quince

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quince

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PLEX


La visión de mi hermana susurrándole secretos al oído a Lucía no me terminaba de encantar. Menos con la tarde que llevábamos.

Desde que los chicos se habían enterado de que la morena y yo nos habíamos pasado la mañana de compras por Zamora y que habíamos vuelto a casa con un ramillete de flores, las burlas habían sido continuas.

La forma en la que Ana miraba a Lucía me hizo pensar que mi hermana también nos veía como algo más. Sabía que mi clon en miniatura era una gran fan de la morena, pero de ahí a vernos como algo más.

—¿Y cuando va a venir Mar?—la pregunta de Adri nos pilló a todos desprevenidos. Incluso a Borja y Jopa, que más alejados del resto parecían planear un atraco.

—¿Mi amiga?—se sorprendió Lucía.—Pues no sé, supongo que si las fiestas del pueblo empiezan mañana, que es lo que me ha dicho ella, ese mismo día.

El aire comenzaba a tornarse más fresco, según iban cayendo las horas de la tarde. Las golondrinas habían alzado su vuelo por el atardecer, casi como si se tratara de un cuadro del mismo Monet.

Era de las primera veces en semanas que sentía mi pensamiento creativo fluir con normalidad. Las ideas me venían a la mente como lo habían hecho años atrás, cuando comencé con Youtube. Me sentí por un instante como a la vuelta del primer viaje del santuario de Frank, renovado y nuevo.

—Eso no es lo importante, Iglesias.—le recordó Borja, como si se hubiera olvidado de la cosa más vital del mundo.—Mañana viene Lili.

—¿Lili?—mi hermana paso de la intriga a darse cuenta de quien hablábamos en cuestión de segundos.—Liliana, que bien. No sabía que la habías invitado.—ese último comentario iba claramente dirigido a mí.

—Ha sido cosa de último minuto, viene a ver a Borjita un par de días y se vuelve a Madrid.—le expliqué. 

Lili era la novia de Borja. La pareja ha pasado por muchos altos y bajos, desde la distancia de estar en Australia y Madrid a los problemas de llevar muchos años juntos pero separados. Porque habían pasado bastante tiempo queriéndose pero sin oficializar las cosas. Ahora su principal problema era el ojo público, que les sometía constantemente a preguntas y les tenía bastante hartos.

Problemas de la fama que poca gente podía llegar a entender.

Por mi parte, como relaciones no había tenido, no me imaginaba lo que era sentir eso en mis propias carnes. Pero ya lidiaba con suficientes consecuencias de ser conocido como para añadir esa más a mi lista. Mis líos de una noche no dejaban huella y así debía de seguir siendo.

—¿En que piensas?—Lucía me distrajo de mi mente, donde ya estaba comenzando a seguir una espiral de ideas peligrosa. La morena, me estaba dando cuenta, parecía tener un tercer ojo puesto en los demás.

—Nada.—mentí disimuladamente.—Pero bueno Ana, ¿vas a contarnos quién es el chico?—escuché a Adri aguantar una risa a mi lado.—Iglesias, no te hagas el gracioso que mañana le contamos a Mar que te has enamorado de ella.

—Bro era una broma.—se quejó el editor, que no había despegado la vista del último proyecto en el que estaba trabajando. Teníamos planeadas sacar unas canciones en septiembre, y se estaba ocupando del montaje de los videoclips.—No vamos a hacer más planes malévolos para que Anita se escape de casa.

—¿Ah no?—ahora la mala mirada se la ganó Jopa, que estaba disfrutando la situación. No tenía nada en contra del cámara con lo que amenazarle, y era por eso que se lo estaba pasando en grande haciendo comentarios sobre Lucía y yo y sobre mi hermana y sus escapadas nocturnas a mis espaldas.

El mismo amigo preocupado por que me notaba mal es el que disfruta metiéndose conmigo. Con gente así, ¿quién quiere enemigos?

—No les hagas ni caso.—Lucía apoyó su mano encima de mi antebrazo, en señal de cariño. Vaya vecina, no sabía que ahora a parte de una tregua también éramos aliados.—Ana, cuéntanos lo de Mateo.

—Ósea que tú sabes quien es.—la mire acusadoramente. Ella solo se río, dando un ligero apretón en la zona que manteníamos en contacto. Que adorable la morena de pronto.—Traidora.

—Calla y déjala hablar, Alonso.—Ana asintió, dándola la razón. Hasta Adri hizo un ruidito para demostrar que estaba de acuerdo. Jopa y Borja se quedaron en silencio, sin volver a sus planes macabros.

De verdad lo digo, esa dupla son un auténtico peligro.

—Gracias Lu.—mi hermana inspiró hondo antes de comenzar a narrar su historia.—Pues lo que ya sabéis, Mateo y yo llevamos varias semanas hablando y antes de que vinierais habíamos quedado una vez con el resto del grupo. Pero sabía que Dani ni de broma iba a dejar que quedáramos a solas así que gracias al plan pasamos la tarde juntos. Y me lo pasé muy bien.

—Somos unos putos genios.—Borja le chocó los cinco a Jopa, y aunque pareció pensar en hacerlo con Adri y Lucía se lo pensó dos veces al verme al lado. 

—Y ahora hemos seguido hablando y las cosas parece que van bien. Es un chico bastante gracioso, le gustan los deportes y los animales y se preocupa por mi. A ver si mañana puedo verle en las fiestas del pueblo, que ha dicho que va a salir.—terminó de contar mi hermana pequeña.

He de decir que me encontraba escandalizado. Pero una mirada de lado de Lucía me dejo claro que no debía regañar a Ana. Ya habíamos acordado que era mayor y que tenía que dejar de verla como un bebé.

—Tendrás que presentárnoslo, entonces.—propuso Jopa.—Los tíos tenemos que darle el aprobado. 

Eso era una idea de mierda. Sin duda.

—Pobrecito, vais a asustarle.—salió en su defensa Lucía.

—Tenemos que darle el visto bueno.—añadió Adri.

—Sólo si prometéis portaros bien.—cedió Ana. Si es que mi pobre hermana tenía un corazón de oro y adoraba a los chicos, además sospechaba que a ella también le hacía ilusión presentar a ese medio novio.

El único que quería pegarse un tiro con la situación era yo.

Pero al final, un par de miradas de corderito, unos cuantos comentarios insinuantes de Adri y unas fotos comprometedoras que tenía Borja en el móvil me convencieron. Íbamos a darle una oportunidad al tal Mateo.

Y debía recordar robarle el móvil a Borja, no podía seguir con fotos mías con chicas random en Málaga, iba a acabar con mi reputación.

Al despedirnos, acompañé a Lucía hasta la verja de su casa. Las dos veces que lo hice, se le olvidó fumar después, así que estaba probándolo como método.

—Gracias por ayudarme con lo de Ana, una vez más.—le dije de nuevo. Sus ojos castaños asomaron tras un par de mechones morenos, que se colocó con habiliadad detrás de la oreja. Tenía la tez morena del sol, pero se veía aceitunada bajo la luz amarillenta de las farolas.

—No es nada, Plexín. Es lo que hacen los amigos.—supuse que tenía razón. Porque eso era lo que éramos ahora.

Amigos.









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por el cumple de daniel, que se nos hace mayor 

(me saca cuatro días, ¿qué?)

espero que os haya gustado mucho,

nos leemos <3


agosto | YosoyplexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora