Sus amigos se despidieron de él pasadas las 3 de la mañana, insistieron en acompañarlo a casa o esperarlo a que consiguiera un taxi, pero él insistió en que no era necesario porque estaba bien y podría arreglarse por su propia cuenta. En realidad no lo estaba, había bebido demasiado y tal vez ni siquiera estaba lo suficientemente consciente cuando se subió a su propio auto y comenzó a conducir. No era la primera vez que lo hacía, después de todo. Nadie sabe en qué momento y de que manera sucedió, tal vez todo se tornó extraño a su alrededor y poco a poco se fue oscureciendo. Lo encontraron algunas horas después, algunos metros lejos de su auto, auto que no había terminado en las mejores condiciones después del impacto. Especulan que pudo haber logrado bajarse por su cuenta y caminar un poco antes de desplomarse en medio de esa calle, o que tal vez algún otro auto le había dado el golpe final. Nadie sabía ni podría saber en realidad lo que había sucedido. Lo único que todos sabían ahora es que él ya no regresaría.
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•La plática con Changbin se sigue reproduciendo una y otra vez en mi mente. De alguna manera pudo hacerse de un poco de información al respecto, aunque básicamente todo eran especulaciones. Sin embargo, ahora no puedo dejar de pensar en ello. La cabeza me duele demasiado y mi corazón no se encuentra en las mejores condiciones. No sé cuántos días me he recluido en la casa de mis padres, no tuve el valor de quedarme solo en la pequeña habitación de mi pequeño departamento. Solo recuerdo haber llegado esa maldita noche y llorar como un niño pequeño en los brazos de mi madre. Ella no preguntó nada, al menos no esa noche. Tal vez uno o dos días después fue cuando tuve un poco de control sobre mí mismo para contarle al respecto, pero en cuanto las palabras dejaron mis labios no pude evitar derrumbarme de nuevo.
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•Creo que ha pasado una semana. Una semana en la que me he cuestionado si tal vez haberle enviado ese maldito mensaje podría haber cambiado un poco las cosas. Tal vez si le hubiera pedido que viniera a mi departamento él habría dicho que si. Tal vez ahora me estaría preparando para ir hacia el restaurante. Oh, el maldito restaurante. Ni siquiera sé si tendré el valor para regresar ahí de nuevo.
No tuve la fuerza para llamarle a Hannah los primeros días, pero me he encargado de enviarle al menos un mensaje cada día para recordarle lo mucho que la quiero. Después de una semana al fin le he llamado y he intentado darle un poco de consuelo, aunque por dentro me sienta destrozado. Me repito una y otra vez que ella era su hermana y yo un simple chico a quien había conocido hace poco tiempo.
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•Creo que es la segunda semana cuando la culpa que siento hacia mí empieza a dirigirse hacia él mismo. No puedo evitar sentirme enojado porque al final rompió su promesa, al final él también me mintió. Prometió nunca dejarme. ¿Por qué lo había hecho entonces? No puedo evitar llorar cada vez que escucho esa maldita canción. No puedo evitar sentir demasiado la letra en estos momentos. Lloro mientras le canto con el corazón roto que por favor nunca me deje. Pero lo ha hecho.
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•Al final de unos días decido que no es su culpa, y aunque sigo un poco enojado al respecto, decido que culpar a sus amigos me ayudará a calmar un poco la culpa abrazadora que ha empezado de nuevo a llenarme el pecho. Ellos son los culpables, me repito una y otra vez. Ellos debieron cuidarlo, no debieron dejarlo solo, ellos sabían que aún la estaba pasando mal. Tal vez su ex esposa también tenga parte de la culpa. ¿Por qué lo había dejado de todas formas? Él era un gran hombre. ¿Acaso se había olvidado de eso? Ni siquiera recuerdo si la vi la noche del funeral, aunque honestamente no recuerdo nada más que la expresión destrozada en el rostro de sus padres y la extraña tranquilidad en el rostro de él.
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•Dos semanas. El restaurante se ha mantenido cerrado durante dos semanas. Hannah llamó la noche de ayer y mencionó que el día de hoy todos debíamos reunirnos en el. No sé que ha decidido al respecto y tampoco tuve el ánimo de preguntar.
A penas hace un par de días regresé a mi departamento. Tomo una larga ducha y me lavo el cabello con mucha calma, ni siquiera puedo recordar cuando fue la última vez que lo hice. Oh, el maldito cabello negro, ni siquiera pude presumirle un poco de frente sobre lo bonito que me había quedado.
Me visto con lo primero que encuentro, sin pensar demasiado en ello y salgo de mi departamento arrastrando los pies. Tomo el autobús y ni siquiera considero escuchar música. Últimamente todo lo que escucho me recuerda a él, y como no me parece buena idea terminar llorando delante de tantos desconocidos en medio del autobús, prefiero mantener los auriculares escondidos en algún lugar de mi mochila y el teléfono apagado entre mis manos.
Cuando cruzo las puertas traseras del restaurante me encuentro con muchas miradas siendo dirigidas hacia mí. Todos están de pie, al parecer escuchando algo que Hannah estaba diciendo. Hago una reverencia rápida hacia los presentes y me acerco a donde mis amigos se encuentran. Ellos sonríen hacia mi e intento hacer lo mismo en respuesta.
–Oh, Minnie. Al fin has llegado.
–Lamento el retraso –me disculpo con una leve inclinación de cabeza.
–No te preocupes, en realidad apenas estaba comenzando a hablar con los chicos. Les decía –me mira un par de segundos antes de dirigir su mirada hacia los demás– que después de haber pensado mucho al respecto y haber platicado con mis padres, hemos decidido mantener el restaurante en funcionamiento. Después de todo este siempre ha sido el sueño de mi hermano.
–Hannah, ¿tú te harás cargo a partir de ahora? –pregunta Jeongin lo que seguramente todos nos estamos preguntando.
–Me encantaría poder tener todo el tiempo disponible para hacerlo, pero saben que con mi carrera a punto de terminar y las exposiciones que he estado ayudando a planear en la galería es un poco complicado. Sin embargo, estaré aquí cada vez que me sea posible.
–¿Y qué sucederá cuando tú no puedas? –pregunta ahora Changbin.
–Bueno, en esos días Minho se hará cargo. Creo que algunos de ustedes ya lo conocen.
–¿Minho ha regresado a Corea? –cuestiona de nuevo Jeongin.
–Si, le llamé hace un par de semanas. Ha estado al pendiente de mi familia durante estos días. Justo ahora se encuentra de nuevo en Estados Unidos, dijo que necesitaba algunos días para arreglar unas cosas antes de regresar. Debería hacerlo a finales de esta semana.
–De acuerdo –habla Changbin mientras se acerca a ella y la toma de las manos–. Sabes que también cuentas con nosotros, ¿cierto? Todos podemos ayudar en lo que haga falta.
–Agradezco mucho que lo digas, Changbin. De hecho quería hablar sobre eso contigo –Changbin mantiene toda su atención en ella, soltando sus manos y alejándose un poco para mirarla directamente–. Me gustaría que empezaras a aprender un poco más sobre el funcionamiento del restaurante. Sé que en el pasado has sido de mucha ayuda para mi hermano. Sería bueno que te quedaras cerca de Minho, sabes que es quien nos enseñó a mi hermano y a mi todo sobre cómo llevar de manera adecuada este lugar. Y cuando ninguno de los dos podamos hacernos cargo, me gustaría que lo hicieras tú.
–¿A qué te refieres exactamente?
–Quisiera que fueras el tercer encargado. Tal vez en algún momento ni Minho ni yo podremos continuar aquí, entonces creo que tú serías la persona ideal para estar al frente. Sé que mi hermano lo querría de esa manera.
–Cuenta conmigo, Hannah –dice mientras se acerca de nuevo a ella y la envuelve en sus brazos.
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A true love for Minnie
أدب الهواةA sus cortos 24 años, Seungmin pensaba que tenía la vida resuelta: -Un novio atractivo que lo amaba intensamente. -Un departamento cómodo y acogedor que ambos compartían. -Un trabajo estable, que si bien no era lo que siempre había soñado, le...