaba pasando el verano.

—Estás más rallado que una cebra.—Adri me tiró una lata de CocaCola, como invitándome a reaccionar rápido. Por suerte mis entrenamientos de La Velada no habían sido en vano, pues sino el metal me habría dejado un chichón en la frente del tamaño de Canada.

Estábamos los dos solos en casa. Sorprendentemente, pues Borja y Jopa se habían marchado a acompañar a Ana al centro de la ciudad, a comprar material escolar para el curso, ya que no quedaban demasiadas semanas antes de que mi hermana tuviera que volver a las clases.

Que ellos ejercieran de hermanos mayores y no yo no me hacía nada de ilusión. Pero habían insistido tanto que no me había quedado elección.

Lucía se había ido con ellos, para darle un toque más femenino al asunto. Y como ya eran demasiados en el coche, el editor y yo nos habíamos quedado con los perros, de guardianes de la casa.

—¿Ese ha sido tu mejor chiste?—me había recordado a Lucía llamándome jirafa. No sé que es lo que tenían mis amigos con los animales del safari.

—Bro es culpa de Mar, siempre que hablo con ella me cuenta cosas de la granja y sus animales.—se excusó. Y aunque lo decía enfadado, los dos sabíamos que estaba obsesionado con la rubia y su increíble personalidad.

—Cómo si no te encantase.—me metí con el, aprovechando la cercanía para golpearle el costado.

Me devolvió por un segundo a la vuelta al mundo, cuando estábamos trabajando codo con codo todas las noches. Grabando los mejores y peores momentos de nuestro día y editando sin dormir para tener contenido.

Lucía tenía razón, cuando empiezas a estar bien, el resto de cosas vienen solas. Cada vez me sentía más cerca de recuperarme del todo, de volver a ser el de siempre. El chico inspirador con una sonrisa para todos.

—Bueno si.—se rascó la nuca en un gesto nervioso.—Pero que te voy a decir a ti, que no has dejado de mirar al horizonte pensando en las curvas de la vecina.—alce las cejas. Más le valía no haber mirado tanto a Lucía como para conocer sus curvas.— ¿Lo vas a reconocer ya? Que no sois mejores amigos ni nada de eso, si no que estáis increíblemente pillados el uno del otro.

—Bro.—aunque sus risas me dieron a entender que le importaba poco lo que fuera a decir. Que él tenía su opinión bien clara y formada desde hacía tiempo.

—Si tan claro tienes eso...—no me gustó nada por donde iba la conversación, porque las ideas de Adri nunca eran buenas. En especial en materia amorosa. Aún no entendía como es que se había echado novia. O lo que fueran él y Mar.

—No lo tengo. Ese es el problema.—me sujeté el puente de la nariz cansado. No tenía nada claro. El beso tonto con el que había callado a Lucía había resultado ser todo menos eso.

Y aún pagaba las consecuencias de mi acto. A la vista estaba.

—Pues para eso tengo la solución.—me imagine perfectamente a Adri con dos cuernos rojos y una cola, como si fuera el diablo, en mi hombro  izquierdo. Temiéndome lo que fuera a proponer.—Escríbele a una de esas chicas que tienes en el móvil, y averigua si lo que tienes con Lucía es real o no.

La cabeza de Jopa, transformado en ángel, apareció sobre mi otro hombro. Era como una serie de dibujos animados.

Las propuestas de Adri nunca eran buenas. Abocaban al fracaso seguro. Pero es verdad que su método sonaba efectivo...

¿Por qué siquiera estaba planteándomelo? Si era claramente una idea pésima.

—Le veo fallos a tu plan.—el editor no me dió tiempo a reaccionar, me arrebató el teléfono de las manos y antes de que pudiera evitarlo le había escrito a un par de números que tenía agregados con Toro al final.

Iba a matarlo.

—Pues te guste o no, tienes una cita en...—hizo una pausa para consultar el tiempo en la pantalla.—media hora.

—¿Qué?—la cabeza flotante de Jopa negaba decepcionada.—No, no. Adri, no.—empecé a negar yo también, imitando a la imagen de mi amigo.

—¿Por?—pregunto el editor sin devolverme mi teléfono aún.

—No por nada en especial, la chica esa, sea quien sea, seguro que es una persona maravillosa. El tema es que me da igual, Iglesias.—Lucía haciendo rosquillas con su abuela apareció en mi mente, y la intensidad de su mirada café, y el amor con el que siempre me había cuidado aún cuando éramos dos completos desconocidos. La lista seguía.— Me da igual, porque no son ella.

La conclusión llegó a mi por cuenta propia, como una iluminación. El peso de mis palabras me calló como un jarro de agua fría.

Me gustaba Lucía. Y mucho.

—Te lo dije.—la sonrisa de suficiencia del editor me hizo revolverle el pelo.—Te lo llevamos diciendo desde el primer momento, estas enamorado como un bobo de esa chica.

Seguía procesando lo que significaba ese descubrimiento. Me había enamorado de Lucía.

Ahora el problema era que ella lo hubiera hecho de mi. Había estado tan obsesionado con pensar que sólo éramos amigos que dudaba de si había habido señales por su parte.

Mierda.

Adri volvió a reírse de mi.

—Ojalá hubiéramos grabado esto en vídeo, porque eso si que hubiera sido épico.—le saqué el dedo de en medio como respuesta.

—Algún día te vas a enamorar tú y ya verás.—le amenacé.

—No lo niego.—aseguró mi amigo.—Pero está claro que yo no lo voy a negar durante un mes diciendo que es mi mejor amiga.

—Déjame en paz, Adri.—me quejé de nuevo. Ahora que estaba seguro de mis sentimientos, tenía más ganas aún de estar con la morena e intentar averiguar si ella sentía lo mismo.

Aunque tenía un presentimiento.

—PLEX ESTA ENAMORADO.—gritó al aire.

Era un idiota. Pero era cierto.























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jopa angelito mi fav

os adoro,nos leemos pronto

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agosto | YosoyplexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora